El misterioso crimen que metió a Cervantes en la cárcel

Pasó dos días entre rejas, como posible sospechoso del asesinato de un caballero navarro a las puertas de su casa

La Casa de Cervantes en la actualidad F. HERAS

M. G.

En la noche del 27 de junio de 1605 Don Gaspar de Ezpeleta, un caballero navarro del Hábito de Santiago resultó herido de muerte en la antigua calle del Rastro de la capital vallisoeltana. Fallecería dos días después si confesar quién había sido su verdugo. Nunca se conoció la identidad de la persona que le acuchilló, pero hasta once personas fueron llevadas a prisión y estuvieron en el punto de mira de la investigación. Entre ellas, el morador de una de las casas vecinas al lugar del crimen: Miguel Cervantes.

El duelo que le costó la vida a Don Gaspar de Ezpeleta tuvo lugar en la orilla izquierda del río Esgueva, una zona entonces recién urbanizada que se encontraba a las afueras de la ciudad. Hoy es pleno centro y en ella sigue en pie la casa en la que residía el escritor de El Quijote, donde habitaba gente modesta. La misma que aquella noche atendió al herido, que fue llevado a esos edificios , donde sería atendido por médicos y clérigos.

Con la muerte del hombre, la investigación quiso indagar en este ambiente que rodeó al moribundo y se detuvo a once personas entre las que estaban Cervantes y parte de su familia. Con ello, el escritor, que pasó dos días entre rejas, cumpliría con una desdichada tradición familiar e ingresaría en la carcél de la que habían sido huéspedes su padre y su abuelo . El primero lo haría por una deuda que no pudo pagar a tiempo y el segundo por intentar casar a su hija con un bástardo del Infantado.

La investigación nunca llegó a una conclusión, con una aventura amorosa con una mujer casada como posible móvil del crimen, la atención se centró también en la famiia Cervantes, de la que se sospechó que regentara una casa de citas. Nada fue conluyente y todos los detenidos fueron liberados, pero de documentación del proceso se ha podido obener un mejor retrato del célebre escritor durante su estancia en la capital del Pisuerga.

Así, estos datos revelan que compartía casa con su hija, una sobrina y dos hermanas. Una de ellas, le definió como un «hombre que escribe y que por buena habilidad tienen amigos». Lo confirmarían otros testigos del proceso que pondrían sobre la mesa que recibía numerosas visitas de gente importante.

Cervantes se mudó a Valladolid en dos ocasiones. La primera lo haría con cuatro años. Volvería tiempo después, con el traslado de la Corte a incios del siglo XVII, adulto y con un libro en su ajuar que pondría su nombre en la historia. Desde la capital del Pisuerga inició los trámites para finalmente publicar «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha» .

De su impronta en la cidada se conserva su casa, la única en la que ha habitado en sus distintos destinos que se mantienen en pie . En ella redactó el prólogo de El Quijote. A unos minutos de allí se encontraba el negocio de un librero a alcalaíno a quien recurrió para que presentara su obra al Consejo de Castilla y obtuviese el privilegio de impresión. Se puso en venta entre finales de 1604 y principios de 1605. Unos meses depués se produciría el crimen junto al callejón de su casa por el que acabó en el punto de mira.

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