El tercer acceso por carretera desde Castilla y León a Portugal se abre camino

La comunidad autónoma y Braganza comienza el estudio para la variante internacional

La carretera atraviesa el casco urbano de Rihonor GOOGLEMAPS

M. GAJATE

La frontera entre Portugal y Castilla y León dibuja en el mapa de carreteras un enorme cartel de «pendiente». Tres tramos para cruzar a tierras lusas por vías de mejor calidad y capacidad suponen reivindicaciones históricas que no acaban de poner su último kilómetro de asfalto y abrir al tráfico. En este 2019 podrían tener su impulso definitivo. El primer caso sería el más visible. Se prevé que esté año finalice la construcción de los cinco últimos kilómetros de la Autovía de Castilla (A-62) entre Fuentes de Oñoro y el país vecino (los trabajos arrancaron en 2015). Más tendrá que esperar la Autovía del Duero a través de Zamora (se tuvo que volver a hacer declaración de impacto ambiental tras años en el cajón), que está pendiente de licitaciones. Y el proyecto para el tercer acceso, desde Sanabria a Braganza, lejos ya de la idea de autovía que se soñó, comenzará a sentar sus bases para una variante internacional.

Es el acuerdo al que llegaron Castilla y León y la Cámara Municipal de Braganza en un Memorando de colaboración en el que se comprometieron a realizar un estudio técnico de las posibles soluciones para la materialización de una variante a su paso por Rihonor de Castilla que permita la conexión con Portugal.

Con el desbloqueo de la variante de Rihonor se avanza hacia la vía rápida planteada hace más de tres lustros. Se mejorará la conexión a través de una carretera convencional, y no de alta capacidad, que contará con un viaducto para sortear el escollo del casco urbano con un asfaltado que tendrá capacidad para vehículos pesados, que ahora encuentran dificultades en las zonas fronterizas.

50 millones

Mientras esos estudios avanzan, la Junta prevé una inversión de 7,34 millones de euros para acondicionar los 15 kilómetros que separan Puebla de Sanabria de Rihonor de Castilla, una actuación que forma parte de la mejora de todo el eje de comunicación León-Braganza, a través de carreteras convencionales, titularidad de la Junta, eje en que está planificado en el Plan Regional de Carreteras una inversión de unos 50 millones de euros.

Continuar por el camino del acondicionamiento y mejora del trazado entierra definitivamente la autovía entre Braganza y León que tanto se reivindicó y que la Junta entiende que «actualmente no es necesaria, pues dicha comunicación se establece a través de multitud de itinerarios» por Zamora, por Benavente y por La Bañeza, a través de la red de alta capacidad (A-11, A-66, A-52, AP-71 y A-6) y de la red convencional.

La Junta de Castilla y León acometerá y costeará las actuaciones que se realicen en sus carreteras autonómicas en el marco de esta conexión «cuando las disponibilidades presupuestarias lo permitan» y advierte que es un proyecto a «varias legislaturas», explicaron desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.

Cofinanciación

En cuanto a la variante internacional de Rihonor, el compromiso adquirido por parte del Ejecutivo autonómico es de momento el citado Memorando en el que se recoge la redacción del estudio técnico, que deberá aportar los trámites preceptivos en España y Portugal, de información pública y los procesos ambientales correspondientes. Posteriormente, será preciso redactar un proyecto de construcción y se acordará la fórmula de cofinanciación.

Las autoridades portuguesas no han adquirido compromisos más allá de colaborar en la redacción del estudio, si bien deberán, igualmente, realizar mejoras en su red carreteras, que aún no han sido concretadas.

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