EDUCACIÓN

Un septiembre más, otra vuelta al cole

El inicio de curso escolar supone un cambio tanto para padres como para los propios peques

Un año más se acerca septiembre y, con ello, se inicia la vuelta al 'cole' para los más pequeños de la casa. Finalizan así tres meses de vacaciones frenéticos ICAL

HÉCTOR BARRUECO

Un año más se acerca septiembre y, con ello, se inicia la vuelta al 'cole' para los más pequeños de la casa . Finalizan así tres meses de vacaciones frenéticos , en la que los chiquillos son capaces de acabar con la paciencia de cualquiera durante las calurosas tardes de verano. Así lo pudo comprobar ABC en el inicio del curso en el CEIP Miguel Delibes de Valladolid . Un día que es fiel reflejo de las emociones de niños y padres. Volver a clase significa reencontrarse con los «compis» , los profesores, el amigo de juegos del recreo, las carreras por los pasillos en los descansos de clase y también, la rutina de los horarios escolares. Se acabó jugar todo el día, levantarse de la cama tarde. Toca cambiar de horarios y muchas veces, hasta de residencia, ya que los días en el pueblo jugando con abuelos y amigos, se intercambian por los deberes y tareas de la ciudad y la escuela.

El patio del colegio se ha inundado de niños de diferentes edades, que esperan (algunos con menos ganas) la ansiada entrada a su aula. La mirada de María resalta sobre los lloros de muchos niños de su clase. Es un día muy especial para ella y no para de sonreír. Inicia Primero de Primaría. «Se acabaron los juguetes en clase, ahora le va a tocar hacer deberes», indicaba su padre José, a la entrada en el patio de la escuela.

Asimismo, para otros muchos supone el día de vuelta a una pesadilla, lloros y berrinches son una clara muestra de la disconformidad de los pequeños, que se resisten a volver a la cruda realidad de la monotonía escolar. Algunos incluso miran con recelo a sus padres, los grandes culpables y artífices de encontrarse en ese lugar, en vez de estar en casa con los juguetes.

Además, el inicio del curso escolar supone un cambio transcendental para los propios progenitores. «Nos toca involucrar a los suegros, porque los horarios y las vacaciones de Semana Santa suponen un problema», resalta Luis, padre de Daniel. La adaptación de los horarios laborales y escolares, la búsqueda de clases particulares y de actividades extra-escolares significa un gran desafío para unos padres , que hacen malabarismos para cuadrar todo, con la ayuda en la mayoría de los casos, de los abuelos, que actúan como unos segundos padres.

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