Franc Aleu: «Aguantar las críticas es parte de mi trabajo»

El videocreador presenta una nueva puesta en escena de «Turandot» en el Liceu

Vista del estreno mundial de la nueva producción de la ópera «Turandot» Efe

Pep Gorgori

El Liceo de Barcelona inaugura temporada con el estreno mundial de una nueva producción de «Turandot» de Puccini. Aunque la primera función será el lunes día 7, este sábado habrá un pase previo para menores de 35 años, que han podido adquirir las localidades por solamente 15 euros. Será la prueba de fuego para un montaje hipertecnológico, que habla con un lenguaje más cercano al manga y al videojuego que al de la ópera más tradicional. El responsable de la propuesta es el creador Franc Aleu, que traslada la acción de la China milenaria a la China de un futuro que quizás no sea tan lejano como parezca.

Franc Aleu ABC

Incluso antes del estreno ya se han oído voces de aficionados que no ven muy claro lo de trasladar la acción al futuro. ¿Por qué era necesario plantear una puesta en escena tan diferente?

Siempre se ha ido haciendo en la historia de la ópera. No siempre hay que innovar, pero algunas veces sí. Yo adoro, por ejemplo, los decorados clásicos de Mestres Cabanes. Hay gente que se asusta sin haber visto el montaje. Entiendo que desde un punto de vista plástico habrá a quien no le guste, pero yo creo que sorprenderá positivamente.

Desde el punto de vista del relato, ¿qué quiere contar con esta Turandot?

La lectura que hago es una denuncia del machismo, un reflejo de los postulados del «no es no» y el «me too». Es posible que no les guste a personas que no compartan estos valores, quizás porque tienen la mentalidad de hace cien años, pero en ese caso prefiero no gustar.

¿Este tipo de reacciones es propia del mundo de la ópera, o se ha encontrado más casos trabajando en otros ámbitos?

Lo cierto es que estoy bastante al margen de los comentarios. A los que estamos expuestos a la crítica nos pagan también por esto, aguantar las críticas es parte de mi trabajo.

¿Qué espíritu tiene esta obra?

Mi intención ha sido hacerle un lifting, traerla al pensamiento de hoy en día ubicándola en el futuro. Para mí, lo pedía la dramaturgia. No lo haría con una Bohème, por ejemplo, pero soy fiel al espíritu de la obra de Puccini aprovechando, al mismo tiempo, todos los recursos escénicos que tenemos disponibles hoy en día.

¿Cómo llegó a esta conclusión de que hacía falta una revisión?

Ya había hecho una Turandot con Carlus Padrissa. Me parecía obvio por las contradicciones que tiene el propio libreto, en el que todo el rato la gente cambia de opinión como si todos estuviesen teledirigidos por una veleta. Hay un momento en el que todos piden la muerte de Calaf y, de repente, piden que no lo maten. Esto me hizo pensar en el poder de la realidad virtual y de las redes sociales. Me hizo entender que no estamos hablando de la China de ayer, ni si quiera de la de hoy, sino de la de mañana.

Hablando de revisiones, esta semana hemos sabido que en la Turandot de la Ópera de Canadá van a cambiar los nombres de tres personajes, Ping, Pang y Pong, porque les parecen caricaturescos y ofensivos para China. Se llamarán Jim, Bob y Bill. ¿Qué piensa de estas actitudes?

Me parece una exageración por parte de esta compañía.

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