La Fiscalía pide 84 años y medio de cárcel para un entrenador por abusos a menores
Se aprovechaba de su «autoridad» como monitor para llevar a los menores a su casa
El acusado era entrenador de fútbol base, tenía 18 años y utilizó diversas argucias para ganarse la confianza de tres chicos del equipo, de entre 13 y 14 años. Les llamaba «los galácticos», les regalaba material deportivo -camisetas o botas de fútbol- y les invitaba a comer en su casa para jugar a la «PlayStation» y ver películas.
Era entonces cuando aprovechaba para abusar de ellos. Se los llevaba a la habitación, normalmente por separado, pero también juntos en algunas ocasiones. Si se resistían, les amenazaba agarrándolos por el cuello y advirtiéndoles de que no jugarían el siguiente partido. Se aprovechaba de la «autoridad» que para los menores significaba que fuera su monitor , según la Fiscalía.
Al entrenador lo expulsaron del club pero fichó por otro de la misma ciudad y convenció a uno de estos pupilos de que se fuese con él al nuevo equipo . Desde entonces, y hasta mediados de la temporada 2009-2010, el menor continuó yendo a casa del procesado, hasta que cuando cumplió 15 años el chaval dejó el club para no encontrarse con el acusado, una vez maduró y fue consciente de todo lo que estaba sucediendo.
Así lo sostiene al menos el fiscal, que en su escrito de acusación reclama 84 años y medio de cárcel para el procesado, de cara al juicio que está previsto que comience el próximo jueves en la Audiencia de Barcelona.
Los abusos supuestamente no acabaron ahí. Hubo más víctimas. Tiempo después, en julio de 2014, el procesado conoció a otro menor, de 15 años, en una discoteca de Sabadell (Barcelona). Días después, en un local nocturno de Terrassa (Barcelona), en el que el acusado trabajaba, estuvieron juntos bebiendo alcohol y fumando porros. Le convenció para que fueran a su casa y el menor accedió pensando que habría más gente.
Allí, supuestamente trató de abusar de él, incluso ofreciéndole dinero a cambio de sexo . El menor se negó y se fue del domicilio a primera hora de la mañana. El chaval posteriormente dejó el equipo pero el entrenador continuó mandándole mensajes al móvil para tratar de que volviera a ir a su casa. Se aprovechaba, según la acusación de la Fiscalía, de la «autoridad» que, como entrenador ejercía sobre el menor.
Cambios de equipo
Ya a finales de 2015, el acusado fichó como entrenador por otro equipo y supuestamente volvió a usar las mismas estrategias que en los clubes anteriores para ganarse a un chico de 15 años del que, según el fiscal, también abusó. El «modus operandi» era idéntico al que utilizaba con el resto de las víctimas. Se ganaba la confianza y lo convencía de que fuera con él a su cas a, ejerciendo la superioridad que representaba ser su entrenador.
Meses después, la víctima sería una chica. Tenía 14 años y contactó con el acusado para pedirle trabajo en la discoteca en la que él era encargado. Aceptó contratarla, pero con una condición: que fuera su pareja. Tuvieron relaciones que fueron consentidas por ella, dada «su corta edad y su inexperiencia», según el fiscal. Durante el mes que mantuvieron contacto, él le pidió en reiteradas ocasiones que le enviase fotos y vídeos desnuda y en ropa interior por «Whatsapp» .
Además, le exigía que mantuvieran relaciones si la menor quería conservar el trabajo en la discoteca . El fiscal le acusa de tres delitos continuados de agresión sexual, otros tres de abusos sexuales -dos de ellos continuados y a menores de 16 años- y un último de captación de menor de 16 años para elaboración de material informático.
En prisión provisional
El representante del Ministerio Público reclama también que el acusado indemnice a las víctimas con un total de 60.000 euros y que no pueda acercarse a ellas por un tiempo superior al de la condena. También, por supuesto, la inhabilitación del acusado para ejercer cualquier tipo de trabajo que implique un contacto regular con menores de edad.
El entrenador permanece en prisión provisional desde mayo de 2016. El próximo jueves los Mossos d’Esquadra lo trasladarán desde el centro penitenciario hasta la Audiencia de Barcelona para sentarse en el banquillo.
