Carlos Temiño, presidente del Sindicato Obrero Independiente

«Siempre hemos defendido no tener liberados sindicales en las empresas»

SOI busca extenderse por toda la Comunidad, con Valladolid y Soria como destinos más inmediatos

Carlos Temiño, en la sede de SOI en la capital burgalesa R. Ordóñez

MONTSE SERRADOR

Burgos puede presumir de ser la única provincia que, en la actualidad, cuenta con una organización católica de trabajadores que se rige por la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, SOI (Sindicato Obrero Independiente) es en realidad una refundación de los antiguos «Gremios Obreros» que surgieron el pasado siglo como obra complementaria del Círculo Católico. Su presidente desde hace 16 años, Carlos Temiño, defiende un sindicalismo radicalmente opuesto a las organizaciones de clase porque «aquí la persona es lo primero».

-Un sindicato de estas características en los tiempos que corren...

-Nosotros éramos hace 125 años la Federación de Sindicatos Obreros Católicos de Burgos. Cuando llegó la Democracia se llegó a un acuerdo con la extinta CTI y así hemos estado hasta hace ocho años cuando esta última fue absorbida por CSIF, pero no casábamos demasiado bien y decidimos ser totalmente independientes. SOI es el resultado de una tormenta de ideas de la que salió el nombre y el anagrama. La ilusión es que en un futuro podamos dar el salto a la Comunidad y a toda España. Ahora estamos trabajando para entrar en Valladolid y Soria. En Burgos tenemos muchos delegados de empresas pequeñas que buscan una independencia política. Estamos en Aranda, Miranda, Salas de los Infantes, Villadiego... Crecemos muy lentamente porque siempre hemos defendido no tener liberados sindicales. La gente que esta en SOI está comprometida con el mundo obrero, con el mundo social, el respeto a la persona y desde el presidente hasta el último delegado sindical está a costa de renunciar a sus horas personales.

-¿Usted no está liberado tampoco?

-Yo estoy a punto de jubilarme y ya trabajo en buscar a gente que se ponga al frente del sindicato. He sido trabajador durante 36 años de Ubisa y por un accidente estoy a la puerta de la jubilación anticipada.

-¿Con cuántos afiliados cuentan?

-Rondamos el millar. En el último año gracias a la nueva sede y a que tenemos una mayor visibilidad estamos teniendo más entradas. Tenemos 103 delegados sindicales en empresas como Campofrío, Lear Ardasa o Ubisa y en las empresas de seguridad privada.

-Con una filosofía bien distinta.

-Nos guiamos por la doctrina social de la Iglesia. Es verdad que al mundo joven y al mundo laboral actual tanto los sindicatos, como los partidos o la religión no les llama mucho. Sin perder ese foco, porque nuestro sindicato no tendría razón de ser sin el apoyo incondicional de Círculo Católico, nuestra labor primordial es el diálogo y el respeto a la persona. Poner a la persona en el centro del diálogo social. También hacemos una labor social al atender a los trabajadores en dificultades.

-¿Qué ofrecen que no ofrezcan los sindicatos de clase?

-Cada empresa es un micromundo y en los sindicatos de clase prevalecen los convenios sectoriales, que en las negociaciones sea tabla rasa para todos. Nuestro ADN y diferencia con el resto de sindicatos es que buscamos lo mejor para las personas y, por lo tanto, para las empresas. En unas se puede exigir más que en otras dependiendo de su situación. Somos partidarios de que cuando una empresa pasa por dificultades hay que arrimar el hombro porque lo importante es que se mantenga, no que se cierre. Nosotros pensamos que al trabajador hay que dejarle lo mejor posible si una empresa tiene que cerrar, pero lo primero es seguir porque luego ya es muy difícil que vuelva a abrir. Hay que buscar la solución para que perdure la empresa, no para que me marche con una indemnización más que razonable.

-¿En qué se nota que SOI sigue la Doctrina Social de la Iglesia?

-Ahí está la dificultad, sobre todo en el mundo laboral actual. Traducir nuestro ADN a las empresas nos cuesta muchísimo porque vamos contra corriente, no es lo que se lleva, pero no renunciamos a ello. Es verdad que hay veces que es muy complicado defender que lo importante es la persona, no lo material, pero también es apasionante. La mayoría de nuestros delegados tienen claro qué postulados defender: la persona y la dignidad en el trabajo.

-Habrá quien les rechace bajo el argumento de que ‘son de la Iglesia’.

-Se nos ha llegado a decir que somos el ‘sindicato de los curas’ o el ‘sindicato vertical’ porque ven que nuestra forma de trabajar es distinta y tratan de confundir a los trabajadores y decirles que nunca les vamos a apoyar. En absoluto. Al hacer un sindicalismo casi radicalmente opuesto al que hacen ellos intentan confundir, sobre todo a los jóvenes. Nuestra libertad es absoluta. Yo nunca he tenido tanta libertad de actuación, nunca el Círculo Católico me ha llamado para decirme qué línea tomar. En los otros siempre predomina lo que dice Madrid o Valladolid...Su estructura es opaca y se hace una camarilla en la que unos se nutren de otros y prevalecen más las consignas políticas. Nuestras decisiones no van de arriba a abajo , sino de abajo a arriba

-También habrá quien piense que no se ve demasiado su ‘ser’ católico

-Siempre decimos que no somos perfectos, pero es verdad que hay que predicar con el ejemplo. Nosotros seguimos la doctrina social de la Iglesia. Tendríamos un problema si cuando nos dicen que somos amigos de los curas en sentido peyorativo nos echásemos las manos a la cabeza. Mantenemos nuestra defensa de la dignidad humana y del predicar con el ejemplo.

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