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El antiguo integrante del GAL y supuesto yihadista, Daniel Fernández Aceña - Facebook
Terrorismo

De los Gal a abrazar la yihad

Fernández Aceña, responsable del asesinato de un ferroviario en Hendaya en 1984, estaba dispuesto «a cometer atentados suicidas si hubiera tenido la ocasión»

Segovia Actualizado: Guardar
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«Tenía la determinación de cometer un atentado terrorista». Así informaba el Ministerio del Interior este pasado martes de la detención en Segovia del supuesto yihadista Daniel Fernández Aceña, que no era la primera vez que se embarcaba en un grupo de esta índole. Nacido en Irún en el año 1959, Fernández Aceña se unió al comando «Jaizubia» de los Grupos Antiterroristas de Liberación, más conocidos por las siglas GAL, en una época en la que el PSOE había llegado al poder y los atentados de ETA se sucedían. Así, el 1 de marzo de 1984, en la localidad francesa de Hendaya, un trabajador ferroviario sin vinculación alguna con ningún grupo terrorista llamado Jean-Pierre Leiba era asesinado con un tiro en el pecho por Fernández Aceña que, a sus 26 años, sería condenado a 29 años de cárcel e ingresaría en prisión junto con Mariano Moraleda, implicado también en el mismo delito.

Carabanchel y luego Zamora fueron los destinos del integrante de los Gal, que permaneció enjaulado ininterrumpidamente hasta 1996, cuando obtuvo la libertad condicional. Su libertad definitiva no llegaría hasta el año 2004.

En 1999 y durante su estancia en prisión, admitió ante el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón que había espiado a ciudadanos vascos en el sur de Francia y que sospechaba que esos datos pasaban después al servicio de información del Cuartel de la Guardia Civil en Intxaurrondo (San Sebastián), en la época en la que era dirigido por Enrique Rodríguez Galindo.

Ahora, investigadores en coordinación con el Juzgado central número 3 de la Audiencia Nacional, consideran al detenido como un individuo muy peligroso, cuya trayectoria vital le habría llevado últimamente a recalar en el entorno del islamismo radical. De hecho, realizó varios viajes a zonas de conflicto para, según fuentes de la lucha antiterrorista, abrazar la yihad. Fernández Aceña viajó hasta Afganistán, Siria y Palestina, «donde dijo haber estado dispuesto a cometer atentados suicidas si hubiera tenido la ocasión». Según el Ministerio del Interior, había sufrido un proceso de radicalización durante este pasado verano, tanto es así que se planteó «cometer un atentado terrorista», por lo que se procedió a detener al antiguo componente del GAL.

La Guardia Civil espera ahora obtener elementos que lleven a la reconstrucción de posibles planes de Fernández Aceña para atentar, y si para su ejecución contaba con ayuda de terceras personas, ya sea en España o en otros países. También se investiga si mantenía algún tipo de conexión con personas integradas dentro de la dinámica del Daesh.

Mientras, ayer los vecinos que tenía no salían de su «asombro». «Era una de esas personas que no te hablan ni nada», aseguraba una de las vecinas del inmueble de la calle La Plata, del barrio segoviano de Santa Eulalia. En la Pradera de Navalhorno, junto a Valsaín, donde fue detenido también Tomás Cerezo, un excompañero de piso de Daniel, conocen poco a Daniel, «aunque venía de vez en cuando» tras dejar de vivir en el municipio. «No era muy social. Ni para bien ni para mal», explicaba a ABC el responsable de un bar de la localidad, donde sí se quejaban de Tomás, con el que «no se podía mantener ninguna relación» y del que dicen que estuvo en la cárcel «por las drogas», además de acusarle de «provocar problemas de convivencia».

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