Laura Borràs y la desobediencia de Instagram

Mofas y críticas contra la presidenta del Parlament tras acudir a una marcha prohibida por los Mossos para redimirse tras haberse plegado ante la JEC

Laura Borràs, el pasado sábado en la protesta de la Meridiana vetada por los Mossos EP
Àlex Gubern

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La política catalana ‘posprocés’ es rica en imágenes chocantes. Una de ellas la protagonizó el pasado sábado la presidenta del Parlament, Laura Borrás (Junts), quizás la figura que mejor representa lo que podría definirse como independentismo mágico, una suerte de fingida convicción en la inminente proclamación de la república catalana sin dejar de aprovecharse de las formas del autonomismo clásico. Aclamada por los más adictos a esta corriente, Borràs acudió a la convocatoria de Meridiana Resisteix, la minoritaria plataforma que desde la sentencia del ‘procés’ en 2019 ha cortado cada noche esta arteria barcelonesa para enojo de unos vecinos indignados. El hecho no tendría más trascendencia si no fuese porque el día anterior había sido el propio Govern el que prohibía la citada convocatoria alegando problemas de orden público. Esta noche se ha repetido el corte ilegal.

La orden, dictada por el consejero Joan Ignasi Elena (ERC), excitó al independentismo más irredento, que llamó a acudir al corte de la Meridiana, donde se lanzaron consignas contra los republicanos y el presidente Pere Aragonès y hubo hasta empujones con los Mossos. La segunda autoridad de Cataluña, Borràs, estuvo allí, del mismo modo que Quim Torra en la pasada legislatura instaba a los CDR a «apretar» contra la misma Policía que dirigía su Gobierno.

«Triste ejercicio de populismo»

La presencia de Borràs, no puede verse de otra manera, fue una forma de redimirse después de que su radicalidad y ánimo de desobedecer quedasen en entredicho tras plegarse, pese a todas las proclamas anteriores, a la orden dictada por la Junta Electoral Central (JEC) para que desposeyese de su escaño al diputado de la CUPPau Juvillà. El ridículo hecho por Borràs con el caso Juvillà fue clamoroso y ayer eran abundantes las chanzas sobre la presidenta del Parlament: finalmente desobedeció, sí, pero no a la JEC , sino al Govern del que forma parte su partido. Otros se mofaban de la ‘desobediencia de Instagram’ que practica la presidenta de la cámara, que en breve deberá afrontar un juicio acusada de varios delitos por fraccionar contratos a favor de un amigo, que presumía de hacer ‘trapis’ con ella cuando Borràs presidía la Institución de las Letras Catalanas. No han sido unas semanas fáciles para la muy aguerrida Borràs. Su paso por la Meridiana, aclamada por los más fieles, fue una sonrojante compensación .

Lo chocante de ver a la presidenta del Parlament en una protesta prohibida por los Mossos no pasó por alto a partidos como Cs, PP, Vox y Units per Avançar, que ayer arremetieron contra Borràs por quebrar la neutralidad a que le obliga el cargo y practicar lo que Ramon Espadaler (Units), que fuera consejero de Interior, tildó de « triste ejercicio de populismo ».

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