Los acusados, durante el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial
Los acusados, durante el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial - ANA PÉREZ HERRERA

Juicio por el atraco a un supermercado en Yuncos«Panamá», acusado de dejar a Román David en silla de ruedas: «Yo no estuve allí»

Otro de los procesados exculpa a Cifuentes y dice ahora, tres años y medio después, que el golpe lo dio con un rumano y un georgiano

Toledo Actualizado: Guardar
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En bermudas, como el que va a la playa, José Manuel Cifuentes Peláez, alias Panamá, negó este martes que estuviera presente en el atraco al supermercado de Mercadona en Yuncos el 5 de octubre de 2013 y, por tanto, según su versión, no pudo haber disparado al guardia civil Román David Gómez Maestre, que ha quedado en silla de ruedas. «Yo no le disparé ni he disparado nunca a nadie», afirmó en el juicio que comenzó en la Audiencia Provincial de Toledo, cuando a la misma hora Román David besaba la bandera de España en un acto en la comandancia de la Guardia Civil de Toledo.

«No sé de qué me está hablando», espetó Panamá al representante del Ministerio Público, a quien cuatro de los siete procesados en este juicio —todos fueron detenidos en diciembre de 2013 por la Guardia Civil cuando iban a cometer otro atraco— se negaran a contestar sus preguntas en distintos momentos de la vista oral.

«¡Si preguntase bien, se le contestaría todo!», reprochó al fiscal el acusado Ángel García-Caro Repiso, quien fue el único de los tres inculpados por el atraco en Yuncos que reconoció ese martes haber participado en el asalto. «Pero yo no disparé. Nunca he disparado a nadie para quitarle la vida (...) Cuando me asusto, me tiro al suelo», declaró, además de revelar que escribió una carta a Román David «pidiéndole disculpas». Fue, según la fiscalía, el individuo que se golpeó con el cristal y perdió la saca con el dinero, por lo que el botín solo fue al final de 2.442 euros.

«Ni Quini ni Panamá»

Sin embargo, García-Caro, el primero en declarar, sorprendió a la sala con una revelación, tres años y medio después del suceso: ni Panamá ni Miguel Ángel Seoane Doñoro, alias Quini, a los que conoce desde hace muchos años, fueron sus compinches en Yuncos, como sostiene la fiscalía. «El día del robo estaba en Valdemingómez (Madrid) tomando cocaína y recordando viejos tiempo con un rumano y un georgiano, a los que conocí en la cárcel —dijo García-Caro—. Me ofrecieron hacer algo (un robo) y yo dije que fuéramos al Mercadona de Yuncos, que lo conocía porque yo iba allí a comprar». Pues, dicho y hecho, según la nueva narración de García-Caro, que hasta al propio Quini sorprendió: «Me he enterado hoy de que fuera con un rumano y un georgiano».

José Manuel Cifuentes
José Manuel Cifuentes - Efe

Pero, ¿no había un lugar más cercano a Valdemingómez que un establecimiento situado a 50 kilómetros de distancia?, preguntó el fiscal, quien utilizó varias veces la ironía en su intervención para poner en duda la nueva versión del encartado.

García-Caro, que contó también que iba conduciendo «muy drogado» camino de Yuncos, relató que sus dos compinches extranjeros pusieron todo el material, incluidos chalecos, armas y relleno para desfigurar sus cuerpos. Sin embargo, el fiscal volvió a dudar de la versión de García-Caro: ¿cómo sabían sus cómplices quién era la gerente del súper, a la que se llevaron a la caja fuerte, si era la primera vez que el tal rumano y el tal georgiano iban? Si García-Caro dice que tenía mucha relación con «Panamá» en los días previos al atraco de Yuncos, ¿cómo era posible que las conversaciones grabadas por la Guardia Civil durante la investigación pusieran de relieve todo lo contrario?

Y así llegó el momento en que García-Caro se cerró en banda y no contestó más preguntas del representante del Ministerio Fiscal. «¡No maree la perdiz!», «¡A usted no le contesto nada!», exclamó el acusado, algo agitado.

Ni armas ni teléfonos

Pero este procesado, que fue engrilletado nuevamente después de declarar (como le sucedió a Quini y a Panamá) pues los tres están en prisión provisional, no fue el único que se negó a responder a las cuestiones del fiscal. Cifuentes también le advirtió que solo respondería sobre el golpe de Yuncos, nada de preguntas relacionadas con la operación de la Guardia Civil en diciembre de 2013, cuando los siete procesados fueron detenidos en Leganés (Madrid) tras una laboriosa investigación policial.

Román David Gómez, este martes en la comandancia de Toledo
Román David Gómez, este martes en la comandancia de Toledo - Ana Pérez Herrera

Y Panamá cumplió su palabra. Solo habló de Yuncos. Negó que atracase el supermercado, que robase a la gente y que fuera por la calle disparando. «No he disparado al agente y nunca he disparado a nadie», subrayó Cifuentes, vecino de La Dehesa de Moratalaz (Illescas, Toledo) hasta que fue capturado. También negó que tuviera armas de fuego (sin embargo, llevaba una cuando fue arrestado) y fuera un apasionado de los teléfonos móviles (hasta nueve le decomisaron). «La sociedad me obliga a llevarlos», se excusó Panamá, quien sí reconoció que el 4 de octubrede 2013, el día antes del atraco, estuvo en Yuncos, pero solo «fui a comprar, salgo con dos bolsas», como recoge una grabación. Pero del golpe, nada de nada. Aseguró que ni planeó la acción, ni aportó caretas ni siquiera tiró las armas empleadas en el golpe a la laguna que hay a unos 500 metros de la casa donde vivía en Illescas, a unos 15 kilómetros del supermercado donde Román David cayó gravemente herido.

Quini, el tercer acusado por el robo en Yuncos, también eludió haber participado en el atraco ni encargó caretas para dar el golpe. «Me enteré del atraco por otra personas y cuando me detuvieron» el 19 de diciembre de 2013. Sin embargo, fue el tercero que se negó a contestar preguntas del fiscal, esta vez también aquellas relacionadas sobre su arresto.

«Paqui es inocente»

En la sala, Cifuentes había echado la culpa a su pareja de la presencia de tantos móviles en su casa, porque a ella le gusta mucho cambiar de teléfono portátil, según Panamá. Y María Francisca Sánchez Arellano, que estaba sentada también en el banquillo de los acusados, justo detrás de su compañero sentimental, asentía. Paqui, como la conocen, fue el cuarto reo en decir al fiscal que no contestaba a sus interpelaciones. Aunque ella fue más contundente: ni una pregunta, ni de la fiscalía ni de ninguna de las partes, por consejo de su abogado, ya que «ella es inocente», justificó el letrado. A ninguna, no. Respondió a una: «¿Frecuentaba usted Seseña?», inquirió uno de los abogados de la defensa. «Sí», dijo Paqui, procesada por el golpe que la banda de su compañero sentimental iba a cometer en una nave industrial en Leganés en diciembre de 2013.

Ángel García-Caro llega a la Audiencia
Ángel García-Caro llega a la Audiencia - Ana Pérez Herrera

Por esos hechos testificaron tres más, en libertad con cargos como Paqui. Salvador Sánchez Sanz negó que proporcionarse caretas a sus presuntos compinches e intentó justificar la munición que la Guardia Civil le aprehendió («para disparar en el campo», dijo) y el chaleco antibalas que tenía («los vendo», respondió). «No sabía nada del golpe en Yuncos ni en Leganés», aseguró.

Francisco Julián García Arias fue detenido junto con Panamá, Quini y García-Caro. «Hacía tiempo que no los veía y cinco días antes del 19 de diciembre de 2013 me propusieron un atraco. Yo estaba buscando drogas porque consumía todo lo que pillaba, estaba fatal», declaró García Arias, que hasta entonces no tenía antecedentes penales, aunque el día de la detención iba armado. A preguntas de su abogado, aseguró que ahora ya no consume drogas.

Cerró las declaraciones de los acusados José Megías Jiménez, que solo estuvo sin grilletes cuando habló ante el tribunal. Aseguró que fue «engañado» y que la persona que le metió en ese asunto no se sienta en el banquillo de los acusados. «Me dijeron que iban a dar un toque a unos rumanos. En un abuso, estoy a favor de la víctima. Y como eran amigos, dije: ‘Dabuti’. Me lo dijeron un día antes de ir. El arma me lo dejó el pringao (supuestamente, el tonto que unos delincuentes engañan)» que les llevó hasta la nave donde iba a cometer el atraco. Megías ya disfrutaba de la libertad condicional, que concluiría en 2021. Pero ha vuelto al talego. Por ese motivo llegó a la Audiencia de Toledo esposado y en un furgón de la Guardia Civil, al igual que García-Caro, Quini y Panamá, procedentes de las prisiones de Aranjuez VI y Ocaña. Este miércoles regresarán engrilletados a la sala, donde se comprobará si sus versiones se sostienen en pie.

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