Ángel González Abad - LOS MARTES, LOS TOROS

Homenaje en el exilio

El homenaje a Serafín Marín debió celebrarse en la arena de la Monumental. La figura del último matador de toros que ha llevado el nombre de Cataluña por toda la geografía taurina así lo merecía

El torero Serafín Martín tras una corrida celebrada en la plaza Monumental en 2005 EFE/Julián Martín

Ángel González Abad

Si alguien apostó a todo o nada ante la abolición de las corridas de toros en Cataluña, ése fue el diestro Serafín Marín. De la amargura de sus lágrimas en el Parlament a poner en jaque su propia carrera en los ruedos con el único objetivo de desenmascarar la gran mentira política que supuso la prohibición, que el Tribunal Constitucional sentenció contra derecho. El torero de Montcada i Reixac abanderó dentro y fuera de Cataluña la lucha por la libertad cercenada. Sus tardes envuelto en la 'senyera' en la Monumental de Barcelona y en Las Ventas de Madrid. Su compromiso político con el entonces emergente Albert Rivera, y lo que de verdad perdió en número de contratos solo él lo sufrió.

Se cumple este año el veinte aniversario de su alternativa y la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña y la Escuela Taurina que fue también su casa, han querido ofrecerle un primer homenaje, que, como no podía ser de otra forma, se desarrolló en un ruedo y ante un astado. Y para el exilio de una finca en la localidad castellonense de Alcalá de Xivert se fueron varios autobuses de aficionados que querían arropar a quien tanto les dio siempre. Allí afloraron recuerdos y emociones. La ilusión y el triunfo del día del doctorado en la que ya siempre sería su plaza barcelonesa, la confirmación, los triunfos y el reconocimiento de la afición madrileña… y el buen momento que atraviesa, como demostró ante un novillo de Buenaventura en una mañana de toros que compartió con dos destacados alumnos de la escuela catalana como Mario Vilau y Hugo Casado.

El homenaje debió celebrarse en la capital catalana, la mañana de toros en la arena Monumental. La figura del último matador de toros que ha llevado el nombre de la Cataluña por toda la geografía taurina así lo merecía. Es lo que se le debe. Pero seguimos en ese lacerante limbo de aquel «de momento, no», que lanzó el propietario de la imponente plaza de Barcelona tras la sentencia que echaba por tierra la prohibición y mantenía que las corridas de toros son legales en esta tierra.

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