Día del Medio Ambiente

El reciclaje evita en 20 años emisiones equivalentes a las de 100.000 coches

La UE marca que en 2020 la mitad de los residuos serán reutilizados

M. GAJATE

Destrucción de recursos naturales limitados, contaminación del suelo, agua y aire, riesgo de incendios, enfermedades, aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, consumo extra de energía... Son muchos los enemigos a los que tiene que plantar cara la naturaleza. Amenazas que se ciernen sobre ella por distintos frentes, pero en este caso, todos esos efectos nocivos proceden de una sola fuente de contaminación: los residuos. En Castilla y León, cada día cada ciudadano deja de media tras de sí un kilo de basura. Comida, envases ligeros, papel y cartón, vidrio, pilas, ropa, medicamentos o aparatos electrónicos que se desechan sin posibilidades de recuperación. Y es que aún hoy en día son muchos los que no separan o no lo hacen correctamente los distintos tipos de desperdicios de origen doméstico para su posterior reciclaje. La descomposición de una lata puede tardar hasta 500 años y el vidrio hasta 5.000.

Por este motivo, disminuir el volumen de residuos que se depositan en el contenedor de «resto» y la cantidad de desechos domésticos condenados a acabar en los vertederos en un diez por ciento en una década son dos de los principales ejes de Plan Integral de Residuos de Castilla y León, que desarrolla la Consejería de Fomento y Medio Ambiente y busca minimizar el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, que hoy celebra su Día Internacional. Y todo ello pasa necesariamente por el incremento de los ratios de reciclaje.

No en vano, la separación correcta de residuos y su posterior valorización en los últimos veinte años han conseguido evitar importantes daños sobre los hábitats de la Comunidad. Destaca cómo sólo con el reciclaje de vidrio se ha minimizado la emisión de cientos de miles de toneladas de CO2 a la atmósfera que se habrían producido de no haberse recuperado esos materiales y que equivaldrían a la plantación de 440.000 árboles y su mantenimiento durante un siglo o la retirada de circulación durante un año de más de cien mil coches.

En este tiempo, la sensibilización ha ido aumentando y se hace patente en el incremento de los materiales que los ciudadanos depositan en los contenedores amarillos, verdes y azules. Es el reciclaje del papel y cartón el que más interiorizado parece tener la ciudadanía. El 77 por ciento tiene ese destino, un porcentaje inferior al de otro tipo de residuos, como el material orgánico.

Segunda vida

De media, cada castellano y leonés genera cerca de 400 kilos anuales de residuos domésticos y comerciales. De ellos, en 2018 se reciclaron 12,8 kilos por persona de envases de plástico, metal y bricks, 18,9 de papel y cartón y 20,6 de cartón. A los mismos se sumaron 200 gramos per cápita de residuos eléctricos y electrónicos. Las cifras llevan a superar en algunos casos los ratios marcados por las directrices europeas que dictan que en 2020 la mitad de los desechos sean reciclados.

Esa segunda vida para la basura se materializa, por ejemplo, en un libro obtenido a través de ocho cajas de cereales, un forro polar mediante cuarenta botellas de plástico, una olla de cocina con ocho latas de conserva o una silla con 550 de aluminio.

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