Antonio Robles - Tribuna Abierta

El tarambana Puigdemont

¿Qué pasaría en una Cataluña independiente si alguno de sus ciudadanos no respetara sus Tribunales de Justicia, ni cumpliera las leyes?

Un detalle de la manifestación de este viernes para protestar por la detención del expresidente fugado Pep Dalmau

Antonio Robles

¡Qué cruz, señor qué cruz! ¿Es que este tarambana no respetará ni la tragedia de los volcanes? Ayer por la mañana los medios por excelencia del régimen, TV3, Catalunya Radio y RAC1 eclipsaron la información del volcán para provocar un terremoto emocional por la detención de Puigdemont.

No era la detención de un delincuente, sino “la represión del Estado” (Junqueras), de “La Justicia española que va a saco” (Turull), los auténticos bandoleros. Ni una duda, ni una brizna de neutralidad informativa; periodistas mercenarios blanqueando a delincuentes políticos.

Dejarse arrastrar a esa emboscada y sus mentiras es alimentar sus ficciones. Vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho donde este club de la comedia no respeta el derecho, ni admite la democracia. Me pregunto, ¿qué pasaría en una Cataluña independiente si alguno de sus ciudadanos no respetara sus Tribunales de Justicia, ni cumpliera las leyes? ¿Admitirían que fueran conculcadas? ¿Permitirían que alguno de sus cabecillas vomitara veneno en el exilio contra la república catalana y conspirara contra su existencia con la Rusia de Putin?

No hace falta imaginarlo, hoy, ahora mismo sin serlo, ya tienen achantados a millones de castellanohablantes por el mero hecho de serlo. Y eso que la ley les ampara, imagínense en un Estado catalán dónde serían excluidos con toda seguridad. No hay que esperar. Ya existe la caza de brujas contra profesores universitarios que se atrevan a dar las clases en español.

No es sólo el tarambana de Puigdemont, ni esta nueva aristocracia de políticos nacionalistas que viven de la construcción nacional desde hace cuarenta años, es esa casta de ciudadanos corrientes que les jalea, y que a menudo vive a la sombra de los mismos presupuestos. Por eso hoy en Cataluña, los más exaltados son sus funcionarios. Desde la educación, a sanidad, pasando por todas las administraciones y medios de comunicación públicos y subvencionados.

No son demócratas, aunque alardeen de ello. Nadie que no respete el Estado de Derecho lo es. ¡Despierten! La serpiente ya salió del huevo hace tiempo.

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