Estado de las obras del canal para el trasvase Tajo-Segura (1974)
Estado de las obras del canal para el trasvase Tajo-Segura (1974) - Efe
TOLEDO

Medio siglo ya del trasvase Tajo-Segura

Una enorme infraestrtcura que ha generado la «guerra del agua» entre regiones, partidos políticos y gobiernos

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Han pasado ya cincuenta años desde que las aguas del río Tajo iniciaran su primer viaje «forzado» hacia las tierras del Levante español, medio siglo desde que, de alguna forma, se materializó el dicho popular «Agua que no has de beber, déjala correr».

El 15 de febrero de 1967 se aprobó el trasvase Tajo-Segura, una obra de ingeniería hidráulica que se puso en marcha a finales del franquismo y que llevó en 1979 las primeras aguas desde el río Tajo, en la vertiente atlántica de la Península, a las tierras del Levante español. Los primeros proyectos databan del principios de los años treinta del siglo XX. Con capacidad para un caudal de 35 m3 de agua por segundo, el trasvase tiene 286 kilómetros de longitud y comienza en los embalses de Entrepeñas (río Tajo) y Buendía (río Guadiela), en el límite de las provincias de Guadalajara y Cuenca.

En 1979 se trasvasaron 63.14 hm3 hasta alcanzar el volumen máximo de 604.95 hm3 en 1999-2000.

El impulsor de la idea del trasvase desde la cuenca del Tajo a la del Segura fue Manuel Lorenzo Pardo (1881-1953). Este ingeniero madrileño de Caminos, Canales y Puertos trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas durante el primer bienio de la II República Española (1931-36).

El ingeniero Manuel Lorenzo Pardo
El ingeniero Manuel Lorenzo Pardo

Según cuenta el experto Antonio Gómez-Guillamón Buendía, la vida profesional de Manuel Lorenzo Pardo estuvo ligada a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) durante los años 20. Lorenzo Pardo fue el primer director técnico de esta Confederación. Durante su gestión, Lorenzo Pardo proyectó la creación de un embalse en el nacimiento del río Ebro (Cantabria), con el fin de regular su caudal y evitar inundaciones. Los aragoneses rindieron homenaje a su figura mediante la concesión del título de hijo adoptivo de Zaragoza en 1927 y la colocación de un busto conmemorativo a orillas del Ebro, en la capital maña.

La primera propuesta

Manuel Lorenzo Pardo propuso, por primera vez, al ministro Indalecio Prieto (PSOE) la realización del trasvase Tajo-Segura en el año 1933, recogido en el Plan de Mejora y Ampliación de los Riegos del Levante. Este plan pretendía erradicar los desequilibrios hidrográficos entre la España húmeda del Norte y la España seca del Sur, a través de un trasvase de 2.300 hectómetros cúbicos anuales desde las cabeceras del Tajo y el Guadiana al Levante peninsular.

El Gobierno de la Nación quería potenciar, con este Plan, la riqueza agrícola de las provincias de Albacete, Valencia, Alicante, Murcia y Almería, mediante la puesta en funcionamiento de 338.000 nuevas hectáreas de regadíos.

La economía española debía basarse, en parte, en la exportación de los productos agrícolas del Sureste. «La cuenca del Segura está prácticamente agotada, y sus enormes posibilidades productivas, en estado latente o potencial, en espera de un caudal nuevo que las actualice y las incorpore a la economía nacional», justificaba Manuel Lorenzo Pardo.

El trasvase Tajo-Segura fue aprobado en 1933 por las Cortes de la nación, dentro del Plan Nacional de Obras Hidraúlicas. El agua excedentaria del Tajo bajaría desde los embalses de Entrepeñas y Buendía (Guadalajara) hasta el pantano de Alarcón (Cuenca) en el río Júcar. Desde allí, el trasvase continuaría hasta el pantano del Talave (Albacete) en el río Mundo. Durante ese trayecto se realizaría el canal de abastecimiento a los regadíos de la provincia de Albacete. Del Talave, el agua llegaría al valle del río Segura a través del embalse del Cenajo. De la parte final del Trasvase partirían los canales de Alicante, Cartagena, Lorca y Almanzora para asegurar el abastecimiento de agua a los regadíos de las provincias de Alicante, Murcia y Almería.

«Traidores a España»

El ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto, defendió la necesidad del trasvase Tajo-Segura conforme al proyecto de Manuel Lorenzo Pardo. «Ésta no es obra a realizar en el periodo brevísimo de días, ni de meses; es obra de años, para la cual se necesita la asistencia de quienes hoy gobiernan, de quienes están en la oposición, de quienes sirven al régimen republicano y, oidlo bien, de quienes estén en contra de él, porque quienes por patrocinar el régimen republicano una empresa de esta naturaleza le negaran su asistencia y su auxilio serían, no enemigos del régimen, sino unos miserables traidores a España». La falta de presupusuesto, la crisis económica de España y el estallido de la Guerra Civil (1936-39) impidieron la realización del trasvase Tajo-Segura en los años 30.

En la década de los sesenta del pasado siglo se realizaron los estudios y proyectos y finalmente en 1968 se autorizó la realización de las obras del Acueducto Tajo-Segura. El agua es conducida por un canal que tiene una capacidad de 33 m3/s, con tramos a través de túneles y tramos en acueductos.

Entrada en explotación

Según explica en su página web el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, el Acueducto Tajo-Segura entró en explotación en 1981, como apoyo al riego del Segura y parte del Júcar. Incluye zonas redotadas así como zonas que reciben sólo agua del embalse.

Un conjunto de embalses permite realizar la necesaria regulación de las aguas procedentes del Alto Tajo atenuando las que hasta entonces eran periódicas y destructivas avenidas del río, al tiempo que se aprovechaba la energía hidroeléctrica del salto, se garantizaba un caudal estable en el tramo medio del Tajo y se daba estabilidad a otros usos, como regadíos en la zona media del río. Adicionalmente, crearon una singular zona turística en las comarcas de su entorno, actividad que se ha vio afectada por la sequía de principio de los 90.

Aguas abajo de éstos, se encuentra el embalse de Bolarque desde donde se impulsa el agua hacia el de La Bujeda, que es prácticamente una gran balsa de unos 7 hm3, construido en las alturas de la sierra de Altomira encima de Bolarque.

Para elevar el agua del Tajo hasta ella se han construido dos grandes tuberías de acero de más de tres metros de diámetro; dichas tuberías salvan una distancia de 1.070 metros de largo y una altura de 245 metros, hasta lo alto de la sierra.

El agua es conducida por un canal que tiene una capacidad de 33 metros cúbicos/sg, con 11 túneles y 10 acueductos (entre los que destaca el del Riánsares, de casi 3 km. de longitud y el del Cigüela de más de 6 km de longitud) hasta el embalse de Alarcón.

Desde este embalse atraviesa La Mancha, hasta introducirse en el túnel de Talave, que con sus más de cuatro metros de diámetro y casi 32 kilómetros de largo fue considerado el mayor de toda Europa Occidental en su tiempo.

A la salida del túnel, el agua se encuentra ya en la cuenca del Segura y se dirige al embalse de Talave.

Dicho acueducto permitiese garantizar un trasvase de 600 hectómetros cúbicos anuales, (155 para abastecimiento y 445 para riegos) y se contaba con poder llegar a los 1.000 hectómetros cúbicos, habiéndose trasvasado en los treinta años de explotación un volumen medio anual de 350 hm3.

Además de su propósito original, el acueducto Tajo-Segura también se utiliza hoy en día para suministrar agua procedente del Tajo al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y se tiene previsto que próximamente pueda abastecer algunas poblaciones deficitarias de Castilla-La Mancha dentro de la cuenca del Guadiana. También se utiliza esta infraestructura para el transporte de agua procedente del embalse de Alarcón con destino al abastecimiento de Albacete y para los riegos de Los Llanos de Albacete.

La Confederación Hidrográfica del Tajo es la encargada de la gestión técnica y económica de la explotación de la infraestructura hidráulica '«Acueducto Tajo-Segura» en la parte correspondiente al tramo de conducción desde la toma en el río Tajo hasta el desagüe en el embalse de Talave.

Corresponde a la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura la supervisión del régimen de explotación del «Trasvase Tajo-Segura», los estudios y propuestas relacionados con la misma, el control y la coordinación de las Confederaciones Hidrográficas.

La «guerra del agua»

Hasta aquí, los aspectos técnicos e históricos de una gran obra de ingeniería que, en el ámbito político, según iban pasando los años, dio lugar a la llamada «guerra del agua», un conflicto que se suscitó no solo entre partidos políticos sino entre varias regiones españolas como Castilla-La Mancha, Murcia o Valencia.

Un gobierno autonómico, el presidido en Castilla-La Mancha por el socialista José María Barreda, impulsó la necesidad de poner una fecha de caducidad al trasvase Tajo-Segura, el año 2015, algo que fue plasmado en la reforma del Estatuto de Autonomía que finalmente quedó frustrada en 2010 al llegar al Congreso de los Diputados, donde tal reforma, precisamente por la «guerra» de intereses políticos entre formaciones políticas y autonomías, fue rechazada.

Ahora, este problema que enarbolan diversas plataformas y organismos en su lucha contra el trasvase, ha pasado otra fase vista la dificultad que entraña la derogación de la infraestructura: la del necesario diálogo y entendimiento entre regiones, cada una de un signo político, como ha ocurrido casi siempre.

Este miércoles, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha propuesto llegar a un «consenso entre todos y para todos los territorios de España« en torno al trasvase Tajo-Segura. En un mensaje escrito en su perfil de la red social Facebook, sostiene que «está muy claro que un proyecto como el Tajo-Segura hoy no sería posible en democracia, porque los ciudadanos podrían haber dado su opinión antes». Añade que esta decisión, «tomada en la dictadura» obliga a «cuajar un consenso entre todos y para todos los territorios de España», y que eso es precisamente lo que va a buscar con el Levante español «para que el agua sea para todos, sin querer perjudicar a nadie, pero haciendo un uso racional de un bien que todos queremos y necesitamos».

La anunciada reunión de Page con sus homólogos de Murcia y Valencia puede abrir una nueva etapa en la historia del trasvase Tajo-Segura.

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