JUICIO POR EL CRIMEN DE CARRASCO

Los inspectores de Burgos afirman que no ofrecieron ningún pacto a Montserrat

Además declararon sobre el caso seis policías nacionales

LEÓN Actualizado: Guardar
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A las 09.00 horas de este lunes daba comienzo la cuarta sesión del juicio por el crimen de Isabel Carrasco, una jornada en la que declararon seis policías nacionales y los dos agentes de Burgos a los que la defensa de Montserrat González y Triana Martínez culpa de haber «engañado» a las acusadas para arrancarles su primera declaración.

Uno por uno, los seis agentes de la policía nacional hicieron declaraciones sobre la prueba de residuos realizada a Montserrat González, la escena del crimen, el vehículo de la tercera acusada, Raquel Gago, el Mercedes de Triana Martínez y el registro de la casa de Triana. La primera en hacer acto de presencia fue una inspectora de la Brigada Científica de la Comisaría de Policía Nacional que realizó la prueba de residuos, a la que en un primer momento Montserrat se negó. Cuando se llevó a cabo la misma, le resultó bastante curioso que se frotase las manos contra la chaqueta, como si intentase quitarse los residuos.

El segundo testimonio fue el de un policía de la misma Brigada Científica, que llegó a la pasarela donde fue abatida Carrasco pocos minutos después de los hechos y que hizo un reportaje fotográfico del cadáver y el entorno. También fotografió el interior del vehículo de Raquel Gago, donde se encontraba el bolso grande que contenía el pequeño en el que estaba el revólver y también una navaja y dos fulares, labor que se llevó a cabo en la comisaría.

La tercera en discordia fue la encargada de las fotografías en el Mercedes de Triana. Según la delcarante, en el vehículo se encontró un tique de la ORA que comenzaba a las 16.52 horas, justo cuando tuvieron lugar los hechos del crimen.

La cuarta declaración fue a cargo de una agente de la Policía Judicial que participó en el registro del domicilio de Triana, lugar donde se encontró un arma, balas, fotografías, recortes de prensa con anotaciones, papeles con precios de pistolas, marihuana distribuida en bolsas, ordenadores y memorias extraíbles. Otra policía que también se encargó del registro del domicilio aludió al hallazgo de una pistola y munición de distintos calibres, a los recortes de periódicos y anotaciones sobre contactos para comprar armas, además de memorias portátiles.

Las declaraciones siguieron sucediéndose y la agente de la Policía Científica que se personó en sexto lugar en la mañana de este lunes hizo un reportaje fotográfico en la pasarela y al coche de Raquel Gago, que fue trasladado a dependencias policiales por un compañero.

Ningún trato

Llegó el turno de los dos inspectores provenientes de burgos. El primero de ellos, tras relatar su llegada a la comisaría de León y el primer encuentro que tuvieron con Montserrat, en el que llegó a decir que se suicidaría «si alguien no me atiende», declaró que era «manifiestamente falso que le hubiéramos dicho que veníamos para ayudarlas», además de negar que las coaccionaran de alguna forma.

El interrogatorio continuó y el agente relató que Montserrat estaba muy indignada porque su hija estuviera detenida, además de que en ningún momento se sintió arrepentida. Triana llegó a la comisaría entre las cinco y las seis y pidió estar a solas con su madre, a lo que no pusieron inconvenientes. En este momento, Montserrat le dice que va a declarar que ha sido ella la que mató a Isabel Carrasco, que estuviera tranquila porque va a quedar libre. Preguntan cuando pueden declarar y le contestan que están buscando el arma todavía. En ese punto Montserrat dice «no os molestéis en buscarla en el río porque no está ahí. La tiene una tercera persona». Empieza una discusión y la hija le dice «no se te ocurra decir quién la tiene porque es policía». Esta última parte dice que se le escapa como entre dientes.

Tras el relato, el agente sostuvo que su trato con ellas fue «exquisito» y que no les ofrecieron un trato «en ningún momento». Seguidamente, el agente de Burgos contó que tanto él como su compañero acudieron a casa de Raquel Gago tras haberse encontrado el bolso. Cuando bajaron al garaje el coche estaba abierto y un compañero bajó el bolso, lo revisaron y lo trasladaron a comisaría.

Ante los ataques del abogado de la madre y la hija, el agente declaró que no vinieron «porque esto nos guste o porque yo sea de León, vinimos porque nos pidieron venir». «La versión de Raquel Gago era creíble y se podía comprobar y por este motivo se puso en libertad tras su primera declaración».

Sin opción de pactos

El segundo agente de Burgos señaló desde un primer momento que ellos no pudieron engañar a la madre y a la hija, ya que ellos no tienen «la opción de pactar nada».

Al hecho de que Montserrat y Triana pudieran estar juntas fue por «rebajar la tensión y tratar de empatizar» con ellas. No había nada en ese momento que impidiera este encuentro y era notable que «madre e hija tenían una relación muy estrecha, con un grado de amor tremendo». No fue buscando que pudieran declarar más, sino que se tranquilizaran.

Además, el testimonio del inspector refrendó el de su compañero sobre el hecho de que Triana recogió el bolso que contenía el arma de manos de su madre y no en un punto distinto al que declaró que lo había cogido del suelo, tal y como sostiene la defensa de madre e hija. Según el inspector, Montserrat le entregó el bolso a Triana en el pasadizo existente entre la calle Colón y Gran Vía de San Marcos.

«Parece sorprendente», reconoció preguntado la rápida aparición del arma una vez que la joven dijo a su madre que no comentara nada porque la tenía una policía.

Por últimó, apuntó que el relato de Gago pareció «coherente» y que no entendía «la participación de Raquel Gago en ese momento y sigo sin entenderla».

El juicio continuará este martes con la declaración de la vecina de Isabel Carrasco que aseguró haber visto en varias ocasiones (durante el mes de enero de 2014) a Montserrat González merodeando por la zona de su vivienda. A su vez testificarán Marcos Martínez Barazón, quien sucedió a Isabel Carrasco en la presidencia de la Diputación; Ana Isabel Llamazares, una amiga de Triana de la Diputación; José Manuel Presa Ferrero, el titular del móvil de prepago que utilizó Triana tras el crimen; José Fernando Cornejo Pablos, quien asistió como letrado a madre e hija antes de que contrataran a su actual abogado; Jesús López-Brea, pareja de la víctima; Julio Mozo López, operario de la ORA con el que conversaba Raquel Gago cuando Triana introdujo el bolso con el arma en su vehículo; María Rodríguez García, una conocida de Raquel Gago de las clases de restauración; Abilio Álvarez Rodríguez, coordinador de la casa de cultura de Trobajo donde Raquel Gago asistía a clases de restauración y el policía local 3.115, que fue el primero que llamó por teléfono a Raquel Gago para contarle que habían asesinado a Isabel Carrasco y su amiga Triana y su madre Montserrat estaban detenidas.

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