Antonio Robles - TRIBUNA ABIERTA

Espiar, adoctrinar, excluir en la escuela

La intención del estudio de Plataforma per la Llengua, lograr información para alegar la necesidad de imponer una inmersión más rigurosa en otoño

La impunidad con que actúan los nacionalistas en la sociedad catalana empieza a ser insufrible. Ayer mismo nos enteramos de que han sido espiados de incógnito niños y profesores en el patio de 50 colegios e institutos para cotejar qué porcentaje hablan en lengua española.

La acción se ha llevado a cabo sin el consentimiento de los centros, ni de sus profesores y alumnos. La disculpa, salvar la objetividad de los resultados. La intención, lograr información para alegar la necesidad de imponer una inmersión más rigurosa en otoño para que todas las actividades del centro se hagan en catalán. Incluidos los patios. Vamos, limpieza lingüística hasta en los lavabos.

Lo malo es que esto no es nuevo, la presión sobre el entorno escolar para eliminar el español de la escuela viene desde los años ochenta. Lo bueno, es que ahora se empieza a publicar.

Más allá del abuso y la agresión a la intimidad, nos deberíamos preguntar ¿por qué se ha llevado de incógnito? Si de lo que se trata es de vigilar en qué lengua se relacionan los alumnos, por qué no ponerlo en conocimiento del centro y de los profesores, sin engaños de actividades extraescolares, ni gaitas. Ellos pudieran colaborar para facilitar la labor. No son ellos el objeto del espionaje. ¿O sí?

¿Por qué se teme un sesgo alterado en los resultados por la utilización de una lengua u otra, cuando las dos son oficiales y ninguna contagia el Ébola? ¿Quizás porque la presión en los centros para que no hablen español tiene consecuencias negativas?

Para los alumnos es obvio, el miedo es libre, los maestros que les califican pudieran tomar represalias, pero, ¿qué pueden temer los maestros y profesores para modificar su conducta lingüística, si saben que les pudieran estar grabando? ¿Quizás porque la renovación de los contratos a tiempo parcial de substitutos e interinos pudiera malograrse? ¿Quizás porque muchos funcionarios temen no ser aceptados, satanizados o represaliados de alguna manera?

Plataforma per la llengua es una ONG subvencionada por la Generalidad, tenía el consentimiento del departamento de enseñanza y se ha movido en los colegios como amos y señores. De hecho, buena parte de sus miembros son maestros y profesores y están conchabados con los centros, cuando no dirigidos. ¡Qué asco de Savonarolas!

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