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El bosque, vector de desarrollo

Un informe del CES constata el valor de los recursos forestales para favorecer la economía y el empleo del medio rural en numerosas comarcas

El aprovechamiento maderero se focalizada fundamentalmente en municipios de menos de 20.000 habitantes ICAL

I. Miranda

Existe una gran cantidad de recursos forestales sin explotar que suponen un gran potencial para el desarrollo económico e industrial de Castilla y León. Existe un buen nivel de conservación de ecosistemas y una elevada disponibilidad de recursos forestales, tanto maderables como no maderables». Dos frases contundentes que sirven como conclusión principal del informe sobre el sector forestal en la Comunidad Autónoma elaborado por iniciativa del Consejo Económico y Social (CES), con el fin de conocer las sus inmensas posibilidades de contribución a la generación de empleo y al desarrollo socioeconómico en el medio rural, sobre todo en comarcas periféricas y de montaña.

El aprovechamiento maderero, como eje esencial de la actividad forestal, se localiza preferentemente en municipios de menos de 2.000 habitantes, por lo que se trata de un medio válido para fijar población. Entre las recomendaciones del informe, en cuya redacción han intervenido expertos de la Fundación Cesefor -que integran la Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León, la Universidad de Valladolid y la Diputación de Soria, con el apoyo de la Junta- hay un primer aviso a la Administración autonómica, encaminado a lograr una mayor coordinación de las políticas de agricultura, ganadería e industria. Además de urgir a la restauración de la vegetación de ribera, pide a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente «reforzar su liderazgo como responsable de la política forestal de la región».

Bien vertebrado, el sector forestal podría suponer el 3 ó el 4 por ciento del PIB de Castilla y León

Al hablar de una utilización correcta de los recursos, resulta esencial una visión amplia que va más allá de la mera explotación de madera. Así lo entiende el ingeniero de montes Pablo Sabín, director de Cesefor y coordinador del estudio, para quien «también hay que pensar en setas, trufas, piñón, castaña o resina, entre otros. Castilla y León es líder en unos cuantos de ellos a nivel nacional e incluso europeo. Si bien estos recursos figuran en la agenda regional, no tienen el apoyo estratégico que requieren. Es el momento de aprovechar la oportunidad en el cambio hacia una economía verde y circular». En este sentido, el técnico pone además como ejemplo a seguir la gestión forestal de una región austríaca.

El ejemplo de Austria

«Styria puede ser referencia en el ámbito de la madera, principalmente por el gran valor añadido que dan a la transformación. En otros recursos hay otras regiones europeas. En cualquier caso, los entornos son muy variados y cada región debe labrar su camino. Castilla y León necesita un marco que englobe a toda la cadena de valor desde el monte al consumidor, pero sobre todo integrando a la industria forestal en el proceso», subraya Sabín, que también ha cuantificado todo lo que podría aportar el sector bien vertebrado con una correcta explotación de la riqueza de nuestros bosques. Según sus cálculos, sería posible alcanzar un 3 ó 4 por ciento del PIB regional si desarrollan, con valor añadido, las distintas cadenas de los recursos, «desde unos criterios de sostenibilidad a través de un aprovechamiento planificado y con los sellos de calidad que lo avalan», aspectos estos últimos en los que incide particularmente el informe, similares a los de los productos agroalimentarios.

Pablo Sabín, director de Cesefor

Otras actuaciones recogidas incluyen el fomento del I+D+i y la digitalización del sector; mejorar la preparación de profesionales de la gestión forestal, aserraderos y cuadrillas contra incendios -para los que pide mayor presupuesto y estabilidad laboral-; emplear la ganadería extensiva como opción para controlar la vegetación, y fomentar la industria del mueble, dentro del concepto 4.0, así como difundir las posibilidades de la madera como material de construcción y apostar más por la biomasa. Además, hay una referencia expresa al turismo de naturaleza, que posee una clara capacidad de atracción de visitantes si hay acciones de emprendedores que promueven iniciativas en ese sentido.

«Es el momento de aprovechar la oportunidad en el cambio hacia una economía verde y circular»

Mención especial merecen la resina y el piñón, los dos productos característicos del pinus pinaster y del pinus pinea que no atraviesan sus mejores momentos. «Castilla y León es líder europeo en ambos. Para la primera se requiere un apoyo claro a la resinación a través de esquemas que hagan más viable la profesión del resinero, que debe integrarse en otras labores de la gestión forestal. Por su parte, el piñón exige un esfuerzo en la lucha contra la plaga de la chinche americana que está diezmando la producción, antes de que arruine al sector empresarial y produzca el abandono de la gestión de los bosques tan emblemáticos de la región», asevera Sabín. Finalmente, se aconseja la reforestación en terrenos abandonados por la agricultura y sin aprovechamiento de pastos. Miles de hectáreas que «pueden ser el germen de nuevos bosques que contribuyan a la mitigación del cambio climático», indica el ingeniero. Hay superficie desarbolada que podría incrementar la capacidad de sumidero de carbono a través de su conversión hacia zonas adehesadas. La restauración de la vegetación favorecería así la biodiversidad y puede atraer actividad según los suelos. De castaños a aromáticas. De frutos silvestres a nogales. Porque el bosque puede ser, además, vector de desarrollo.

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