Fernando Conde - Al pairo

Galdós y esta España

«Don Benito podría dibujar hoy personajes que hablan en femenino, destrozando a cada palabra la lengua que él tanto honró»

Monumento a Pérez Galdós en El Retiro ABC

Si don Benito el garbancero levantara la cabeza, tendría momio suficiente para enjaretar un episodio nacional en el que se describiera una España en agonía y sin rumbo. Una España en la que el humor ha sido arrasado por la implacable dictadura de lo políticamente correcto . Una España en la que parte de sus hijos han olvidado lo que son y de dónde vienen; sin saber, además, adónde van. Una España dividida más que nunca en facciones que se disputan el favor de los ciudadanos no proponiendo idearios a los que sumarse, sino pretendiendo adaptarse al gusto de todo -cosa materialmente imposible-. Una España que pretende hacer del hembrismo, disfrazado de lucha feminista, un nuevo credo. Una España, en fin, sin España.

Don Benito podría dibujar hoy personajes que hablan en femenino, destrozando a cada palabra la lengua que él tanto honró. Podría esbozar políticos de sonrojante mediocridad que poco o nada tienen que ver con aquellos probos hombres de su tiempo. Podría pintar personajes desquiciados, violadores en grupo, pederastas, correveidiles mediáticos, defensores de los animales que empatizan mejor con ellos que con sus semejantes . Podría imaginar ciudadanos que se enfrentan a largas penas de cárcel por defenderse en sus propios casas, asesinos que echan de menos a sus víctimas, inmorales que dejan a Juana para irse con su hermana, mangantes de guante blanco y alma negra. Podría inventar nuevos perfiles que en su tiempo ni existían.

¡ Ojalá fuera la España del sigo XXI una España de charanga y pandereta! Pero no, charanga y pandereta han quedado sólo para carnavales y fiestas, como en los tiempos de la censura. Sólo que ahora la censura no es cosa del gobierno, sino una dictadura del pueblo. Todo quisque es en estos tiempos nuestros censor. Y así, lo que dicho por unos es libertad de expresión, dicho por otros constituye delito de lesa democracia. La censura popular es una inquisición a tiempo completo y de banda ancha . Puede usted reírse de las creencias de los demás, escarnecer, en aras de la libertad de expresión, cualquier cosa, pero cuidado con decir, por ejemplo, que la homosexualidad es reversible o que las mujeres pueden ser felices criando hijos y atendiendo una casa, porque eso es fascismo. La España que vivimos da miedo. Mucho más miedo que cualquier España anterior . El chiste y la parodia viven horas bajas. Hoy serían impensables individuos como Arévalo o Eugenio. Sus repertorios se reducirían a la nada sin tartamudos, sin cojos, sin mancos, sin tuertos, sin gitanos, sin maricas, sin mujeres, sin… sin personas, animales o cosas que se sintieran ofendidos a la mínima.

Descanse usted en paz, don Benito, y por nada del mundo levante la cabeza. Se la cortarían de cuajo.

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