La batalla del Llobregat

Aumenta la ofensiva de ERC para conquistar el cinturón rojo en las municipales del próximo mayo tras la pica que el partido de Junqueras ha puesto en San Feliu de Llobregat. Desde el sábado, el republicano Oriol Bossa ostenta la vara de mando en la capital del Bajo Llobregat tras relevar a Lídia Muñoz, de los comunes, en virtud del acuerdo que emula los que ambos partidos protagonizan también en el Parlament.

En Hospitalet, ERC acaba de fichar a Jaume Graells, hasta hace unos días militante del PSC y alertador compungido de la presunta corrupción de la alcaldesa y presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín. Amigo del 'tete' (Ernest Maragall), ERC aprovechará el desgaste de la sombra de la sospecha que perseguirá a Marín, como le ocurrió a Pujana. La alcaldesa ha dicho que se presentará en 2023 porque, confiesa, ahora tiene proyecto de ciudad tras 40 años en el Ayuntamiento de Hospitalet, primero como funcionaria y, desde 2008, como primera edil.

El Bajo Llobregat es el bastión por excelencia del PSC y los relevos de refresco en Gavá, San Joan Despí y San Andrés de la Barca, con Gemma Badia, Belén García y Ana Alba, respectivamente, apuntalan esos municipios. Mientras, en Cornellá, San Boi, Viladecans y Esplugas sus alcaldes y alcaldesas marcan perfil renovador. Antoni Balmón presenta este miércoles en CaixaForum su compromiso metropolitano en favor de la equidad; la santboiana Lluïsa Moret, que adquiere relieve propio desde enero de 2022 como responsable de Organización y Acción Electoral del PSC, reunió ayer a 200 empresarios en su población para debatir sobre la necesidad de un 'reset' en la economía. La 'teleco' y exprofesora de la UPC Pilar Díaz, acaba de presentar en Esplugas la robot ONA que por la noche repartirá mercancías por media Europa, mientras Carles Ruiz 'aterriza' en Viladecans la agenda 2030 con una metodología inédita de renaturalización de la ciudad. Solo queda un año para la batalla del Llobregat.