Varias mascotas juegan en la orilla el día de la inauguración
Varias mascotas juegan en la orilla el día de la inauguración - ORIOL CAMPUZANO

La playa canina, éxito limitado

Más de 5.000 perros han pasado por el espacio habilitado en la playa de Llevant desde su apertura en julio. Los dueños elogian la medida, pero echan en falta mayor amplitud

Barcelona Actualizado: Guardar
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Casi un mes después de su apertura, la franja de la playa de Llevant habilitada para perros es todo un éxito. Desde su puesta en marcha el pasado 18 de julio, no ha habido día que los dueños hayan dejado pasar para que sus mascotas disfruten de un rato de sol, arena y agua, con colas incluidas el primer fin de semana debido a la superación del aforo. Un total de 5.183 canes, según datos facilitados por el Ayuntamiento, han pasado por el espacio. Por su parte, los amos celebran una medida que llevaba años reclamándose y se muestran agradecidos de que los 40.000 animales censados en Barcelona tengan por fin la oportunidad de refrescarse en la costa junto a ellos.

Las pegas que los asistentes le ponen al recinto son pocas. Las reducidas dimensiones del espacio, de 1.250 metros cuadrados, es algo en lo que coinciden, si bien también consideran que el avance es indudable. Por lo demás, alaban las labores de higienización y la constante supervisión para su correcto funcionamiento. «Está más limpia que muchas partes de otras playas», señala JoséLuis Piquer, vecino de Terrassa. No es el único no residente en la capital catalana que se acerca estos días en compañía de su animal. Visitantes procedentes de Madrid, Asturias y otras partes de España confluían esta semana en el perímetro. «Una de las principales razones por las que escogimos Barcelona para pasar unos días fue porque viajábamos con nuestra perrita», aseguraba una joven madrileña. De los más de 5.000 perros que han pasado por el espacio, 1.500 no están censados en la ciudad.

Por otro lado, la inicial desconfianza de los residentes de la zona hacia la playa parece ir disipándose. Antes de su apertura, diversas asociaciones vecinales de Sant Martí protestaron por la elección de la ubicación, pero los reproches fueron amainándose conforme fueron conociendo los detalles del proyecto. «Sí que hay gente que ha venido quejándose, pero han sido los menos. Dicen, entre otras cosas, que se los perros dejan pelos en el agua», apunta una de las dos trabajadoras municipales al cargo, que añade que algunos asistentes también han sugerido la instalación de una pasarela que facilite el acceso de personas de movilidad reducida. El temor a que el recinto no se mantuviese limpio se erigía como una de las banderas de oposición al espacio.

Delimitación incompleta

Un pequeño trecho no cercado a la altura de la orilla permite que los perros crucen a la parte no canina

Dejando de lado las escasas quejas, aseguran no haber encarado hasta ahora ningún tipo de percance o problema. El único que podría mencionarse atañe al hecho de que el cerco de madera que separa el espacio no llega al mar, por lo que es habitual que los perros crucen al otro lado en el poco tiempo que los dueños los llaman para que regresen. Una deficiencia sobre la que los operarios alegan cuestiones técnicas que impidieron que la valla llegara hasta el agua y que, por otro lado, puede haber supuesto una molestia para algunos bañistas.

Mientras tanto, la playa para perros se antoja como un caso similar a la permisividad de canes en el metro en 2014, una decisión que generó polémica pero que con el tiempo y al no registrarse incidentes ha acabado siendo aprobada por la mayoría de barceloneses. En esta ocasión, la prueba piloto se prolongará hasta el 25 de septiembre, tras lo que el consistorio hará balance del proyecto y decidirá si vuelve a abrirla el próximo verano.

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