Miquel Porta Perales - EL OASIS CATALÁN

Lastre

La ANC tiene todo el derecho del mundo a hacer el ridículo de la manera que más le convenga

Elisenda Paluzie, líder de la ANC, en una imagen de archivo EFE

Elisenda Paluzie –presidenta todavía de la autobautizada Assemblea Nacional Catalana, ANC– ha sido recientemente nombrada vicepresidenta de la Organización de Naciones y Pueblos no Representados (UNPO). Dicha organización se define a sí misma como un «movimiento» cuyo objetivo es «empoderar las voces de los pueblos marginados y no representados» para «proteger sus derechos a la autodeterminación». La UNPO representa a pueblos cuya «oportunidad de participar en el escenario nacional e internacional es limitada y luchan por ejercer plenamente sus derechos a la participación civil y política y controlar su desarrollo económico, social y cultural». Pueblos que «en muchos casos, son objeto de las peores formas de violencia y represión». La UNPO reúne, entre otros, a los aborígenes de Australia, los tártaros de Crimea, el Frente de Liberación Nacional Aceh-Sumatra, el Consejo de Gobierno de Ambazonia, el Partido Solidaridad Democrática de Al-Achwaz, la Alianza Asiria Universal, Somalilandia, el Frente Nacional Chin o Togolandia Occidental.

¿Qué pinta la ANC en semejante conglomerado de pueblos y movimientos? ¿Quizá esa correa de transmisión –desgastada y agrietada– del ‘procés’ que es la ANC cree que la entrada en la UNPO amplificará el reconocimiento internacional del llamado problema catalán así como la influencia del independentismo en la ONU? ¿Acaso la ANC cree que la UNPO facilitará la autodeterminación de Cataluña? El padre severo persevera. Aunque, ello suponga la inclusión de Cataluña en la lista de unos pueblos o movimientos que nada tienen que ver ni con la realidad catalana, ni con la democracia, ni con el Estado de Derecho. La ANC tiene todo el derecho del mundo a hacer el ridículo de la manera que más le convenga.

Lo que falta por saber es quién financia la UNPO –«se financia por sí mismo», dicen– y si el nacionalismo catalán morderá el anzuelo de una ANC que ha devenido un auténtico lastre del que el independentismo no tardará mucho en desprenderse. Si no es que lo ha hecho ya.

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