REPENSAR CATALUÑA

Rosa Cullell: «A Cataluña la están empequeñeciendo»

La periodista y directiva denuncia que el independentismo está mostrando su faceta más intolerante

Rosa Cullell INÉS BAUCELLS

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Esto no se acaba.

No, no lo parece.

Un empate infinito

Sí. Y se ven muy pocas salidas. El voto independentista está muy consolidado. Ni los motivos económicos ni la gestión son razones para cambiar cuando el sentimiento nacional prevalece.

¿Estamos condenados a esto?

No creo en las condenas eternas, saldremos de esta. Cataluña, y Barcelona, saldrán adelante. Confío sobre todo en Barcelona. El problema es que los que están condenados a entenderse son los independentistas, y eso sí que es una condena.

ERC no se emancipa y Junts es lo que es.

ERC no puede emanciparse del voto pujolista, que es del que se nutren los partidos independentistas. Ese voto es el que siguen teniendo, pero repartido. Y Junts es cada día más frágil, y como es más frágil tampoco puede encontrar otra vía. ERC tenía más opciones, pero no veo opción de cambio.

¿La solución es interna o externa?

Interna, pero el mapa político nacional es determinante, y el debilitamiento del bipartidismo no ayuda. El bipartidismo ayudaba a conseguir acuerdos con el nacionalismo catalán y vasco. ¿Por qué es más fácil pactar ahora con el País Vasco? Pues porque Urkullu está fuerte, y no hace nada que no esté obligado a hacer, empezando por una reforma de su Estatuto que considera que no necesitan ni él ni sus ciudadanos.

¿Cómo llegamos hasta aquí? Gente sociológicamente de derechas aplaudiendo a la CUP. Inaudito.

El eje nacional sigue siendo determinante, y han interiorizado un relato independentista que llevan escuchando desde hace más de una década.

Falta el ‘héroe del repliegue’, un líder capaz de decir que por esa vía no.

No es necesario decir que te has equivocado en todo, nadie se equivoca en todo, pero sí que has hecho cosas mal. No es fácil.

Hace pocos meses parecía posible un viraje.

Sí, y nos decíamos: Aragonès hará un ‘pensament’, Junts dejará de hacer lo que diga Puigdemont, saldrán otros líderes.... Y no, no salen otros líderes, Puigdemont sigue mandando, y no rectificará, porque no puede volver.

Cuando el independentismo ha perdido han comenzado a aflorar los peores tics del nacionalismo.

Sí, la hispanofobia, la intolerancia con el castellano... Algunos llevan la intolerancia en los genes, y dentro de Junts por ejemplo hay elementos ultranacionalistas. Eso siempre ha existido, ya estaba dentro de la Convergència de Jordi Pujol. Pero Pujol, que era un nacionalista profundo y seguramente quería la independencia, era un pragmático. Por delante estaban el orden, la estabilidad social, el crecimiento económico, y también, claro, detentar el poder, el dinero. Todo esto se ha alterado, hasta el punto de que parte de la burguesía ha cambiado el orden de las prioridades.

Precisamente, hace pocas semanas se hizo un acto inédito de unidad empresarial exigiendo estabilidad. La empresa dio un paso, quizás tardío.

Mientras Mas fue presidente los empresarios estuvieron ahí. A Mas le veían como un convergente clásico, economista, sensato. Los empresarios no creyeron que pudiese avanzar hacia la independencia, aunque lo dijera. Pensaban que pararía.

Y no paró.

A mi criterio fue determinante la corrupción: el caso Palau, la confesión de Pujol... Eso debilitó a Convergència, y aunque Mas no estuviese implicado directamente, ese estigma implicó un punto de retorno.

El otro día, el logo de CaixaBank se colocó en lo alto de las torres KIO. Una imagen potentísima que en Cataluña ha pasado sin apenas comentarios. No se habla de economía. Al independentismo no le interesa.

Es que tienen vergüenza de explicar que CaixaBank se ha ido, como también el Sabadell. No se quiere hablar de eso, duele.

El deterioro es innegable. El ‘procés’ ha sido un succionador de energías.

Cataluña era el motor económico de España, y ya no lo es.

Pues hablar de esto es casi como un tabú. Se sigue escondiendo que el ‘procés’ ha tenido un impacto real.

El impacto perdurará. La gran empresa cotizada, la banca, dudo que vuelva a confiar de manera rápida.

Otro tabú es el del impacto social del ‘procés’.Se evita hablar de algunos temas.

Es triste, y pesado. He tenido conversaciones tirantes, y aunque no he perdido a ningún amigo por eso, hay algunos con los que me apetece menos quedar. Tengo que tener más cuidado, y eso nunca me había pasado. Ahora la gente se siente ofendida enseguida.

¿Qué papel atribuye a los medios, particularmente los públicos?

TV3 y Catalunya Ràdio están secuestradas. Mucha gente ha dejado de ver y escuchar estas cadenas. Irritan. No son tanto los informativos como los debates, los programas de tarde, los espacios de humor donde siempre ridiculiza a los mismos...

La Generalitat no va a la Seat el día que se anuncian inversiones importantes. Pero lo más grave no es eso, sino que nadie les echó en falta.

Sí, se han convertido en algo irrelevante, y a Cataluña la están empequeñeciendo.

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