Diez localizaciones que reconocerás en «Mientras dure la guerra» si conoces Salamanca

H. D.

30/09/2019
Actualizado a las 13:09h.

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«Un abrazo y muchas gracias, Salamanca». De esta manera concluía el director hispano-chileno su dedicatoria en el Libro de Honor de la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca (USAL), no en vano, es en la bella ciudad castellano y leonesa donde transcurre la mayoría de acción y, por tanto, donde se desarrolló gran parte del rodaje de «Mientras dure la guerra», que narra las últimas vivencias de don Miguel de Unamuno (interpretado por Karra Errejalde), por aquel entonces rector de la Usal, hasta su encuentro con Francisco Franco (en cuyo papel se mete Santi Prego).

Es, por tanto, la sede de la institución académica, uno de los emplazamientos más recurrentes en el film que ha liderado la taquilla este pasado fin de semana, y en concreto, su Patio de Escuelas o las recreaciones del despacho del escritor y del salón de actos -donde tuvo lugar el famoso discurso en el que se enfrentó Millán Astray-.

También aparecerá con asiduidad la fachada del Edificio Histórico y los interiores de la casa museo de Unamuno, ubicada en el número 25 de la calle Libreros. La casona, del siglo XVIII, fue donde residió Unamuno en su época de rector, y se ubica junto a la fachada plateresca del edificio de Escuelas Mayores.

El puente romano es otro de los conocidos y privilegiados enclaves que aparecerá en la película. Será el escenario pasea conversando con algunos de sus amigos, como el pastor protestante Atilano Coco (enm cuya pien se mete Luis Zahera) y el profesor universitario Salvador Vila (interpretado por Carlos Serrano-Clark).

La espectacular Plaza Mayor, de estilo barroco y que el propio Miguel de Unamuno definió como «un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico» es otro de los emplazamientos que acaparará la atención de los espectadores, y también uno de los locales de sus soportales, el histórico Café Novelty -es el más antiguo de la ciudad-, donde arranca la película de Amenábar con la declaración del estado de guerra.

El pasado jueves, durante la presentación de la película y un día antes de su estreno nacional, el propio director recordaba que que la figura de Unamuno ya eligió Salamanca para quedarse «porque se quedó prendado», y es por eso por lo que él, que queríao contar los últimos meses de su vida del autor bilbaíno y e insigne rector de la Usal, por lo que debía «retratar» Salamanca. Una ciudad, como apuntó, que desde el principio mostró un «gran recibimiento» y apoyo a todo el equipo por parte de las instituciones y «mucho cariño de la gente», a lo que añadió las ovaciones al terminar los rodajes, que se prolongaron durante cinco semanas entre finales de mayo y julio de 2018.

Y es que las cámaras del cineasta no sólo se pudieron ver por los emplazamientos mencionados, ya que para grabar utilizó hasta un total de 15 localizaciones. Así, en la película se puede ver también la calle Bordadores, cuyo nombre se debe, como suele ocurrir en estos caso, a la numerosa presencia siglos atrás de estos artesanos, así como de fabricantes de bohordos -una especie de varitas obtenidas de juncos-; pero también las vías de Compañía, Cervantes, de la Vera Cruz y Tavira.

La iglesia románica de San Martín, la plaza de San Benito -donde se ubica la iglesia del mismo nombre y cuyos edificios acogieron durante siglos la residencia de las familias nobles de Salamanca, y la Catedral Vieja, se suman también a las localizaciones fácilmente reconocibles de la película, cuyo rodaje se completó, ya fuera de Castilla y León, en escenarios de Vizcaya, Toledo y Madrid.

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