«Tanguy y las banderas», de Equipo Crónica
«Tanguy y las banderas», de Equipo Crónica - ABC

La Galería Barbié reivindica la escultura clásica de vanguardia

Una muestra reúne obras de Jean Arp, Giorgio de Chirico, Julio González, Equipo Crónica y Pablo Gargallo

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Un día Salvador Dalí vio un móvil de Calder y dijo: «este chico no sabe que la escultura no se mueve». Desde esa anécdota ha llovido mucho y las obras del escultor norteamericano no hacen más que subir. «Los precios de Calder en las subastas están por la nubes», explican los responsables de la Galería Barbié de Barcelona que tienen la oportunidad de presentan tres calders que pertenecen a una colección privada española y están a la venta.

Estos tres móviles de la época de los años cincuenta, sesenta y setenta forman parte de «Juegos de relieves», un viaje por la escultura del siglo XX que ha dibujado Francesc Miralles. «Quería evidenciar la escultura de vanguardia clásica del siglo XX», concreta el comisario que cree que ha llegado un momento en que la escultura ya no se sabe qué es.

«Cuando Duchamp expuso un urinario como obra de arte ahí se acabó todo», añade mientras denuncia que otros artistas como Damien Hirst o Jeff Koons tienen un circo de marketing a su alrededor.

Jean Arp, Giorgio de Chirico, Julio González, Equipo Crónica y Pablo Gargallo son algunos de los protagonistas de esta muestra. Curiosamente la mayoría son españoles. «En el siglo XX hubo grandes escultores en España que brillaron en las diferentes vanguardias», subraya Miralles.

«Los tres músicos», de Equipo Crónica de
«Los tres músicos», de Equipo Crónica de - ABC

Un buen ejemplo es Equipo Crónica que practicó un arte figurativo con una tendencia pop y que está presente en esta exposición de la mano de tres piezas: «Los tres músicos», «Bufón» y «Tanguy y las banderas», ésta última con un guiño a la bandera española porque todas las figuras que la componen están marcadas con la rojigualda.

Miralles tiene serias dudas sobre la continuidad de la escultura. «Está ocurriendo lo mismo que pasó con los tapices. Una vez se expuso en una bienal un tapiz que sólo era un hilo y ahí murió el tapiz», declara.

No cree que en los grandes negocios que se generan en estos tiempos. «Por ejemplo, detrás de Damien Hirst hay un multimillonario norteamericano que gana mucho dinero con la venta de obras como el tiburón en formol que alcanzó nueve millones de euros, pero lo más curioso es que cuando él va a subastas no compra obra de Hirst sino de Picasso o Monet». Paradojas del mundo del arte.

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