Las «revelaciones» de Vittorio Storaro

El director de fotografía italiano acude a la Seminci junto a Carlos Saura para presentar 'El rey de todo el mundo' y recibir la Espiga de Honor por su trayectoria profesional

Vittorio Storaro, izquierda, junto a Carlos Saura F. HERAS

Clara Nuño

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El cine es un oficio como otro cualquiera. Y, como en todos los trabajos, se hace camino al andar. O eso es lo que opina Vittorio Storaro (Roma, 1940), uno de los más grandes directores de fotografía y que este viernes ha sido condecorado con la Espiga de Honor en la Semana del Cine de Valladolid por su larga y fructífera carrera, que lo ha llevado a ganar el Óscar con diferentes largometrajes; ‘Apocalypse Now’ (1979), ‘Reds’ (1981) o ‘El último emperador’ (1989).

«Mi producción se ha articulado en cuatro momentos fundamentales», ha explicado Storaro en declaraciones a los medios recogidas por ABC: «Aprendí a entender la luz con Bertolucci, la necesidad de dar emoción y color con Ford Coppola, el moldear la vida con Warren Beatty y el estímulo vital y dar forma a la vida de la mano de Saura», ha desvelado el veterano cineasta que se encontraba precisamente junto a Carlos Saura en la presentación de su última cinta, 'El rey de todo el mundo' (2021); un homenaje a la música popular mexicana a través de una metaficción que emula los culebrones latinoamericanos.

«Trabajar conmigo es horrible», ha bromeado Saura para añadir que el rodaje de este filme ha sido «una experiencia nueva, diferente y magnífica, una aventura hacia lo desconocido en la que muchas cosas han sido improvisadas», que es lo que más le gusta. A sus 89 años, continúa con esta obra el camino iniciado en la inmersión del folclore mexicano en 1981 con «Bodas de Sangre».

«Desde el principio he intentado hacer lo que me gustaba a mí pensando que le gustaría a todo el mundo. No ha sido siempre así, sobre todo en mi país», ha explicado el director octogenario para contar una vieja anécdota al respecto de 'La Caza' (1966), hoy considerada por la crítica como su mejor creación. «Después del primer pase, un crítico conocido -cuyo nombre no voy a decir, ¿eh?- me dijo: 'vaya mierda de película ha hecho', ¡y ahora resulta que gusta!», recuerda.

En un ambiente alegre y distendido, en el que los dos ancianos parecían estar en la sobremesa tras una comida en lugar de en una rueda de prensa por un estreno, Storaro, que llevaba un gorro de fieltro porque, se disculpaba, «tengo una cicatriz y hay que protegerla del sol», ha reivindicado el buen hacer de cualquier trabajo. «Cada uno es un artista con una habilidad diferente, desde limpiar el suelo hasta cambiar una bombilla» , sentenciaba el italiano.

«El cine es un arte total», ha zanjado Saura tras divagar, con jovialidad, sobre el itinerario recorrido. Y Storaro ha cabeceado coincidiendo con su colega español, asegurando que gracias a él «he conocido el significado de la palabra arte».

El largometraje, que se ha presentado dentro de la última jornada de la ‘Sección Oficial’ de la Seminci, pero que no entra a concurso, se proyectará en los cines a partir del 12 de noviembre.

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