Quién inventó las gafas o el soldado que murió justo antes del armisticio

Fernando Lallana presenta un libro sobre el tiempo, una mirada al pasado desde el presente, en un ameno recorrido por personajes de la historia: «¿Dónde están los días? y otras historias»

Fernando Lallana
María José Muñoz

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«Un minuto se desprecia sin rubor. El te llamo en un minuto se ha convertido en advertencia de que pueden salirte telarañas esperando. Y con los minutos perdidos podríamos llenar canastos. Se van cayendo de los bolsillos como caramelos de horrible menta». Esto dice el autor del libro «¿Dónde están los días? y otras historias» (Celya), de Fernando Lallana , que está a punto de ver la luz. Con prólogo del periodista Alfonso González-Calero, se presentará el martes 5 de febrero en el centro cultural San Clemente de Toledo. Se trata del tercer libro «literario» de Lallana, después de «Florentius» y «Si te dicen loco» , además de «Emprender o no emprender», a caballo entre lo literario y lo profesional, con la figura de Shakespeare como emprendedor.

-¿Puede enmarcarse su nuevo libro en la literatura histórica?

-Sí, son relatos históricos, pero es otro género al ser relatos cortos. Toman como base un acontecimiento o un personaje histórico y los trazo a la luz del presente, del hoy, jugando con el concepto del anacronismo.

-El protagonista de uno de estos relatos es el último soldado de la I Guerra Mundial, donde reflexiona sobre el concepto del tiempo.

-Sí. El tiempo es un elemento transversal en todos los relatos, jugando un poco con el concepto del minuto, una unidad de tiempo que nos pasa desapercibida pero que puede significar toda una vida para, por ejemplo, este personaje del que usted habla, Henry Gunther, que fue el último soldado que murió en la I Guerra Mundial justo un minuto antes de haberse firmado el armisticio.

-Otro relato se desarrolla en Italia y hace referencia al inventor de las gafas.

-Sí, es Alessando della Spina, un personaje poco conocido también. Yo creo que la historia o la intrahistoria tienen personajes que no son conocidos, pero que nos ayudan a entender la misma historia desde otro punto de vista. Este es un personaje de la ciudad de Pisa, que, efectivamente, inventó las gafas.

-Y lo enlaza con una familia de nuestros días.

-Es una excursión que hacen un matrimonio con sus hijos a Italia, y el niño pierde las gafas. Y van a encontrarlas justo en un restaurante, que sí es real; en un hotel que tiene el nombre de Alessando della Spina.

-Cuenta usted que en la historia hay once días que desaparecieron.

-Sí. En 1582, el Papa Gregorio XIII lanzó la propuesta de cambiar el calendario juliano, que venía de Julio César, al calendario gregoriano, el que tenemos ahora. Él mandó una comisión de astrónomos, -donde participó, por cierto, un monje toledano que se llamaba Pedro Chacón-, que estuvieron en Roma viendo cómo adecuar el calendario al haber un desfase entre éste y la época del año. Ahí fue cuando se introdujeron los años bisiestos. Para hacer el cambio se propuso que el 4 de octubre de 1582 pasara, no al 5, sino al 15 de octubre. Y esos once días desaparecieron de la historia.

-¿Y todo el mundo lo acató?

-Se levantaron en armas los estados alemanes (estaba en auge el protestantismo) porque les habían robado once días y fue una lucha tremenda. De hecho, los estados luteranos no adoptaron este calendario hasta mucho después; Inglaterra lo adoptó al siglo siguiente e, incluso, Grecia fue el último que lo adoptó, en 1923. Entonces, esa anécdota histórica me dio pie a preguntarme dónde estaban esos días. Y eso lo he llevado a una reflexión más profunda sobre cuántos días nosotros recordamos de nuestra vida, que son realmente muy pocos. Sí recordamos anécdotas, pero hay muchos días que los tenemos tirados a la basura, que no los tenemos en la memoria. Entonces, la pregunta que lanzo con este libro es dónde están los días de los cuales no recordamos nada. De hecho, hay una enfermedad, la hipertimesia, que afecta a un centenar de personas en el mundo que son capaces de recordar todos los días de su vida. En el fondo, hay un montón de vivencias que la memoria selectiva aparta y las tenemos como en el cubo de la basura. Por eso, la portada del libro es esa pelota de papel que tiramos a la papelera.

-¿Cuántos relatos hay en el libro y qué periodo de la Historia abarcan?

-Son 19 relatos que hacen un recorrido por toda la historia, desde Homero, el gran poeta griego ciego, al que recreo como un vendedor de la ONCE actual, pasando por Julio César, al que comparo con Puigdemont...y así hasta el Papa Francisco, del que cuento cómo se propuso su elección. Hubo un movimiento dentro del cónclave para que el Papa Bergoglio adoptara el nombre de Adriano, en vez de Francisco, en homenaje a un Papa que hubo entre 1522 y 1523. Entonces, el relato del libro es un paralelismo entre aquel Papa Adriano y el actual.

Son todas anécdotas históricas que lanzan una mirada del pasado con ojos del presente, y que permiten recuperar -porque la gente no las conoce o recuerda- esos personajes olvidados en la historia, esos días perdidos en la memoria de los hombres.

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