Jorge Francés - Ruido blanco

La herencia recibida

«El problema actual del PP es que hay varios PPs lo que rompe la virtud de mostrarse cohesionado ante la opinión pública que casi siempre ha tenido el partido»

Pablo Casado junto a José María Aznar, en una imagen de archivo G. N.

Jorge Francés

Aznar siempre lleva bigote. Tiene bigote hasta con mascarilla. Sucede con el expresidente como con el logotipo del PP, que siempre tendrá una gaviota incluso después de que decidieran borrar el presunto charrán que sobrevolaba sus siglas. El PP de José María Aznar volvió este domingo a la televisión como si nunca se hubiera ido aquel partido férreo como para que no se descolgara un Vox por la derecha y tan pragmático como para ser el Ciudadanos de antes de Ciudadanos. Ese Partido Popular de las mayorías, que nadie sabe si es de lo que huye Pablo Casado o a lo que quisiera volver a abrazarse. El aznarismo jamás pide perdón aunque lo sienta mucho. Ese de la mentira de las Azores, de la boda en El Escorial como pasarela de la corrupción y del milagro económico de Rodrigo Rato ahora en libertad con pulsera telemática.

Nadie sabe si Pablo Casado reivindica romper con aquel PP o solo con el de Rajoy, si es que logran convencernos de que no son lo mismo «los hilillos de plastilina» que soltaba el Prestige que el marianismo de «no se votará el 1-O en Cataluña». Si eso también se quedará pegado a las paredes y el balcón de Génova. El enésimo regreso de Aznar es calculado e inoportuno, como siempre. Justo en el peor momento del PP, con un líder herido y desorientado y comenzando un nuevo ciclo de congresos. Los populares se juegan en los próximos meses su futuro al decidir el poder territorial que marcará, quiera o no, la estrategia de la dirección nacional. El problema actual del PP es que hay varios PPs lo que rompe la virtud de mostrarse cohesionado ante la opinión pública que casi siempre ha tenido el partido. Aznar nos recuerda que el PP también practicó el cesarismo de Sánchez, de Rivera y Arrimadas o de Iglesias.

Casado sigue sin explicar qué es pasar página. Él que fue jefe de gabinete del gobierno de Aznar y vicesecretario de comunicación con Rajoy. Tampoco explica qué quiere que sea este PP a partir de ahora cuando estrene sede y carezca de historia. Hasta en la penumbra de esa entrevista Aznar sigue haciendo sombra. Hasta callado en el PP se sigue escuchando su risa inquietante de villano de Marvel.

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