Román David, condecorado en el cuartel de la Comandancia de Toledo en octubre de 2014
Román David, condecorado en el cuartel de la Comandancia de Toledo en octubre de 2014 - Luna Revenga

Román David: «Espero no ponerme nervioso cuando esté junto a los que me dispararon»

El guardia civil que está en silla de ruedas tras un atraco en 2013 declarará este jueves en el juicio contra los presuntos asaltantes

Toledo Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Román David Gómez, el guardia civil que está en silla de ruedas tras un atraco en Yuncos en octubre de 2013, vive tranquilo en el domicilio de sus padres en Villasequilla, a la espera de que este martes comience el juicio contra los delincuentes que, presuntamente, le dispararon en el cuello y en el hombro, y que le llegaron a dar por muerto.

Este guardia civil de 40 años no ha pensado mucho en la vista oral últimamente, porque ha tenido unos días muy ajetreados, con comida con compañeros del Cuerpo, revisiones médicas y las fiestas del pueblo. «Todo esto no me ha dejado mucho tiempo para pensar. Ahora estoy intranquilo porque veré a los que me dispararon.

Me han dicho que estarán en el juicio los que participaron en el atraco y sus compañeros», cuenta Román David, que sufre una discapacidad del 84 por ciento.

El agente está citado para declarar el jueves en la Audiencia Provincial de Toledo. También testificará la agente que le acompañaba y a la que los pistoleros intentaron asesinar igualmente. «Espero no ponerme nervioso cuando los tenga cerca. Intentaré mantener la calma. He pensando en esas personas, pero no los pude reconocer porque iban con medias de color carne que les desfiguraban la cara», recuerda Román.

Mantener la figura

«Ya tengo asumido que estoy en silla de ruedas. Ahora voy al fisioterapeuta tres días a la semana y hago un poco de deporte. Antes no tenía barriguilla, pero la gente que nos movemos en silla tendemos a tenerla», se lamenta. Para mantener la figura, se ejercita con una «handbike», aunque le da miedo salir a la carretera en Villasequilla. Prefiere utilizar su máquina en el pueblo donde vive su hermana, que es más llano. «Allí salgo con mi padre y con mi cuñado, que montan en bicicleta mientras yo llevo mi ‘handbike’».

«Me gustaría participar en una competición, pero necesito entrenar mucho. Quiero ir al Hospital Nacional de Parapléjicos para salir con algunas amistades a entrenar un poco», se marca como propósito, aunque su cuerpo se tambalea. «Tengo poco equilibrio, por lo que me atan una cincha alrededor del cuerpo y del sillón para no moverme a los lados. Así voy bien».

Ver los comentarios