Excelente novillada de La Quinta, con codicia y bravura, en Villaseca de la Sagra

El mexicano Diego Sanromán corta dos orejas y sale a hombros

Diego Sanromán lancea a su primero, Romero Boulevar

Los aficionados que llenaron este jueves la plaza en casi dos tercios salieron muy contentos por el juego de los novillos de La Quinta, que todos fueron aplaudidos a la salida por su presencia y trapío, y de los que cinco fueron ovacionados en el arrastre.

Con el que abrió plaza, Rafael González estuvo bien con el capote en unas verónicas, destacando un quite de Ignacio Olmos , quien remató con una preciosa media otras dos sensacionales verónicas. González inició la faena con pases de castigo y siguió con dos series de templados derechazos, que continuó con dos series con la izquierda. Se adornó pero perdió la oreja al matar de un pinchazo y estocada caída.

El segundo de González recibió una fuerte vara, lo que hizo que el novillo llegase sin fuerzas a la muleta. Y eso que González lo intentó, demostrando sus buena maneras, como ya había hecho en Las Ventas. Pero no llegó a los tendidos. Concluyó la faena con tres pinchazos y una estocada, pero no recibió un aviso porque el presidente no lo ordenó.

Olmos ejecutó excelentes doblones en el inicio de la muleta, continuó con dos series de largos y templados redondos, además de otras dos series con excelentes naturales. Con la tizona pinchó y descabelló varias veces, lo que convirtió el final en un auténtico sainete.

El segundo de Olmos derribó estrepitosamente al picador al recibir una primera vara, después de que el diestro se hubiera lucido en unas verónicas de recibo que remató con una excelente media. Realizó una buena faena, sobre todo con la derecha, en la que hubo redondos templados y largos. Al probar por la izquierda, el novillo no fue tan bien y volvió a torear con templados derechazos. Remató de una estocada entregándose, pero que cayó un poco baja. De todos modos, hubo una gran petición de oreja, que el presidente no concedió en un principio, aunque luego sacó el pañuelo.

El mexicano Diego Sanromán realizó una valerosa pero nerviosa faena a su primer oponente, Romero, al que toreó al hilo del pitón. Aunque consiguió algún largo derechazo y natural, no llevó bien la agradable embestida del novillo. Mató de una estocada caída y cortó una oreja.

El de la jota, Hornero , un auténtico toro, recibió dos espléndidas varas de Miguel Ángel Muñoz después de arrancarse de largo al caballo. El picador escuchó una ovación y se desmonteró.

Su actuación vino precedida de unos espléndidos lances de Sanromán, que se había apretado en unas valerosas verónicas rematadas con una media. Luego firmó una buena labor con la muleta, pero con el defecto de no cruzarse y no alargar la embestida del novillo. Logró la estocada de la tarde y cortó otra oreja.

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