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Jesús Velasco: «El problema del fútbol sala es que se permite mucho contacto»

El entrenador del Movistar Inter comanda al mejor equipo de siempre por resultados. «Intento no ser consciente de ello», viviendo «el día a día» y mirando «solo hacia adelante», asegura en una entrevista a ABC

Jesús Velasco en el pabellón toledano del Salto del Caballo, ahora llamado «Javier Lozano Cid» Ana Pérez Herrera
Juan Antonio Pérez

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Con 16 años Jesús Velasco Tejada (Madrid, 1967) aterrizó en Toledo, una ciudad en la que el fútbol sala era una religión a finales de los ochenta y principios de los noventa. El deporte rey. «Entrenaba todos los días con Lorente, Adeva, con gente de la selección y veía que era inferior a ellos, pero siempre tenía la preocupación de entender por qué eran mejores», recuerda.

Se supone que ese querer saber más, unido a que estudiaba Educación Física, hicieron que siendo todavía un veinteañero dejara de jugar para pasarse a los banquillos. Empezó entrenando a chavales en el colegio Maristas y hoy es el «mejor entrenador del mundo», según la web de referencia «FutsalPlanet» , que le ha otorgado este honorífico título los últimos cuatro años.

Velasco comanda al Movistar Inter, el mejor equipo de siempre por resultados. En seis años ha ganado cinco Ligas, tres Copas de España, dos Copas de Europa, dos Supercopas de España y una Copa del Rey . A pocos días de comenzar la pretemporada, Velasco se sienta con ABC en un vestuario del histórico pabellón del Salto del Caballo, ahora llamado «Javier Lozano Cid», abierto ex profeso para uno de los toledanos de adopción más ilustres.

Después de la última final contra el Barça declaró estar «agotado» y se especuló con su continuidad...

Lo que dije es que estaba tan agotado que si tuviera que empezar en ese momento no tendría fuerzas. Fue una final jugada al límite, después de una temporada larguísima, con situaciones difíciles, incluso extradeportivas, y terminé muy cansado. Me queda un año de contrato, ya he descansado y ahora volvemos al tajo.

¿Cuánto tiempo necesita desconectar del fúbol sala?

Tengo la gran suerte de que soy capaz de desconectar bastante fácil. Cuando estoy preparando un partido o analizando a un rival y me notó cansado, lo dejó. Y vuelvo cuando otra vez tengo ganas. Después, en vacaciones, con una semana me basta. Este verano he desconectado muy poco porque tenía «clínics» para entrenadores que no podía rechazar.

¿Cómo se maneja el éxito?

Pues no lo sé. Intento no ser consciente de ello. Seguramente el día que deje este gran club, miraré para atrás y diré: «Todo lo que he ayudado a conseguir». Ahora solo miro hacia adelante, al siguiente partido, a qué jugadores vamos a fichar… vivir el día a día y meterte en lo cotidiano es lo que te aísla de todo lo demás.

¿No se para a pensar a veces?

Somos conscientes de que cada partido que perdemos seguramente sea el partido más importante de la temporada para el otro equipo. Somos el rival a batir, cada vez más, pero esto es competición y gana el mejor. Sabemos que habrá un día en el que no ganaremos, pero vamos a seguir intentándolo.

¿Cuál es la diferencia con el Barça y ElPozo para que, al final, la balanza siempre caiga del lado de Movistar Inter?

Llevamos dos años en los que la Liga la hemos ganado en el quinto partido. La diferencia es muy pequeña. No le sabría decir, tendría que ser alguien de fuera el que lo analice. En presupuesto, creo que el Barça está algo por encima. Quizá sea que tenemos un grupo que se lleva muy bien, incluso le diría que a veces demasiado bien. Y también con el cuerpo técnico hay una relación de mucha confianza.

Honestamente, ¿qué porcentaje del éxito del equipo se atribuye?

Me anotó el éxito de mi parcela, que es la del entrenador. Yo no juego, pero tengo que convencer a los jugadores de lo que tienen que hacer. A partir de ahí, es un tira y afloja con ellos.

Cuando llegó al club hace seis años, ¿tenía miedo al fracaso?

Movistar Inter tenía necesidad de ganar porque hacía tiempo que no lo hacía, pero el objetivo de ganar era el mismo que yo tenía en Caja Segovia, en Italia o cuando entrenaba en Segunda División. Realmente, creo que no me afecta la presión externa porque soy el primero que me exijo. Si entiendo que estoy haciendo bien mi trabajo, me da igual que desde fuera me den palos; lo respeto, pero me da lo mismo porque sé cuándo lo estoy haciendo bien, mal o fatal.

Sobre Ricardinho: «Tienes que hacerle ver que es un jugador de equipo y que tiene que ser disciplinado. Es posible que se le consienta más, pero también se le exige más»

¿Cómo se dirige al mejor jugador del mundo, Ricardinho, cuando además imagino que gana mucho más dinero que usted?

Cada jugador es diferente. Está claro que Ricardo es muy especial , no por el hecho de ser el mejor y seguir demostrándolo, sino por la personalidad que tiene. Tienes que entender cómo es e intentar, desde el respeto mutuo, hacerle ver que es un jugador de equipo y que tiene que ser disciplinado. Desde el primer momento conectamos, le gusta la forma de jugar del equipo y esa es la gran baza que tenemos.

¿Se le concede más a una súper estrella?

Él también da más. Es posible que se le consienta más, pero también se le exige más cuando las cosas están mal. José María García tiene un trato especial con él y llega a acuerdos. Ricardo se apoya muchísimo en los compañeros y siempre está atento a los recién llegados.

Velasco ha ganado 13 títulos en seis temporadas con Movistar Inter Ana Pérez Herrera

El caso contrario son los jugadores que menos juegan. En la última Liga el portero suplente, Álex González, fue decisivo al parar un penalti. ¿Cómo se les convence de que también son importantes?

El problema de la plantilla del año pasado es que tenía tantos jugadores de tanta calidad que era imposible darles a todos los minutos que merecían. Y eso se lo dije durante toda la temporada. Me acuerdo de que en la primera Liga que ganamos teníamos a Nano Modrego, que empezó teniendo oportunidades y poco a poco se fue quedando sin hueco. Hasta que llegamos a una final de Copa de España y en un doble penalti se me acercó Batería, que era el que los tiraba, y me dijo: «No importa, que lo tire Nano». Nano era un gran tirador, no jugó nada en esa final, pero tiró ese doble penalti, lo metió y ganamos la final. En la final de Liga pasó lo mismo y el tío estaba tan feliz. De hecho, le ves ahora y te lo sigue recordando. A mí me interesa que todos se sientan súper importantes.

¿Cómo es José María García?

Pues un personaje. Una persona entrañable, a la que admiro y respeto, y que tiene una forma de ser volcánica. Él te da todo y te exige todo. Seguramente es la persona más importante del fútbol sala, lo ha apoyado y lo ha intentado fomentar siempre. El equipo lo quiere con locura y se deja el alma para conseguir patrocinadores. Al gustarle tanto, hay veces que por ayudar se mete en berenjenales.

¿También se mete en la parcela deportiva?

Sí, pero desde el respeto. Y cuando no lo ha hecho, se ha dado cuenta y ha sido capaz de entenderlo. A mí me parece bien que mi jefe me diga lo que piensa. Otra cosa es que mi jefe intente imponerme cosas, que eso no lo ha hecho. Yo le dejo claro que al final el que ve el día a día de los jugadores no es él; soy yo. Tenemos una muy buena relación. También es verdad que hemos ganado mucho y seguramente esa confianza en mí se la han dado todos los títulos. El primer año no ganamos nada y estaba nervioso, preocupado; el segundo año conseguimos ganar y seguía estando nervioso, preocupado; y llevamos cinco ligas seguidas y sigue igual.

Sobre José María García, «un personaje»: «Te da todo y te exige todo. El equipo lo quiere con locura. Llevamos cinco Ligas seguidas y continúa igual de nervioso y preocupado que el primer año»

—Le pregunto por la evolución del juego. Me da la impresión de que antes se dejaba mucho más espacio a la técnica individual y que ahora prima más la táctica. ¿Está de acuerdo?

No. Creo que el problema real no es que no haya espacio para el uno contra uno, es que no se permite porque hay mucho más contacto. Si analiza un partido, lo que verá muchas veces es que cuando un jugador controla el balón, enseguida recibe un empujón. Muchos entrenadores se están dedicando a mandar este tipo de tareas para no dejar jugar al rival y el problema está en los árbitros que lo permiten.

Este año, en el tercer partido de la final, hubo una acción brutal de un jugador rival (Ferrao) que era de roja directa y de una sanción de diez o doce partidos. Sin embargo, ese jugador tuvo la suerte de que se golpeó con el jugador de Movistar Inter (Rafael), se quedó inconsciente y el árbitro no le expulsó. En el cuarto partido de la final, los árbitros aplicaron el reglamento y no hubo ningún problema. Tenemos que intentar que los árbitros tengan más personalidad y sean más profesionales. Y si en un partido tienen que pitar 15 dobles penaltis, pues no pasa nada, pero el nivel de agresividad bajará y podremos ver de nuevo más uno contra uno o más balones al espacio.

¿Alguna otra evolución?

En España antes el portero no podía salir del área, no se podía jugar cinco contra cuatro, los saques de esquina y de banda se hacían con la mano… era un reglamento hecho para favorecer el aspecto ofensivo del juego. Al adherirnos al reglamento FIFA se pretende igualar, se permite que el portero salga fuera y ocurre que hay equipos que van perdiendo por uno o dos goles, pero no arriesgan nada hasta el final cuando sacan al portero-jugador. El problema que tiene esto es que no se juega en muchas fases del partido.

¿Qué reglas cambiaría?

La del campo atrás, por ejemplo. Una vez que el portero pasara de la mitad de la cancha, que el balón no pudiera volver atrás como en el baloncesto. También obligaría al portero a poner el balón en juego en su propio campo.

Estuvo una década en Italia, ¿qué le enseñó este país?

Que también se puede ser feliz fuera de tu casa. Que si haces las cosas bien, te van a respetar. Me enseñó muchísimas cosas. La cultura italiana es muy parecida a la nuestra, pero son bastante más exagerados que nosotros para lo bueno y también para lo malo. Ellos son muy competitivos, más que nosotros, y eso les lleva a veces a pasarse de la raya. Es gente que juega para ganar y ya está. Nosotros jugamos para ganar, pero también para pasárnoslo bien. Son más disciplinados, aunque quizá no tengan tanta inventiva. Italia tiene un grave problema de base. Los chavales no empiezan a jugar al fútbol sala hasta los 14 ó 16 años, y así es muy complicado.

El fútbol sala es un deporte muy practicado y, sin embargo, sigue sin tener mucho espacio mediático. ¿Por qué?

Es una buena pregunta. No le sabría decir la razón. Creo que es un deporte en el que la televisión no consigue hacer ver lo realmente espectacular que es. Si lo ves en directo, es otra cosa. Aun así, en estos dos últimos años estamos llenando pabellones de 10.000 personas, como por ejemplo el Palacio de los Deportes de Madrid o en Zaragoza en la final de la Copa de Europa.

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