Al auxilio de los mayores

Los cuerpos de bomberos de Castilla y León reciben varios avisos por semana relacionados con accidentes domésticos sufridos por ancianos, que cada vez más viven solos

Un equipo de bomberos durante una intervención con la escala en Valladolid BOMBEROS VALLADOLID

SERGIO GARCÍA

Una gran parte de los ancianos de la Comunidad viven solos. Así lo muestra la Encuesta Continua de Hogares de 2017. En julio de ese mismo año, el número de hogares unipersonales donde habitan personas mayores de 65 años en Castilla y León se situó en un total de 139.200. Una cifra que también representa cuántos ancianos viven sin acompañantes en la comunidad, personas mayores que pueden sufrir un accidente sin que nadie lo sepa hasta pasado un tiempo. Así, los servicios de emergencias reciben casi cada día avisos relacionados con ancianos que no responden al teléfono. Llamadas y situaciones, que, en definitiva, una visita podría evitar.

«Es raro no recibir varias emergencias de este tipo a lo largo de la semana, ya que cada vez más gente mayor vive sola», se lamenta Alberto Fernández, jefe de grupo de bomberos de Valladolid. Según sus palabras y su experiencia, estos avisos son cada vez más frecuentes y en la mayoría de las ocasiones ocurren porque «la persona se ha caído, se ha roto la cadera y no puede abrir las puertas o contestar las llamadas de los familiares o de los vecinos».

Ante estas situaciones, el cuerpo de bomberos de Salamanca actúa de una manera rápida, con un camión, dos mandos y, como no podía ser de otra manera, con los propios bomberos. «Vamos en un vehículo con escalera y uno de los mandos intenta abrir la puerta del domicilio con una tarjeta, mientras que, por otro lado, el segundo mando prepara la escalera por si es necesario su uso», explica José Santos Jiménez, jefe de guardia de bomberos de Salamanca.

Santos también piensa que las causas de este incremento son «el envejecimiento de la población y que cada vez más gente mayor vive sola». A ello añade que estos ancianos tienen menor atención por parte de las familias, ya que «es habitual que los hijos no trabajen en la ciudad». En 2017, Castilla y León era la segunda comunidad autónoma con mayor número de hogares unipersonales, en total 295.500. De este número, un 47% representa viviendas habitadas por personas de más de 65 años. En estos hogares viven solos 41.100 mayores y 98.100 ancianas, según refleja la Encuesta Continua de Hogares realizada por el INE (Instituto Nacional de Estadística).

Alberto García Vila, responsable del operativo del servicio de León, confirma que estas llamadas «son frecuentes» y que casi todos los días reciben este tipo de avisos, un «accidente sanitario», como así los califica el 112. Vila también habla de su modo de actuar, idéntico al de las demás provincias, a lo que añade que en algunos casos la puerta está cerrada por un pasador, «algo que suele ser muy común» y, que en última instancia, les hace romper algún cristal de alguna ventana de la vivienda. «En uno de los últimos casos que hemos tenido a principios de agosto tuvimos que quitar el bombín de la cerradura para poder entrar», explica. No obstante, el jefe de operativo de León confirma que lo «más habitual» suele ser encontrar a gente que se ha caído y se ha roto la cadera y no puede responder las llamadas de familiares y vecinos. Santos también coincide y añade: «Casi la mitad de las veces son mayores que se han caído en el domicilio».

«Puedes encontrarte de todo»

«Aunque la mitad de los casos son ancianos que se ha caído, también nos hemos encontrado gente que ha fallecido», explica el jefe de guardia de Salamanca, quien aproxima esta situación a un 20% de las ocasiones que atienden este tipo de emergencia en la ciudad salmantina. Fernández, por su parte, comenta que en Valladolid es extraño encontrar este tipo de casos al abrir el domicilio, al contrario que en Soria, donde el cuerpo de bomberos de la ciudad afirma que es bastante frecuente. «Si la persona está fallecida, franqueamos el acceso a los médicos, que tienen que certificar la muerte», relata el jefe de grupo.

Vila explica que, a veces, han encontrado fallecidos, pero que en relación a la totalidad de las llamadas, «es una media muy baja». «En estos casos el aviso suele venir porque la familia le ha echado en falta durante mucho tiempo o los vecinos se preocupan al ver el buzón lleno de correspondencia», precisa. «Cuando la persona está fallecida, la manera de actuar es llamar a la Policía Judicial, a los forenses y a los servicios sanitarios, que en estos casos saben más que nosotros», comenta Fernández.

En León, aseguran que al llegar al domicilio, según su propia experiencia, «te puedes encontrar de todo». «En una ocasión la persona había dejado el móvil en un cajón y se fue a dormir, de manera que no podía oír las llamadas», explica Vila. «Nos hemos vuelto muy dependientes de los móviles y cuando una persona no contesta rápido nos ponemos en lo peor», comenta.

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