Este viernes, el colectivo okupa celebró una merienda popular
Este viernes, el colectivo okupa celebró una merienda popular - INÉS BAUCELLS

El desasosiego comercial se apodera de la Gràcia okupada

Entre destrozos, cierres tempranos y días de inactividad, varios negocios cercanos al núcleo de las protestas han visto menoscabar su productividad estos días

BARCELONA Actualizado: Guardar
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En términos relativamente generales, los cuatro días de protestas en Gràcia han supuesto un agravio de diferente gradación para empleados y propietarios de los establecimientos cercanos al foco de disturbios. El principal se encuentra en la Plaza de la Revolución, a pocos metros del centro conocido como Banco Expropiado donde se han iniciado lunes, martes y miércoles las concentraciones que posteriormente han derivado en manifestaciones.

Allí, los establecimientos preguntados por ABC ansían volver a la normalidad cuanto antes. “La caída de ventas se está notando mucho estos días. Los hoteles aconsejan a los turistas no acercarse a la zona. El lunes [día del desalojo] no pudimos abrir y el resto de días estamos cerrando una hora antes de la habitual”, asegura Ingrid Bolívar, propietaria de una pequeña tienda de ropa en la explanada.

El mismo ritual han seguido el resto de comercios colindantes, que matizan que las dos primeras fueron las jornadas más duras pero que han visto, quién más quién menos, menguar sus ingresos.

La incertidumbre ante cómo pueden encontrarse el negocio cada día también les asola. Aunque todo apunta a que los arrebatos violentos que estos días se han ensañado con vehículos, contenedores y escaparates provienen de radicales ajenos al barrio, el recelo y la sospecha se ha propagado. “Antes lo del Banco no me molestaba, pero después de lo que ha pasado quiero que se vayan”, explica la propietaria de una perfumería que ha tenido que hacer frente a un pago de 426 euros después de que el martes por la mañana hallara uno de sus escaparates hecho añicos. Otra afectada, dueña de una bombonería, esperará por su parte a que todo regrese definitivamente a la calma para borrar las manchas de pintura que desde el lunes cubren el exterior de su tienda, a pocos metros de dos sucursales bancarias y un kiosko que han sufrido importantes desperfectos.

A diferencia de los vecinos, que desde que se produjera el desalojo han aplaudido la tarea del centro okupa a lo largo de los casi cinco años que ha permanecido activo, los comerciantes preguntados toman más distancia al respecto. Muchos de ellos no viven en Gràcia, por lo que no tienen una opinión totalmente formada sobre la labor social que ejercía el Banco. Eso no les impide atisbar con temor la concentración del sábado, cuando está previsto que puedan ocasionarse los mayores disturbios por el volumen de manifestantes que se pueda atraer.

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