Simon Casas: «Para hacer lo que hago yo hay que tener cojones»

El empresario de Las Ventas estuvo el jueves en Toledo para hablar del bombo (con autobombo)

El empresario taurino Simón Casas, este sábado en Toledo Ana Pérez Herrera
Juan Antonio Pérez

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Los orígenes de Bernard Bomb Cazes (Nimes, 1947) hay que buscarlos en el Toledo del siglo XV. Los antepasados de su madre fueron algunos de aquellos judíos a los que expulsaron los Reyes Católicos. De niño, en casa, su abuela y su madre se comunicaban en ladino, una especie de castellano antiguo. Un día, el niño Bernard preguntó: «¿De dónde somos?». «De Toledo», respondió la abuela.

El jueves, bastantes décadas después, Bernard, ahora rebautizado como Simón Casas , volvió al punto de partida. Las jornadas que organiza la peña «El Trapío» le trajeron a la plaza de toros de Toledo y el numeroso público asistente vio a una de esas personas que no deja indiferente.

Lenguaraz, soberbio y muy expresivo, Casas es un hombre hecho a sí mismo del que se nota que ha alcanzado la cima de su carrera: empresario del coso de Las Ventas. «Es como si en el fútbol tuviéramos a Florentino Pérez», dijo de él Óscar Castellanos, presentador del informativo en la radio regional CMMedia.

El tema estrella, claro, fue el bombo. Un sorteo al estilo de la Champions League de fútbol en el que diez toreros se han emparejado con algunas de la ganaderías que se lidiarán en la próxima feria de San Isidro. El bombo es ago inaudito en los toros y, por tanto, ha creado polémica.

«Para hacer lo que yo hago hay que tener cojones», dijo Casas, que defendió el bombo porque «la fiesta necesita de actualidad, sorpresa, variedad, romper los moldes, justicia» ; y porque «estamos hablando ya de San Isidro como si fuera mayo». También, de paso, se elogió a sí mismo: «He llegado en autostop. Soy el único empresario que ha llegado hasta aquí desde la nada. Soy antisistema, un bohemio, un romántico...».

Precisamente sobre la próxima feria, cuyos carteles se presentarán el 22 de marzo, anunció que «será una de las mejores de la historia», ahí es nada, además de muy cara. Esto último sorprende cuando son previsibles las ausencias de algunos de los toreros que más dinero ganan: Morante de la Puebla, El Juli, José María Manzanares y el ahora retirado Alejandro Talavante.

Casas explicó que hay toreros como Enrique Ponce, que el año pasado solo torearon una vez en Madrid y ahora lo harán dos veces; otros como Roca Rey pasarán de dos a tres paseíllos y cobrará «el doble», mientras que toreros «emergentes» como Diego Urdiales, Emilio De Justo o Paco Ureña «ganan más».

Este empresario francés de 71 años va a empezar, aliado con Rafael Garrido, de Nautalia, su tercera temporada al frente de Las Ventas. Además del bombo, Casas reivindicó algunas de sus ideas: que la primera corrida del año sea de Victorino Martín, los desafíos ganaderos en septiembre, la gala de presentación de los carteles de San Isidro, un incremento de la publicidad en los medios de comunicación y en otros soportes, el récord de orejas en una feria...

Casas reconoció que a veces «no tiene tiempo ni de ir a comer», pero no le importa porque lo hace «con pasión». Sin embargo, pese a sus esfuerzos, los datos facilitados por la propia empresa muestran que el año pasado acudieron menos espectadores a Las Ventas. Un pequeño detalle que se le olvidó mencionar.

Viniendo de Simón Casas, sorprendió su ataque sin piedad a los medios de comunicación cuando él mismo reclama que los toros tengan muchísima más «presencia mediática». «La historia de la prensa taurina no es para tirar cohetes» , dijo, y se preguntó el por qué algunos periodistas le tienen «tanto odio».

Críticas a la prensa

Jaleadas por el numeroso público que puso el «no hay billetes» en la sala «Domingo Ortega» de la plaza toledana, Casas personalizó sus críticas en Vicente Zabala de la Serna, crítico de El Mundo, al que incluso retó a un mano a mano. También Óscar Castellanos llevó lo suyo, al reprocharle que todas las preguntas que le estaba haciendo eran «negativas». Puro estilo Van Gaal.

Por último, mostró el mensaje telefónico que el 5 de febrero envió a Salvador Boix, apoderado de José Tomás, para que este torease en Madrid (con respuesta negativa); aparte de asegurar que el local Eugenio De Mora toreará una corrida en San Isidro. Aquello provocó el último aplauso de un público rendido a su viva lengua. La de un paisano del siglo XV.

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