Ángel González Abad

De momento, seguimos

La Escuela Taurina sigue organizando tentaderos y lanzando chavales allá donde se vislumbra la mínima posibilidad de torear unas becerras, sea Castellón, Aragón, Madrid o Andalucía

Una protesta frente a La Monumental en favor de los toros en Cataluña, en 2020 Pep Dalmau

Ángel González Abad

Va pasando el tiempo y Balañá se mantiene en aquel «de momento, no» que lanzó hace ya demasiado en estos días de invierno ante la posibilidad de seguir dando uso a la imponente Monumental de Barcelona. No debe ver clara el heredero de una de las organizaciones taurinas más importantes y poderosas de la historia del toreo la evolución de la situación política, económica y social para que la plaza ahora cerrada sea lo que siempre fue.

Y frente a su «de momento, no», la resistencia clama que «de momento, seguimos» y la prueba más palpable de que nadie se ha rendido es la actividad social y cultural taurina que se está viviendo en estas primeras semanas del año. Del ciclo de conferencia de la Federación de Entidades Taurinas, que honra la memoria del infortunado Manuel Granero y que se desarrollará todo este mes de febrero, a las conversaciones de la la Unión de Taurinos y Aficionados (Utyac), que tras el éxito de la primera entre Ginés Marín y Gerard Mas, el pasado domingo el matador Jiménez Fortes y Paco March refrendaron logros.

La Escuela Taurina sigue organizando tentaderos y lanzando chavales allá donde se vislumbra la mínima posibilidad de torear unas becerras, sea Castellón, Aragón, Madrid o Andalucía. No hay resignación, al contrario. Por delante, el encuentro de peñas y el homenaje a Serafín Marín, y un sinfín de actos que mantienen viva una pasión que ni los políticos ni el tiempo ha conseguido apagar, lo que no hace más que dar prueba de su fuerte arraigo.

Frente a aquel «de momento, no», un «de momento, seguimos», que no es más que la advertencia de que todo lo que significó la Fiesta de los toros en esta tierra no fue un invento, que la tauromaquia emocionó a muchas generaciones de catalanes, que la llama se mantiene en quienes sueñan, quién sabe si en un imposible, pero sueño vivo, al cabo. Seguimos.

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