Margaret Atwood: «Los gobiernos se aprovechan del miedo y del caos»

La autora canadiense abrió ayer en Barcelona de forma virtual la segunda edición de la bienal de pensamiento Ciutat Oberta

Atwood, durante su charla con la periodista Anna Guitart CCCB

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Ahora que incluso Stephen King podría pasar por riguroso narrador hiperrealista y que la ciencia ficción languidece al lado de un 2020 empeñado en superarse a sí mismo día a día, nada mejor que invitar a Margaret Atwood, fabuladora de leyenda y hacedora de sobrecogedoras distopías, para inaugurar una semana de pensamiento, reflexión y debate sobre la actualidad que nos rodea.

Nada de ficción especulativa ni futuros alternativos con mujeres sometidas según su nivel de fertilidad por fanáticos religiosos poco amigos de los derechos humanos; sólo presente puro y duro, un ahora sospechosamente parecido a ese mañana que imaginó Atwood en su día y que se manifestó ayer en riguroso streaming, santo y seña de los tiempos que corren , en el Pati de les Dones del Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona.

Así que ahí estaba la autora de «El cuento de criada», esquinada en el rincón de pensar y oteando lo que está por venir en el arranque de la segunda edición de Ciutat Oberta, Bienal de Pensamiento con la que Barcelona aspira a trazar su propio mapamundi del pensamiento. «No nos gusta lo que nos espera», destacó desde su estudio una Margaret Atwood que, a preguntas de la periodista Anna Guitart, repasó virtualmente la génesis de «El cuento de la criada» como respuesta a una época muy concreta en la que el mundo empezaba a tambalearse con garbo apocalíptico.

«La novela fue un aviso, sí. No hablo de pasado o presente, sino del comportamiento de las personas», confirmó la escritora canadiense. Un aviso que, cuando reapareció casi tres décadas después convertido en serie de televisión, también brindó un nuevo significado a la historia de June Osborne/Defred/Dejoseph. «Trump acababa de ganar las elecciones y la gente vio la serie como si fuese un reality show», destacó Atwood.

El presidente de Estados Unidos y la proximidad de las elecciones americanas capitalizaron buena parte de una charla en la que Atwood se mostró esperanzada pero cauta. O viceversa. «Tengo mucha esperanza en las generaciones más jóvenes: han descubierto nuevas maneras de organizarse y están utilizando toda su energía para salvarnos», destacó.

Activismo y escritura

Atwood, que también confesó una obsesión casi patológica a la hora de seguir las encuestas electorales ( «si Washington estornuda Ottawa se resfría», dijo), ahondó en el concepto de totalitarismo del que beben tanto «El cuento de la criada» como su secuela «Los testamentos» para recordar que «el miedo es el motor más poderoso para todo el mundo». «Los gobiernos se aprovechan del caos y del miedo» , apuntó.

Con todo, la eterna aspirante al premio Nobel también aprovechó para relativizar su papel y quitarle hierro a las implicaciones políticas de su propia obra. «En la vida real sólo soy una escritora No soy una activista real», dijo. De hecho, llegó a reconocer que, en el momento de hacerse escritora, su primera elección fue la novela romántica. ¿La razón? Era la que mejor funcionaba económicamente. Por suerte para ella (y también para sus lectores), la vida le llevó de la mano por otros paisajes literarios antes de soltarla entre las ruinas morales de Gilead.

Sobre el futuro inminente y los retos que afronta un mundo atenazado de polo a polo por el coronavirus, la canadiense volvió a echar mano de cierto optimismo para aportar algo de luz a un túnel cada vez más largo y angosto. «Saldremos de esta. Dependerá de tener una vacuna y tests instantáneos, pero esto pasará. Es cuestión de tiempo. Yo vaticino que en abril», aseguró.

 

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