El abogado Sánchez Garrido, en su despacho de Toledo
El abogado Sánchez Garrido, en su despacho de Toledo - Luna Revenga
25 ANIVERSARIO ABC-TOLEDO

«Antes los políticos teníamos ilusión, sin pensar en los votos»

La mirada privilegiada que le confieren ocho años al frente de la Alcaldía nos ayuda a recordar el tránsito experimentado por la ciudad

Toledo Actualizado: Guardar
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«Sonido del metal», una escultura minimalista en el Paseo de Recaredo recuerda su paso por la Alcaldía de Toledo, responsabilidad que ejerció durante dos legislaturas, de 1983 a 1987, y de 1991 a 1995. Esta obra es el regalo que aquel alcalde hizo a la ciudad hace unos años, una pieza firmada por Fidel Díaz, escultor de la localidad toledana de Alameda de la Sagra, que simboliza el amor de un hombre por una ciudad por la que trabajó duramente y que, en el balance de alegrías y sinsabores, destacan sin dudarlo las primeras.

Joaquín Sánchez Garrido, ahora retirado de la política y al frente de un prestigioso bufete de abogados, es el más destacado artífice de que Toledo fuera declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986.

Él se lo peleó casi en soledad, en medio de la tibieza de otras administraciones gobernadas también por el PSOE, pero aquel reto indispensable se consiguió, y este año celebramos el treinta aniversario del destacado título.

Él era el alcalde de Toledo hace 25 años, aniversario del nacimiento del Diario ABC-Toledo, un periódico que «sigo comprando todos los días» y delque guarda buenos recuerdos, dice.

—¿Qué significa para usted el diario ABC?

—ABC siempre me trató con muchísima objetividad; es más, incluso, con una objetividad positiva, no regateando el elogio y haciendo una crítica constructiva a mi gestión. Y con los redactores de ABC he tenido y tengo un trato personal estupendo

—¿Qué relación mantuvo en general con los medios de comunicación?

—Mi primera legislatura con la prensa fue bastante dura, había medios demasiado hostiles, demasiado utltraconservadores contra todo lo que pudiera representar un cambio. No se centraban honradamente en el trabajo que yo pudiera hacer, sino en el ataque personal. Y sufrí mucho, decían muchas barbaridades de mí y llegaban hasta la ofensa personal. La segunda etapa fue diferente, los medios de comunicación eran otros y ya numerosos y, aunque cada uno tenía su línea editorial, no se mezclaban las cosas.

—Usted fue el primer alcalde socialista que ganó la Alcaldía de Toledo, y fue querido por la ciudadanía. ¿Por qué no volvió a presentarse al acabar su primer mandato?

—Tuve problemas con mi partido en cuanto a la candidatura, discrepancias con los que mandaban por aquel entonces en el PSOE: Jesús Fuentes como secretario provincial, y Ricardo Sánchez Candelas como responsable del comité local.

—¿Se fraguó una enemistad?

—No, pero fue muy desagradable.

—Tras ese paréntesis de cuatro años, volvió a ganar la Alcaldía, y en las elecciones de 1995 la perdió frente al candidato del PP, Agustín Conde. Pero usted no se quedó haciendo oposición y eso se le criticó mucho. ¿Habría sido otra su actitud ahora?

—Creo que hicimos una labor muy buena en el ayuntamiento y no era justo que los pecados de Roldán se me atribuyeran a mí. No lo comprendí.

—En ese momento Aznar estaba en la cresta de la ola, y en abril de 1995 sufrió un atentado, con lo que ganó popularidad. Y en las elecciones municipales de mayo, un mes después, el PP arrasó. No fue su culpa. ¿Por qué no se quedó haciendo oposición?

—A lo mejor, si me hubiera quedado como concejal en el Ayuntamiento, me habrían dado una salida honrosa en la Junta, pero yo eso no lo entendí, como no entendí que se me hiciera copartícipe de los desaguisados de otros. Y mire, a nivel de calle nadie me lo ha reprochado, en absoluto. Me decían muchos: nos hemos confiado, creíamos que iba usted sobrado de votos, nos hemos equivocado.

—¿Qué noticia le gustó protagonizar en aquellos años?

—Cuando concedimos a Adolfo Suárez el Premio Internacional Alfonso X El Sabio el 17 de enero de 1995 y el Rey Juan Carlos se lo entregó en el Teatro de Rojas de Toledo. Me gusta destacar esa noticia porque la relevancia fue para la ciudad. Prueba de ello es que, todavía, en algunos telediarios, se ven las imágenes de Suárez recogiendo el premio en el Rojas. Además, ese mismo día, por la mañana, inauguramos el Parque de las Tres Culturas.

—Ese parque fue algo importante.

—Significó muchísimo para mí. Aquello era un descampado...y se convirtió en un pulmón verde para tantas personas mayores, jóvenes y niños. Pero también representó la remodelación de la Avenida de Europa, que entonces era una callecita pequeña de una sola dirección. Bajamos la estatua de Alfonso X El Sabio desde el Miradero, que siempre estaba sucia y con pintadas, y la enlazamos con el premio del mismo nombre.

—¿Qué noticia le hubiera gustado que nunca hubiera ocurrido?

—Son dos. Cuando en 1986 explosionó una bomba en la Fábrica de Armas y murió una trabajadora, Pilar Hidalgo Rico, y cuando se declaró un incendio en el hospital Virgen de la Salud y murió un bombero, Pablo Carrasco, funcionario del ayuntamiento, en enero 1987. Fueron noticias espantosas.

—¿Qué ha variado en Toledo en estos últimos 25 años?

—No llegábamos a los 50.000 habitantes cuando yo entré en el Ayuntamiento, era una ciudad mucho más reducida, más pequeña. Prácticamente, un poco más allá del hospital Virgen de la Salud ya había campo; la Avenida de Europa era un desierto, existían cuatro casas en Palomarejos y Santa Bárbara, y teníamos un polígono residencial e industrial incipiente, una ciudad que, casi sin instalaciones educativas y deportivas, fue creciendo, modernizándose con nuevas infraestructuras. Y a ello contribuyó mucho que Toledo fuera elegida capital de la región en 1983. Todos los alcaldes de Toledo hemos hecho lo mejor que hemos podido para que la ciudad avanzara.

—¿Qué diferencias encuentra entre los políticos de hace 25 años y los de ahora?

—Nosotros teníamos un punto de ilusión muy importante, era la ilusión cívica por el interés general y por sacar adelante una ciudad sin pensar en exceso en el tema votos. Yo prácticamente vivía en el Ayuntamiento, pero aquello fue una experiencia maravillosa que forma parte de mi vida.

—¿Se parece en algo el PSOE de ahora al de antes?

—En nada. En la época de Felipe González y Alfonso Guerra el nivel era muy alto.

—¿Qué opina de Pedro Sánchez?

—Le conozco, he comido con él, y mi impresión es que es un hombre honesto. Podrás estar o no de acuerdo con sus ideas, con su táctica política, pero considero que es honesto.

—¿Cómo ve a Emiliano García-Page como presidente de la Junta?

—Él tiene experiencia en la Junta de Comunidades, donde ha sido portavoz, consejero de Presidencia, de Obras Públicas, de Bienestar Social...el Gobierno no le es ajeno en nada. Ha crecido en la escuela política de José Bono y para él creo que es importante. Ahora veo que tiene que abrirse camino entre las dificultades, aprender a gobernar con pactos...pasar de un gobierno de mayorías absolutas aplastantes a la actualidad; todo eso hace que la mente se espabile.

—¿Y la alcaldesa de Toledo?

—Tengo un gran aprecio por su marido, Antonio Guijarro, una persona muy honrada por la que conocí a Milagros Tolón. Está muy centrada en el ayuntamiento, se ha rodeado de un equipo de gente joven que está dando muy buen juego, y ha tenido la capacidad política de abrirse a los otros grupos, un síntoma de buena política que con un poco de suerte va a conseguir muchas cosas para la ciudad.

—¿Qué le gustaría que dijeran de usted cuando muera?

— Que me recuerden como un hombre honrado que ha trabajado por los demás, y que mi familia tenga un buen recuerdo de su padre, su marido y su abuelo, que los quiso mucho.

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