Enrique Rivero - Tribuna

Abierto por vacaciones

«Las crecientes dificultades para la formación de gobierno nos trasmiten a los recién llegados una mayor sensación de provisionalidad, de estar de paso sin saber con certeza si seguiremos por aquí dentro de unos meses»

J. GARCÍA

Mi primer contacto con el personal al servicio del Congreso se produjo al acudir a presentar la documentación para la toma de posesión. Al acceder al despacho donde los Letrados de la Cámara iban revisando nuestros documentos personalmente, un ujier amable de venerable aspecto me dijo «Pase usted al fondo, por favor», a lo cual le contesté, llevado por la solemnidad del momento y la costumbre de las salas de Justicia «Con la venia, señoría»; replicando él con certera corrección «No, el señoría es Usted».

Sin embargo, según va uno viniendo al complejo de la Carrera de San Jerónimo y se va moviendo por sus pasillos y salas, toma conciencia de que la condición de señoría no es propia, sino ajena y prestada a los diputados en tanto depositarios de la voluntad popular. Y de que las únicas personas verdaderamente necesarias en un mundo donde las señorías somos contingentes son, precisamente –sin desmerecer al personal, eventual, de los Grupos Parlamentarios-, las integradas en los Cuerpos y Escalas al servicio de la Cámara (letrados, archiveros, bibliotecarios, asesores facultativos, técnicos administrativos, redactores, taquígrafos, estenotipistas, …, y por supuesto los ujieres).

Por eso, y por peinar ya canas, me hizo mucha ilusión ser recibido ya iniciado el mes de agosto por otro venerable ujier de la institución con la madrileña expresión «Dígame, joven», al acudir a un mostrador a formular una consulta; tras lo cual, no obstante, y al percatarse de mi condición, depuso el tono coloquial para ustearme implacablemente.

Las crecientes dificultades para la formación de gobierno nos trasmiten a los recién llegados una mayor sensación de provisionalidad, de estar de paso sin saber con certeza si seguiremos por aquí dentro de unos meses. Tenemos la creciente intuición de que pronto puede hacer falta tirar de la «ley de segunda vuelta» aprobada en el mes de octubre del año 2016 para añadir una Disposición Final 7ª a la LOREG mediante la cual se acortan los plazos electorales –reduciendo la campaña a 8 días-, se minoran las subvenciones por gastos electorales –en un 30%, reduciéndose previsiblemente en consecuencia los mismos- y se limitan al 50% los previstos en los artículos 55 y 58 de la ley.

Sin embargo, los españoles no tienen nada que temer. El personal al servicio de las Cámaras, que mantiene el Congreso «abierto por vacaciones» durante el mes de agosto para quienes queremos seguir trabajando, cumplirá escrupulosamente con sus funciones durante el interregno, defendiéndonos cual guardia de la noche desde el muro del Estado de Derecho frente a la anarquía. Y cuando termine la nueva contienda, los diputados del Grupo Parlamentario de Ciudadanos nos reincorporaremos al Congreso si volvemos a recibir la confianza de los españoles, o bien a nuestra actividades y ocupaciones personales y profesionales si no fuera así. Porque nos creemos y sabemos necesarios, pero no somos tan soberbios como para considerarnos tan imprescindibles como ellos.

Enrique Rivero

es diputado por Palencia de Ciudadanos

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