«Un ataque inesperado que sufrimos en Afganistán marcó mi vida militar»

Entrevista con el coronel director de la Academia de Infantería de Toledo, Javier Marcos. «A los 17 años decidí ser militar, y no me arrepiento; es algo apasionante»

El coronel Marcos en su despacho durante la entrevista con ABC A.P. HERRERA
María José Muñoz

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Este año será el encargado de pronunciar el pregón de la Semana Santa de Toledo, la ciudad donde nació hace 53 años. Es un hombre de acción, con un expediente impresionante y curtido en operaciones de la OTAN y las Naciones Unidas. Ha trabajado en la Casa Blanca en estrecho contacto con Barak Obama y otros políticos como Henri Kissinger o Condoleezza Rice. Y tiene acreditado el nivel de «experto» en los idiomas francés, inglés e italiano.

¿Qué supone para usted como toledano pregonar la Semana Santa?

Sorpresa y agradecimiento. Pregonar en Toledo siempre es una responsabilidad; si además se trata del pregón de su Semana Santa, esta responsabilidad es aún mayor pues hablamos de unos acontecimientos que han marcado la historia de la humanidad. Es también un voto de confianza hacia la Academia de Infantería, que siempre ha estado junto a los toledanos y a sus instituciones.

¿Cree que los toledanos valoran la labor que realiza la Academia?

Siempre he creído que sí y ahora, que lo vivo día a día, lo confirmo. En Toledo uno se siente valorado, y esto es muy bueno para los 500 alumnos que aquí se forman cada año. Basta observar las muestras de apoyo y de cariño que siempre recibimos en la procesión del Corpus Christi, así como la mayor afluencia de toledanos de todas las edades a los actos que celebramos en la Academia, como la jura de bandera para civiles del próximo 5 de mayo. La diferencia entre el pasado y el presente está en que hoy esta buena valoración es prácticamente unánime en nuestra ciudad. Durante años, la labor de la Academia de Infantería se ha visto por una parte de la sociedad toledana con ciertos prejuicios. Creo que estos ya no existen porque nos conocen y saben que servimos a todos por igual. Saben que en la Academia se trabaja duro y que el resultado son cientos de oficiales y suboficiales que cumplen perfectamente los cometidos que el Estado de Derecho les atribuye y les exige. Además, el hecho de estar ubicados en la misma ciudad les proporciona una sensación de defensa y seguridad que se percibe positivamente.

Habla del Corpus. ¿Alguna novedad para este año?

Tradicionalmente siempre desfilaban los cadetes, mientras que los alumnos de suboficiales cubrían carrera por las calles. Este año, lo que quiero es que los alumnos que van a ser sargentos también acompañen a la Custodia. Creo que tienen el mismo derecho que los oficiales a vivir un momento tan bonito.

¿Quiere eso decir que pretende democratizar la Academia?

Llámelo como quiera (risas). Y la novedad va a gustar mucho porque van a ver que en la procesión caben todos. Y habrá más militares en la procesión. Además de los siete que acompañan a la Custodia, los que van detrás serán 100 o 120, en lugar de 80.

Es usted de los pocos directores toledanos que ha tenido la Academia. ¿Qué recuerdos de su infancia destacaría, cómo surgió su vocación militar?

Tuve una infancia muy feliz, tanto en mi familia más cercana, como en mi grupo de amigos. Lo cierto es que desde niño viví en un ambiente en el que los valores importaban mucho. Muchos de esos amigos eran también hijos de militares, lo que hacía más fácil vivir esos valores que, durante toda mi vida, han guiado mi conducta personal y profesional. Con 17 años decidí ser militar, simplemente, porque me gustaba. Lo cierto es que, hasta el último momento, dudé si estudiar Medicina o ingresar en la Academia General. Aunque mi padre era militar, nunca me sentí influido por esta circunstancia. Él siempre me decía: hijo, estudia lo que quieras, lo importante es que te guste y que lo hagas bien. De lo que no tengo dudas ahora es de que acerté. Ser militar es apasionante.

Estar entre la gente es una cosa preciosa, pero no solo significa estar desfilando entre la gente; significa ir al Hospital Nacional de Parapléjicos a echar una mano, o a los asilos, o a un convento de la ciudad a llevar leña. O colaborar con una ONG. La palabra tradición en Toledo tiene que ir acompañada de seguir avanzando. El Corpus me encanta pero no es la prioridad

Formación de líderes

¿Qué ha cambiado en la Academia desde que usted está al frente, cuáles son sus principales proyectos?

Cuando asumí el mando, en diciembre de 2016, me encontré una Academia muy preparada y perfectamente organizada para cumplir su misión que, como usted sabe, es formar los oficiales y suboficiales de Infantería que necesita el Ejército de Tierra. Me he propuesto incidir en todo lo que tiene que ver con el liderazgo, pues los nuevos oficiales y suboficiales de Infantería deben ser auténticos mandos capaces de decidir, de adaptarse a cada escenario operativo y, muy especialmente, ser ejemplo siempre. Mi prioridad es la formación de líderes, la Academia es una factoría de líderes, hombres y mujeres capaces de decidir cuando están solos y no tienen a quién preguntar y estén combatiendo, por ejemplo, en Letonia, Mali, o el Líbano.

¿Qué les espera a sus alumnos?

Una vida apasionante. España va a seguir participando en operaciones, ahora estamos en 16 operaciones para el restablecimiento y el mantenimiento de la paz, y para eso a veces hay que utilizar unas herramientas que son duras. Les esperan 32 o 34 años de vida profesional en la que durante tres o cuatro años estarán en misiones. Y van a vivir momentos en que tendrán que decidir solos qué hacer, como me ha pasado a mí. Les enseño a tomar decisiones en momentos difíciles.

¿En algún momento ha estado usted en una situación de serio peligro para su vida, ha pasado miedo?

En 2010, en Afganistán, iba de jefe de la unidad de helicópteros españoles y tuvimos situaciones de riesgo real en las que recibimos fuego. Esa experiencia, ese ataque inesperado, ha marcado mi vida militar porque cuando hieren a alguien que tienes a veinte metros y ves la sangre de tu compañero, sea español o de donde sea, tu vida cambia. Fue el primero, aprendí mucho, sobre todo lo que significan palabras valor, compañero, riesgo, fe...Y eso es muy bueno para mí ahora, como director de la Academia, porque sé que quiero de mis alumnos.

¿Por qué cambió su vida esa experiencia?

Habían disparado y nos imaginamos que iba hacia nosotros. Durante ese segundo en que estás pensado qué pasa, las personas a las que mandas, los soldados, se vuelven hacia ti, mirándote, esperando órdenes, y en ese momento tienes que estar muy bien preparado para decidir porque de ello depende que te esté esperando en el camino una emboscada, o un IED (artefacto explosivo improvisado), y puede ser que caigan ocho de los tuyos, con lo cual te has cargado ocho vidas, ocho familias y montones de amigos.

El militar y la valentía

¿Al militar se le presupone la valentía?

Claro, hay que ser valiente. Aquí se producen bajas voluntarias de gente que con una honradez excepcional me dice: «Mi coronel, yo no valgo, la Infantería y los españoles se merecen un oficial o suboficial, y yo no estoy en condiciones de ser como ellos esperan de mí; no soy capaz de decidir y no puedo tener en mis manos la vida de otras personas sin estar preparado». Otros dirían me callo, salgo de la Academia y tengo un trabajo. Pero no, te lo dicen con lágrimas en los ojos.

¿Qué echa en falta en las Fuerzas Armadas?

Si me permite, la pregunta podría ser qué echo en falta «desde» las Fuerzas Armadas. Echo en falta un desarrollo de la cultura de defensa en la sociedad española similar al desarrollo económico, social...pero en esto no se ha avanzado. Creo que un país como España, que está en el grupo de los mejores, precisa de una sociedad convencida de la necesidad de contar con unas Fuerzas Armadas perfectamente preparadas y equipadas para garantizar su defensa y su seguridad. Se está planteando en otros países que la juventud conozca al Ejército, y viceversa, que se cree un vínculo de conexión entre la juventud y las fuerzas armadas, de manera que no nos vean como algo ajeno sino que nos conozcan. Además, es un factor de conexión social y nacional.

¿Le gusta, como militar, estar entre la gente?

Es una cosa preciosa, hay que estar entre la gente. Pero estar entre la gente no significa solo estar desfilando entre la gente, significa ir al Hospital Nacional de Parapléjicos, que mis alumos vayan allí a echar una mano y vean que no todo es tan bonito, que la gente sufre; o ir a los asilos, porque un día ellos también serán mayores; o si en algún convento de la ciudad necesitan leña para las calefacciones, pues nos acercamos y llevamos la leña, o colaboramos con una ONG. La palabra tradición en Toledo tiene que ir acompañada de seguir avanzando y aquí se pueden hacer muchas cosas. El Corpus me encanta, pero no es la prioridad.

¿Es partidario de recuperar el servicio militar, como pretende Macron en Francia?

El servicio militar obligatorio es implanteable. Lo que sí es cierto es que hay una figura, la del reservista voluntario, que son licenciados, ingenieros...al que le gusta el Ejército y se alista. En España hay 4.000 reservistas y se les activa dos veces al año. En la Academia hemos activado a un historiador que nos está ayudando en la biblioteca con la documentación. O un filólogo de lengua inglesa que nos ayuda a traducir documentos. En otros países, los reservistas son casi otro ejército. Macron tiene un presupuesto de 44.000 millones de euros, y aquí tenemos 9.000 millones: hay otras prioridades. Podría hacerse un servicio militar voluntario de un mes, pero eso cuesta 5.000 millones al año y no se puede hacer.

Las ideologías y la bandera

Usted ha trabajado en EE.UU, donde la bandera del país la utiliza todo el mundo, al margen de ideologías

Sí, su bandera no tiene color político. Y yo creo que ya, en España, hemos conseguido entre todos apartarla de cualquier ideología. La bandera es de todos y representa a todos, significa el esfuerzo de todos los españoles, hayan pertenecido al partido que hayan pertenecido o combatido.

¿El problema de Cataluña es incómodo para el Ejército?

Los 2.200 militares que hay allí están cumpliendo su función con normalidad. Es una cuestión política en la que el Ejército no tiene nada que decir, es una herramienta más del Estado y no es la más idónea para solucionar un problema político.

¿Cree que el desafío secesionista ha fomentado el amor a la bandera?

Yo creo que sí. No hay nada como que ataquen a una institución como para provocar la reacción contraria. Recientemente se han celebrado juras de bandera civiles en Cataluña y cada vez asiste más gente.

¿Cómo valora la integración de la mujer en las Fuerzas Armadas?, ¿cuántas hay en la Academia?

Mi valoración es totalmente positiva. Esta es otra de las cuestiones en las que las Fuerzas Armadas españolas han sido modélicas y pioneras. Preba de ello es que ejércitos de otras naciones se han interesado por el modelo de integración español, cuyos resultados dan fe de lo que le digo. Por lo que se refiere a la Academia de Infantería, el porcentaje total de mujeres es del 15%. Hay muchas más en tropa, el 30%.

¿Tendría inconveniente en que le mandara una mujer?

Ninguno, ya lo han hecho. Siendo capitan tuve una teniente coronel estadounidense fenomenal. Y he tenido subordinadas oficiales y suboficiales que cumplen perfectamente su labor.

¿Teme que la mejora ecomómica de España y la disminución del paro perjudiquen el reclutamiento de la tropa profesional?

No creo creo que esos dos factores lo perjudiquen directamente. La opción de ingresar en el Ejército, ya sea en las escalas de Oficiales, Suboficiales o de Tropa, ofrece hoy atractivos profesionales per se, que me llevan a pensar que no hay que temer por lo que usted me plantea.

El Ejército es uno de los estamentos más valorados por la ciudadanía. ¿A qué lo atribuye?

Sin duda, las misiones en el exterior han sido la gran oportunidad para darnos a conocer mejor a la ciudadanía española. La profesionalidad, la honradez y la ejemplaridad con la que venimos cumpliendo nuestras obligaciones, dentro y fuera de España, han sido y son determinantes para haber logrado esta valoración tan positiva.

Con su experiencia y expediente, ¿cree que estará en la Academia mucho tiempo?

Por lo pronto, estoy feliz de ocupar este puesto, que me parece una magnífica responsabilidad.

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