Guillermo García, el camino empieza en Las Ventas

El novillero de Castillo de Bayuela, de 19 años, ha sido el elegido para hacer el paseíllo este domingo rodeado de figuras en el festival con el que vuelven los toros a Madrid

Guillermo García, en Las Ventas, en una imagen de octubre de 2018 Plaza 1
Juan Antonio Pérez

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De sacrificarse por un sueño sabe un poco Guillermo Plasencia García (Castillo de Bayuela, 2001), ‘Guillermo García’ en los carteles. Hace no tanto, cuando estudiaba la ESO y el Bachillerato en un instituto de Talavera de la Reina, su madre le acercaba al autobús, en el trayecto hasta Madrid se comía un bocadillo o lo que tocara y entrenaba en la Escuela Taurina José Cubero «Yiyo». Dormía en la casa de su hermana en la capital y se levantaba muy temprano para coger el autobús de las siete de la mañana y estar de nuevo en Talavera a las ocho y media para volver a clase.

Guillermo García ha sido el novillero elegido para representar a la escuela «Yiyo» en el pomposo festival con el que los toros regresan este domingo, a partir de las 18:00 horas, a la plaza de Las Ventas después de más de año y medio de un insoportable silencio. Hará el paseíllo rodeado de figuras (Diego Ventura a caballo, y Enrique Ponce, El Juli, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera y Paco Ureña a pie), en un cartel que ha levantado una expectación tremenda: las 6.000 entradas disponibles se agotaron en apenas una hora y media.

«Estoy con una ilusión que no me entra en el cuerpo. Siempre que uno torea hay nervios, y más si es una tarde tan significativa como la del domingo. No tengo miedo, sí responsabilidad, pero la presión es un privilegio», afirma a ABC por teléfono, y añade que su inclusión en el festival ha sido un proceso «bastante rápido». 

Junto con otro chaval de la escuela, el sevillano Álvaro Burdiel, fueron «a hacer una prueba al campo» . En concreto, estuvieron en la ganadería de Eduardo Flores, en Galápagos (Guadalajara), donde «matamos un toro cada uno» delante de El Fundi, Miguel Rodríguez y Rafael de Julia, los gerifaltes de la escuela. «Y, después, me dijeron que era el elegido. Uno tiene que estar preparado porque cualquier día salta la liebre y hay que aprovecharlo», reconoce García.

El toledano, de 19 años, se contagió de la fiebre taurina por herencia familiar. Un primo suyo, Sergio Pulido, llegó a hacer carrera con picadores. «Viví muy de cerca esa época. Luego él lo dejó y yo no quise saber nada, pero sí que es verdad que en la zona tenemos mucho contacto con el toro en las fiestas de cada pueblo y hay unas cuantas ganaderías. Un día se me ocurrió salir y hasta hoy », explica.

La primera vez que se puso delante de una becerra, calcula que tenía once años. Después se apuntó a la escuela y, con los 16 recién cumplidos, debutó de luces. Fue el 7 de octubre de 2017 en Brea de Tajo (Madrid) con erales de El Torreón, a los que cortó dos orejas.

Su trayectoria como novillero sin caballos merece la calificación de «progresa adecuadamente». En 2018 se fogueó en una quincena de festejos, culminando en Madrid como finalista del certamen «Camino hacia Las Ventas» .

En 2019 fueron más o menos otros 15: empezó en Francia, fue finalista del prestigioso «Zapato de Plata» de Arnedo y ganó el ciclo de «La Oportunidad». A finales de ese verano, el 17 de septiembre, se estrenó con picadores en Valdetorres de Jarama , paseando cuatro apéndices de un lote de Ángel Luis Peña. Ésa y una novillada más en Chapinería, otra población madrileña, es lo único que ha toreado desde entonces.

Este domingo lo hará, como quien dice, en el patio de su casa. En el ruedo de Las Ventas entrenan los chavales de la escuela «Yiyo» desde que la anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena , quiso cargársela y la gestión pasó del Ayuntamiento a la Comunidad de Madrid. «Como no podía cerrarla como tal, fue poco a poco cortando las alas hasta que, al final, tuvimos que salir de la Venta del Batán», relata el de Castillo de Bayuela.

El novillero tiene claro que en esto de los toros hay que tener un plan b. Por eso compagina el capote y la muleta con la carrera de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad Rey Juan Carlos. «Siempre he querido seguir estudiando porque uno nunca sabe qué puede pasar. Si no sale bien lo del toro, tampoco vamos a estar toda la vida mendigando », finaliza. 

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