«Esta despedida me llena de paz»

Relevo en la diócesis de Toledo: Braulio Rodríguez se marcha como arzobispo

Braulio Rodríguez se dirige a pronunciar su homilía de despedida como arzobispo de Toledo H. Fraile

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El crucero de la catedral de Toledo acogió este sábado la misa de despedida del administrador apostólico de Toledo, Braulio Rodríguez, después de diez años y ocho meses al frente de la diócesis. La música de la Capilla Diocesana, la Escolanía de los Seises y la Coral del Seminario de San Ildefonso, además de decenas de autoridades políticas, civiles y militares y de toledanos, arroparon durante casi una hora al prelado en su homilía, en la que reconoció que las despedidas son «duras». « Cuesta mucho despedirse , pero, viendo vuestros rostros y conociendo un poco quiénes sois, cuántos sois y cómo sois, esta despedida me llena de paz y miro con confianza al futuro, pues espero en el Señor».

Para su sermón escogió textos centrados en San Pedro, concretamente una de sus propias cartas y la lectura del Evangelio de San Mateo en la que se hace referencia a que será Pedro la ‘piedra’ sobre la que se edificará la Iglesia. En sus palabras reconoció haber vivido su tiempo como arzobispo de Toledo con una «gran intensidad», afrontando «retos nada fáciles», en los que «he tenido que comenzar de nuevo tras fallar y cometer errores».

Pero quiso destacar, sobre todo, la «ilusión» con la que ha trabajado defendiendo la iglesia toledana, por lo que se ha sentido «aceptado y querido» ante las dificultades que ha ido habiendo por el camino.

Después de recordar que «la Iglesia de Roma nos reúne a todos en la caridad de Cristo», comentó los textos proclamados en la misa para hacerse una pregunta retórica: «¿Cómo he servido yo estos años a la Iglesia de Toledo? Sois vosotros quienes tenéis que juzgar cómo he actuado en mi servicio».

Además, hizo referencia al texto evangélico, las palabras de Jesús a Pedro [«Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»] y a Roma (que «no es simplemente la sede un obispo: es la sede apostólica, la del sucesor de Pedro»). Y añadió que «los obispos no somos representantes del Papa; somos vicarios de Cristo», para insistir luego en la catolicidad y apostolicidad, «sin la cual no se es verdadero obispo.

En el tramo final de su homilía, reconoció que « he vivido como obispo con todo mi corazón esa comunión con el Papa Francisco y sus antecesores». «Es grandioso pertenecer a esta Iglesia. Os doy gracias, y muchas, y os pido perdón. Ocuparéis siempre un lugar privilegiado en mi corazón».

El delegado general para el gobierno de la Archidiócesis de Toledo, Francisco César García Magán, fue el encargado de tomar la palabra al final de la celebración. En su discurso agradeció a Rodríguez por la «ejemplaridad de su persona y por la fecundidad de su ministerio».

Posa con su cuadro en la catedral H. Fraile

En la santa misa concelebraron los obispos de Ciudad Real y Cuenca, Gerardo Melgar y José María Yanguas; el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, y su auxiliar, José Rico Pavés, así como el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio Castro.

Junto a ellos, los vicarios generales de las diócesis sufragáneas de la provincia eclesiástica de Toledo: Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Sigüenza-Guadalajara, además de los miembros del cabildo primado y de los sacerdotes de la archidiócesis primada. También asistieron sacerdotes, miembros de la vida consagrada y fieles de las parroquias, así como de las hermandades y cofradías y de los diversos movimientos apostólicos. La nutrida representación institucional estuvo encabezada por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

El 29 de enero de 2019, Rodríguez presentó su renuncia al Papa Francisco al cumplir los 75 años, tal y como establece la legislación canónica para todos los obispos. El Sumo Pontífice aceptó su renuncia el pasado 27 de diciembre. Ese mismo día, la Santa Sede anunciaba su nombramiento como administrador apostólico de la archidiócesis hasta la toma de posesión de su sucesor en la sede primada, Francisco Cerro Chaves, hasta entonces obispo de Coria-Cáceres.

En el escrito en el que comunicaba la decisión del Papa, Braulio exhortaba «de corazón a todos los católicos toledanos —desde los arciprestazgos de La Mancha hasta las parroquias extremeñas en los arciprestazgos de Guadalupe, La Puebla de Alcocer y Herrera del Duque— a recibir a don Francisco como el que viene en nombre del Señor».

Rodríguez fue nombrado arzobispo de la sede metropolitana de Toledo el 16 de abril de 2009 por el Papa Benedicto XVI. Tomó posesión de la Archidiócesis de Toledo, primada de España, el día 21 de junio de ese año. Era el número 120 en la línea de la sucesión apostólica en la archidiócesis.

En su toma de posesión afirmó que «lo que habéis de pedirme es que tenga fortaleza interior y exterior, para que no sólo hable, sino que esté también interiormente decidido, a fin de que sea cristiano no únicamente de nombre, sino sobre todo con la vida; que sea fiel a Cristo y esté dispuesto a gastar mi vida por vosotros, para que vosotros seáis lo más grande que se puede ser en este mundo: cristiano».

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