Sánchez things

Formar un gobierno es como una serie Netflix, cuando te quieres dar cuenta te has ventilado todos los capítulos y sólo queda esperar dos años hasta la siguiente temporada. Papeles estelares: Màxim Huerta en el papel de ministro de Cultura. Y la colaboración especial de Pedro Duque en el papel de ministro de Ciencia. Había españoles en Twitter, que es la nueva «cólera del español sentado», que exigían más nombres de ministros -cuando todos los ministerios estaban ya repartidos- como si del bombo de la lotería se tratase. «¡No nos pueden dejar así!». Y es que es un Gobierno «tipo Supervivientes», como dice Gonzalo Gragera.

Para ser presidente con 84 escaños lo mínimo que te tiene que quedar es un Consejo de Ministros bonito. Y aquí ha dado Pedro Sánchez la segunda sorpresa. Ahora el personal se empieza a preguntar para cuantas sorpresas da exactamente este hombre, porque lo mismo la siguiente es ganar unas elecciones. De Sánchez, que le dio por resucitar cuando todos lo vieron imposible y después por ser presidente del Gobierno cuando todos lo entendían inasequible -pocas cosas más raras se han visto-, ya nadie se atreve a decir que no gane unas elecciones.

Lo de gobernar en minoría es otra historia. El mayor de los riesgos que corre es que le acabe saliendo una legislatura a la vallisoletana. Un gobierno muy de gestos, fotografías y titulares, pero de poco gobernar. Puente, que es el escudero de Sánchez y principal promotor de su resurrección, resultó ser un alcalde novedoso para Valladolid, pero la novedad le ha durado poco tiempo. Va a ser verdad aquello que decían cuando Grecia de que el ejercicio del poder iguala a todos.

Ahora Sánchez tiene la oportunidad de ser un buen presidente para el país y hasta de ganar unas elecciones; si decide gobernar, más que tuitear.