El Real de San Vicente, en pie de guerra por el robo de sus castañas

En estas fechas son muchos los que acuden para hacer acopio de este fruto en fincas privadas de la localidad serrana

Castañas caídas en una finca de El Real San Vicente A. Pérez Herrera
Mariano Cebrián

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Si hay un fruto relacionado con el otoño, ese es la castaña. Justo cuando llegan los primeros fríos y se avecina la festividad de Todos los Santos, que se celebra el 1 de noviembre, es uno de los productos típicos. Sin embargo, la campaña de recolección, aunque empieza en el mes de octubre, dura hasta diciembre .

Esto es algo que bien conocen en El Real de San Vicente , un pequeño pueblo toledano serrano con un millar de habitantes que linda con la provincia de Ávila. Todo el término municipal está rodeado de monte y bosque perteneciente bien a pequeños propietarios o a la conocida Junta de Pastos-Comunidad Cabeza Pedro Pascual y Otras, una antigua asociación privada que posee la mayor parte de fincas del municipio.

Precisamente, esta Junta de Pastos de El Real de San Vicente lleva quejándose desde hace tiempo de la situación que sufren a cuenta de la época de recolección de las castañas. Por eso, este año han decidido llevar a cabo una campaña para denunciar este agravio que llevan padeciendo los asociados a esta comunidad por la entrada en sus fincas de un gran número de personas que rompen las alambradas y se llevan los frutos que los propietarios de los castañares han mimado durante todo un año.

«En los últimos años, con el aumento del senderismo, la cosa va a más», explica a ABC Jesús González Díaz, el secretario de la Junta de Pastos de El Real de San Vicente. A este término municipal acuden cada vez más excursiones, sobre todo en otoño, cuando el paisaje es más bonito, y aprovechan para recoger castañas y setas. «La gente cree que no pasa nada por coger unas pocas castañas o lo que encuentren en unas fincas a las que pasan creyendo que son públicas. Pero, realmente, sí que pasa porque todos los terrenos son de propiedad privada», aclara.

Cartel de la Junta de Pastos de El Real de San Vicente que denuncia la situación

El problema es que ya no son sólo senderistas, señala González Díaz, sino que son grupos organizados con furgonetas , sobre todo por la noche, los que acuden a El Real de San Vicente para cargar sacos y sacos de castañas. «El fruto es muy caro —afirma— y da bastante dinero a los propietarios de los castañares». Un kilo de castañas está rondando ahora mismo en el mercado los 2 euros, y hay gente que se puede llevar más de 100 kilogramos en un solo viaje. De ahí, el perjuicio que se genera para los dueños de esas fincas.

Riesgo de accidentes

Otro de los problemas que trae la entrada de estos grupos en las fincas de la Junta de Pastos de El Real de San Vicente, informa el alcalde de la localidad, Jorge Luis Martín, es que rompen las alambradas que lindan con las carreteras y caminos que transcurren por el término municipal. «Por esos agujeros que dejan en las vallas de alambre —asegura— es por donde se cuela el ganado que pasta en esos terrenos, con el consiguiente riesgo de accidentes de tráfico que pueden provocar entre los conductores y ciclistas que pasen por esas vías».

En la última década, que es el tiempo que vienen sufriendo esa situación, desde la Junta de Pastos de El Real de San Vicente han planteado la posibilidad de contratar un guarda jurado para que explicara a la gente que recoge las castañas que las fincas donde entran no son públicas sino privadas. Pero esta solución «es muy complicada porque poner vigilancia en el campo las 24 horas del día es muy costoso», tal y como indica González Díaz.

Ante este panorama, tanto el alcalde como el secretario de la comunidad de propietarios advierten de que «cualquier día va a haber un altercado serio porque la Guardia Civil, a la que hemos avisado en varias ocasiones, no puede estar tampoco 24 horas viendo quién entra y quién sale con castañas. Hasta ahora solo ha habido cruces de palabras y discusiones entre los propietarios y gente que se mete en las fincas». Ojalá no haya que sacar las castañas del fuego.

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