‘Papi’, el abuelo que se graduó en Ciencias del Deporte a los 54 años en el campus de Toledo

Eduardo Sanz Carbajo es el alumno con mayor edad que consigue esta titulación tan exigente en la Universidad de Castilla-La Mancha

Eduardo Sanz, en el centro, durante el acto de graduación Cedida

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María Gema, su esposa, lo puso en los tacos de salida y le dijo:«Hasta aquí te puedo ayudar. Lo siguiente lo tienes que hacer tú solito». Y Eduardo Sanz Carbajo consiguió en junio pasado, a sus 54 años, ser el alumno con mayor edad en conseguir la exigente titulación de Ciencias del Deporte en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).

Este tipo esbelto, padre de una hija de 26 y abuelo de dos nietos (de 5 y 3 años), estudió en el campus de Toledo y no repitió ningún curso. «Cuatro años de lucha y estudio, de aventura, que he disfrutado al mayor nivel, rodeado de energía nueva y limpia en forma de adolescentes de entre 18 y 22 años. Es una de las experiencias más maravillosas en la vida. Me ha dado vida, perspectivas distintas y he recibido tanto amor como el que me han dejado darles a ellos», afirma entusiasmado.

El decano de esta facultad, José Manuel García (’Nano’ para casi todo el mundo), reconoce que no pensaban que Eduardo lo conseguiría : «Veíamos difícil que acabase un tío que comenzó con 50 años una carrera que es presencial y requiere mucho esfuerzo».

Ademas, subraya el decano, sus compañeros de clase estaban encantados con él. «Porque era como el padre y el consejero de todos, a los que calmaba cuando se revolucionaban. Hizo una labor excepcional con ellos y tiene muchísimo valor lo conseguido», ensalza.

Puestos en pie

Por esa figura paternal, Eduardo se ganó el apelativo de ‘Papi’ desde el minuto uno. Ese «adorable» mote, como él lo califica, le acompañó toda la carrera . Y sus compañeros de promoción, la número 20, se lo reconocieron también en el acto de graduación, poniéndose en pie cuando se escuchó su nombre en el campo de fútbol del Toledo. «Él ha sido para ellos un compañero especial», asegura el decano.

Con sus compañeros de clase en una competición. Eduardo es el dorsal 3285 Cedida

Eduardo no estudió cuando le tocaba ir a la universidad por edad porque tuvo que trabajar. «Eran otros tiempos, años 80. Debería haber estudiado INEF [Instituto Nacional de Educación Física], pero éramos cinco de familia y tuve que ponerme a trabajar. Primero, de camarero; luego fui a la ‘mili’ y, finalmente, como vigilante en el departamento de seguridad de una entidad bancaria durante 26 años». Hasta que en 2015 él y sus compañeros de plantilla se quedaron sin empleo.

«Entre las idas y venidas que uno tiene cuando se encuentra en una situación así, ansiedad y angustia incluidas», Eduardo obtuvo dos títulos: entrenador personal oficial y especialista en entrenamiento funcional. Pero quería más.

Habló con María Gema, su mujer, y se le presentó la oportunidad de estudiar Ciencias del Deporte . Sin embargo, hacía más de 35 años que Eduardo había perdido el hábito de estudio. Pero no fue un obstáculo insalvable.

Aprobó el examen de ingreso en la UCLM para mayores de 45 años y superó las pruebas de ingreso en Ciencias del Deporte, que son las mismas que para los jóvenes aspirantes. «Yo tenía 50 años, pero no había ninguna rebaja en las marcas mínimas», cuenta sonriendo. Eso sí, él se veía con la misma actitud que con 20, 25 ó 30 primaveras.

Para entonces, Eduardo ya era abuelo de un nieto y doblaba con mucha holgura la edad a sus compañeros de clase cuando comenzó en 2017. «He tratado con gente mucho más joven que mi hija y ha sido una experiencia espectacular -reconoce-. Ha sido maravilloso relacionarme y trabajar con ellos, saber lo que piensan, hacer amigos y estar a su nivel físico y académico».

Eduardo Sanz, durante una prueba Cedida

Durante los cuatro años de la carrera, su esposa fue quien llevó la mayor parte de los ingresos a casa. «Los recursos económicos disponibles facilitaron que pudiera dedicarme en exclusiva a la carrera. María Gema trabaja en banca y hemos ido tirando con su salario, mi subsidio y el alquiler de un piso». Ella fue quien le dio el empujón que necesitaba para embarcarse en la carrera. «Me dijo: ‘Ahora o nunca’. Y funcioné con la presión de que en casa no sobraba ni un céntimo y que tenía que sacar los estudios en cuatro años».

Hincó codos, nadó, corrió, saltó pértiga, altura, vallas y hasta judo, que nunca lo había practicado. «Los chicos y chicas -se refiere a sus compañeros de clase- me vieron al principio con la edad de sus padres, aunque, en muy poco tiempo, me vieron también como uno de ellos. Y me trataron de maravilla, gente supersana en todos los sentidos», con los que tenía que reunirse en pisos para hacer trabajos. Eduardo era un universitario más.

«A este grado hay que dedicarle mucho tiempo y trabajo. Hay que ser constante» , asegura Christian López Rodríguez, graduado en Ciencias del Deporte, el atleta español con más récords Guinness (actualmente, 70) y profesor de Eduardo durante unos meses. «Él es un caso de que la edad es un número. Es increíble lo que es la plasticidad cerebral. Si tú te propones algo, se producen cambios a nivel cerebral para adaptarse a lo que estás haciendo y realmente el potencial que se puede llegar a desplegar es enorme».

«Sin deporte estás jodido»

Otra clave en el éxito personal de Eduardo ha sido la actividad física constante. «El asunto es no dejar de hacer ejercicio nunca, lo que te puede permitir hacer ciertas cosas -asegura-. El problema es cuando te tiras 10 años sin hacer absolutamente nada ».

No es el caso de este graduado. Jugó como profesional del voleibol en equipos de Toledo durante seis años y llegó a enfrentarse a Rafa Pascual, el mejor jugador español de la historia de esta modalidad. También estuvo federado en tenis y atletismo. «Las épocas en las que peor estaba físicamente salía a correr y hacía ejercicios de fuerza en el gimnasio... Si paras de hacer deporte, estás jodido», resume.

Con Federico Martín Bahamontes Cedida

Eduardo dice que, durante toda la carrera, sus huesos no se quejaron lo suficiente para sentirse mayor . «Después de eso y en vista de mi edad, me pregunto si no soy el alumno más mayor de todas las facultades de Ciencias del Deporte de España. No sé si habrá otro chiflado que se anime a empezar con 50 años una carrera de estas características», duda.

La asignatura más difícil para él fue Metodología de primero, aunque añade que no hay ninguna fácil. «Había que estudiar en todo, incluso en la de Voleibol -sentencia-. Y eso que estuve jugando como profesional en Segunda división y creía que para mí no había secretos. Pero tuve que hincar codos ».

Está agradecido a su familia, a su mujer especialmente, y también a sus profesores, «que se han portado de maravilla conmigo. Quiero decir que no han tenido ningún tipo de distinción hacia mí, y es lo mejor que podía haberme pasado. Nunca he sido un señor en terreno equivocado; he sido un alumno».

Cuenta Eduardo que le gustaría devolver «esos conocimientos adquiridos a la gente que lo necesite». «Ayudar a las personas a mantener su salud y sus funciones motrices con el menor dolor posible, para que puedan mantener su independencia personal mucho tiempo», anhela.

El próximo viernes, comenzará un máster en Investigación en Ciencias del Deporte en la actividad física que imparte la UCLM. Es la misma universidad donde este tipo esbelto de 54 años ha dejado huella: ser el alumno con mayor edad en lograr una titulación tan exigente.

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