Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

La última cena

«Si hay algo peor que un pucherazo en un partido político es, sin duda, un pucherazo bananero»

Clemente se reunió con dirigentes de Ciudadanos para fraguar su candidatura

Las cenas de empresa, cuando no son en Navidad y por compromiso con el jefe, más vale ahorrárselas. Nunca sale nada bueno y eso lo sabe cualquiera. Digo más, es la única lección que se debería dar en el temario de Economía de bachillerato ya que prepara mucho más para la vida que saber calcular el TAE. En las cenas de empresa el personal se suicida de formas inexplicables . Un conocido, después de una botella de vino y de que acabaran de subirle el sueldo, le confesó a su jefe que ya sólo podía ser más feliz si le despidieran.

Las cenas de empresa son un suicidio muy probable. Si no que les pregunten a los de Cs de Castilla y León , que son tan modernillos que se fueron a fraguar un pucherazo a un gastrobar de Valladolid, como si fuera «Lhardy» . A intrigar políticamente uno no puede irse a cualquier lado, pardiez, conviene ir a uno con fama en estas lides. Pero allí se sentaron a decidir la historia, porque la historia se decide en los restaurantes -incluso en los gastrobares, sí- y no en las plazas, la noche del siete de marzo, día de primarias en el partido. Se citan a cenar cinco personas en pleno centro de la ciudad porque la mejor forma de disimular algo, ya se sabe, es ponerlo bien a la vista.

Organizar un pucherazo en Valladolid resulta un tanto advenedizo. Yo creo que en cada sitio hay que conspirar con lo propio y en Valladolid se hace con tapas o un lechazo y no con un puchero. Mucho menos un pucherazo… Esto de querer comer fresas con novia y bacalao en una ciudad sin mar, que es el resumen de la globalización, es una horterada muy nuestra . Los platos de cuchara -como las votaciones- son un asunto de domingo y de familia, no un plato de negocios que tomar en el gastrobar de moda.

La cena en cuestión, visto el resultado de las primarias, ya puede pasar a los anales de la historia como «la última cena». Para todos los que estaban allí fue, desde luego, su última comida dedicándose a la política. El pucherazo casi siempre es una receta muy indigesta . Y si hay algo peor que un pucherazo en un partido político es, sin duda, un pucherazo bananero; una jugada así como de caciquismo de provincias.

En las comidas de empresa uno se juega el puesto de trabajo más incluso que a diario. Y en las cenas de Cs se juega un suicidio laboral. En «la última cena» de Cs en Castilla y León todos eran Judas Iscariote.

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