Tomás Rufo, crónica de un viaje exprés a Manizales
El torero de Pepino ha recorrido más de 16.000 kilómetros para debutar en una de las grandes ferias de América
Anda todavía Tomás Rufo (Pepino, 1999) con el 'jet lag', el sueño descuadrado y esa sensación de no saber muy bien qué hora es. «Llevo toda la semana con la cabeza loca, pero dentro de lo que cabe he podido descansar», reconoce a ABC, ya desde su cuartel general, que es su pueblo. El torero toledano viajó el jueves 5 de enero a Colombia, toreó el domingo 9 en la feria de Manizales, una de las más pretigiosas del país , y el martes por la mañana estaba de vuelta en España. Han sido más de 16.000 kilómetros en apenas cinco días, con un desfase entre ambas latitudes de seis horas.
Rufo ha tenido la única compañía en el trayecto de Álvaro Santos, también toledano, escudero y mozo de espadas de uno de los matadores más ilusionantes de la nueva generación. Ha sido su primera vez en América, incluido en un cartel con El Juli (su padrino de alternativa) y Luis Bolívar (el gran ídolo local) para despachar un encierro de la ganadería de Ernesto Gutiérrez, de procedencia Murube. A su primero, 'Rapunzel', le cortó una oreja . Con su segundo, 'Adinerado', no tuvo opciones de triunfo.
«Me sorprendió mucho que la gente estuviera tan cariñosa con un torero tan nuevo como yo. Mi primer toro tenía calidad, pero estaba apagadillo, no sé si por el exceso de kilos. La gente me esperó y luego respondió bien. Le pegué un espadazo y la gente pidió la oreja con mucha fuerza. El segundo toro era precioso, divino de hechuras, pero tenía poco dentro. Creo que estuve por encima, aunque sin poder cuajar una faena como quería», relata.
La feria de Manizales se alargó durante una semana, del lunes 3 al domingo 9 de enero, con cinco corridas, una novillada y el tradicional festival nocturno. Además de Rufo y El Juli, en la plaza conocida como 'La Monumental', con capacidad para más de 15.000 espectadores, han actuado algunos de los gallos del escalafón: Roca Rey, Emilio de Justo, Ginés Marín o Juan Ortega.
La ciudad está situada a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar, saluda al volcán Nevado del Ruiz y es el corazón del departamento de Caldas con sus más de 400.000 habitantes. A unos 300 kilómetros de Bogotá, la capital, también es el territorio colombiano con mejor calidad de vida y mayor facilidad para hacer negocios, según diversos indicadores.
El torero toledano reconoce que no hizo nada de turismo: «Por las mañanas me iba a entrenar y por las tardes íbamos a la plaza: vimos el festival y una corrida que mataron Roca Rey y Juan Ortega. Los días previos a torear siempre me gusta estar tranquilo, concentrado y que en mi cabeza solo esté rondando el toro». Como curiosisad, mientras Rufo estaba en Manizales, Jaime Ostos murió de un infarto en Bogotá. Tenía 90 años y había sido una de las principales figuras de la década de los 60.
Aunque solo tenía este compromiso en América, el matador de Pepino está deseando volver y, «sobre todo, a Manizales, que es una feria que me ha encantado». «El invierno está siendo muy intenso, con mucho campo, mucho toreo de salón y mucha preparación física porque uno no sabe cuando va a llegar el momento de vestirse de luces y hay que estar listo», valora.
Rufo tomó la alternativa el pasado septiembre en Valladolid, con enorme éxito, y días después triunfó igualmente en 'La Caprichosa' de Talavera de la Reina que tan bien conoce. Ahora, la planificación de la temporada la deja en manos de los apoderados (la familia Lozano, también toledana). De momento, no ha sido incluido en las Fallas de Valencia. Preguntado por Sevilla y Madrid, las dos plazas que le pueden hacer rico, expone: «Me encuentro preparado. Me gustaría estar, pero ya se irá viendo».
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