«Working (Santos)», una de las imágenes de Allan Sekula
«Working (Santos)», una de las imágenes de Allan Sekula - ALLAN SEKULA

La fotografía crítica de Allan Sekula y Susan Meiselas, protagonistas en la Fundación Tàpies

El centro se ha propuesto relanzar la figura del artista catalán con nuevos estudios e investigaciones

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El artista estadounidense Allan Sekula, la crisis de la fotografía moderna, la obra de la norteamericana Susan Meiselas y la emergencia de un paradigma crítico para la práctica del arte serán algunos de los protagonistas de la próxima temoporada de la Fundació Tàpies de Barcelona, un curso que el centro también se ha propuesto relanzar la figura de Tàpies con el impulso de nuevas vías de investigación.

El director artístico de la fundación, Carles Guerra, ha explicado hoy en la presentación de la temporada 2017 de la Tàpies que «Allan Sekula y Susan Meiselas representan dos de los nombres clave de una modernidad crítica que convivirán con la figura de Tàpies», revisitado monográficamente a lo largo del año a través de sus objetos y de su obra realizada entre 1948 y 1951.

El programa de 2017 se iniciará el 5 de febrero con una producción especial dedicada al trabajo de Oriol Vilanova (Manresa, 1980), artista residente en Bruselas que construye su universo a partir de la compra compulsiva de postales de todas las épocas en mercados dominicales de ocasión.

Entre junio y septiembre, «Sísif colectivo» abordará «una parte significativa» de la obra de Allan Sekula (Erie, Pensilvania, 1951-Los Ángeles, 2013), quizá el nombre más destacado de la fotografía moderna en la segunda mitad del siglo XX, con una trayectoria que estuvo marcada por una crítica a los vínculos que la fotografía siempre había mantenido con la economía, el trabajo y las políticas de representación.

En la que será la primera presentación monográfica dedicada a Sekula en España, la Fundación Tàpies mostrará, según Guerra, «dos importantes bloques de trabajo en los que Sekula observó y analizó el impacto de la economía marítima sobre la incipiente globalización de los años 90, así como el nuevo marco moral impuesto por el neoliberalismo en el siglo XXI». La exposición rendirá además tributo a un artista que mantuvo una estrecha relación con la Barcelona postolímpica, una ciudad que le fascinó como caso de estudio.

En otoño, entre octubre y enero será el turno de Susan Meiselas (Baltimore, 1948), figura de la historia reciente del fotoperiodismo, con coberturas informativas en los años 70 y 80 en Centroamérica. En coproducción con el Jeu de Paume de París, esta exposición reunirá los numerosos proyectos de Meiselas en una amplia retrospectiva con sus trabajos en El Salvador, Nicaragua, África, el Iraq de Sadam Hussein, donde documentó la matanza de kurdos en Anfal, o más recientemente sobre la violencia machista.

El objetivo del próximo año también será el de relanzar la figura de Tàpies con el impulso proactivo de líneas investigación y exposiciones itinerantes, ya que el estudio de la figura ha caído por un relevo generacional de las nuevas generaciones.

«Es necesario reposicionar a Tàpies, no solo como un autor, sino como un caso de estudio» por su papel en la modernidad que emerge en el Estado durante el franquismo, ha contado el director, que ha considerado preocupante la baja del interés por la figura.

Guerra ha aprovechado para pedir «un esfuerzo a las administraciones públicas para incrementar el presupuesto de la Fundación Tàpies», que este año ha ascendido a cerca de 1,7 millones, de los cuales las aportaciones públicas han sido de 950.000 euros, entre Ayuntamiento, Generalitat, Ministerio (40.000 euros) y subvenciones europeas.

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