¿Cómo logra Castilla y León «colarse» entre las potencias mundiales en educación?

Aunque los resultados obtenidos en el último estudio de Tendencias en Matemáticas y Ciencias, hechos públicos la pasada semana, hacían presagiar que el Informe PISA 2015 volvería a ser bueno para Castilla y León, parece que nadie se esperaba que fuese tan positivo, a juzgar por el feliz semblante y las primeras palabras del consejero de Educación, Fernando Rey, durante la rueda de prensa ofrecida para analizar los datos que disecciona de manera minuciosa el rendimiento educativo de hasta 72 países. «Hemos tenido que leerlos varias veces para creerlos», confesó el máximo responsable autonómico en esta materia. Castilla y León vuelve a colocarse a la cabeza de la calidad educativa en España superando con un nota de 516 puntos a Navarra, que en el último informe había aventajado a la Comunidad, y muy por encima de la media nacional (492 puntos), de Europa (494) y de la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-(492).

«Son los resultados soñados», prosiguió exultante el consejero Rey, quien explicó que si Castilla y León fuese un estado, «ocuparía la séptima posición del mundo en calidad educativa», sólo por detrás de Singapur, Japón, Canadá, Estonia, Finlandia y Corea del Sur. Dato que además le sirvió para sacar pecho y referirse a la Comunidad como «una potencia educativa en crecimiento», como demuestra el hecho de que los resultados «no han hecho nada más que crecer» desde comenzaron a publicarse hace ya 13 años. También esto da entender, a juicio del consejero, que «no se trata de un hecho aislado sino estructural», por lo que agradeció el trabajo del presidente Juan Vicente Herrera, «culpable último de las políticas educativas de la Comunidad», y de su inmediato predecesor, el consejero Juan José Mateos, «responsable directo de haber mejorado los datos».

A ese esfuerzo continuo se suman, en opinión del consejero, otras claves. ¿Qué ocurre en esta autonomía para que con menos gasto educativo, y en principio, partiendo de una situación de desventaja frente a otras «más ricas» como Madrid o Navarra, obtenga estos resultados? «Es una buena pregunta», sotuvo ayer a ABC. Rey pone el énfasis en varios factores.

Primero, «tradicionalmente las familias castellano y leonesas han tenido mucho aprecio por la educación y la cultura». Esto, a juicio del consejero, ha hecho de los nucleos familiares un pilar «clave» de la comunidad educativa, siendo «un gran apoyo» para sus hijos y depositando su total «confianza» en los formadores.

Precisamente en el mérito de los profesores hacen especial hincapié los sindicatos UGT y CSIF cuando analizan los «por qués» de tan buenos resultados en PISA . El consejero no les quita la razón. «Tenemos unos magníficos profesores, muy motivados y con un gran nivel», sostuvo Fernando Rey, recordando el nivel de exigencia ya de partida, en las mismas oposiciones, para formar parte del cuerpo de maestros.

Otra de las «claves» es, para la Consejería de Educación, haber desarrollado unas políticas educativas «sostenidas en el tiempo» y haciendo especial hincapié en la formación del profesorado y en los programas de refuerzo. «Hay algo que no se sabe bien, y es que en Castilla y León hay una gran tradición en innovación. Hay muchas figuras que han sido creadas en esta comunidad como el Bachillerato de Investigación y Excelencia o los protocolos contra el acoso escolar que comenzamos hace diez años».

Por último, para este responsable en materia educativa, otro elemento «clave» es la proporción que existe de la escuela concertada, un 30 por ciento, «un porcentaje alto y significativo que también hace una gran aportación», aunque detalló que tal y como ha recogido PISA, apenas hay diferencias entre los dos sistemas –de hecho, en Ciencias lidera la educación pública–, lo que a juicio de este consejero, «nos dice que el sistema es capaz de limar las desigualdades de oportunidades que traen los escolares».