El andamio en la torre de la catedral de Toledo se puede colocar antes del Corpus

La instalación puede durar un mes y las obras de rehabilitación se alargarán durante un año aproximadamente

Dos policías locales de Toledo colocan vallas al lado de la torre, tras la caída de la piedra en octubre A. Pérez Herrera
Mariano Cebrián

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Diecisiete días después de que el Ayuntamiento de Toledo anunciara la concesión de licencia de obra al cabildo catedralicio para la restauración en la torre de la catedral primada , este viernes el deán, Juan Miguel Ferrer, dio a conocer que la empresa encargada de esos trabajos, Ulma, ya ha solicitado al Consistorio toledano, a su vez, permiso para montar el andamio.

El motivo, según informó Ferrer, es que los trabajos de rehabilitación precisan de la ocupación de unos 70 centímetros de vía pública, por motivos de seguridad , en la fachada que da a la calle Arco de Palacio. «Este es el último paso para que comiencen las obras de la torre de la catedral de Toledo», algo que, según subrayó el deán, «puede producirse enseguida, en cuanto nos den el permiso, incluso antes de la celebración del Corpus Christi porque ello no imposibilitaría el normal desarrollo de las actividades programadas, eso sí, siempre cumpliendo con las normas de seguridad».

Por su parte, el arquitecto conservador de la catedral de Toledo, Jaime Castañón, explicó que el montaje del andamio para arreglar la torre, que tendrá unos 60 metros de altura y se instalará en las cuatro caras de la torre, puede durar un mes aproximadamente, mientras que las obras se pueden prolongar durante un año o más, en función de las dificultades que se encuentren en las labores de rehabilitación.

Jaime Castañón detalló que la obra comenzará desde arriba hacia abajo a lo largo de los 50 metros de la torre de la catedral , excepto la aguja superior, donde se intervino en la década de los 80 del siglo XX y que ahora se excluye de la restauración. El arquitecto recordó que ya se hizo un primer reconocimiento del estado de la torre con drones y también con operarios, que se descolgaron por la misma para revisarla in situ.

A partir de ahí, Castañón dijo que se revisará nuevamente en su totalidad para ver si existe algún desperfecto que no se haya observado y luego se procederá a la consolidación de los elementos, por ejemplo, si se detecta alguna pieza mal colocada o falta alguna, sobre todo en aquellas zonas que son importantes desde un punto de vista constructivo.

En este punto, hizo hincapié en las cornisas, porque más allá de su función estética, tienen un efecto constructivo para proteger la torre y que el agua no resbale por la fachada, llegando incluso a poder causar filtraciones en la piedra, sino que salga hacia afuera.

Tras esta revisión, se procederá a la limpieza, empezando por «lo principal», como quitar restos de excrementos de palomas o incluso plantas, y por último se procederá a la restauración. Castañón afirmó que «la piedra que no es cornisa está bastante bien» y que la torre, en general, no está muy sucia.

En total, según calculó el arquitecto conservador de la catedral, trabajarán casi un centenar de operarios de distintos oficios , como canteros, herreros o conservadores, entre otros, si bien de forma simultánea solo podrán estar subidos en los andamios unos diez trabajadores, que trabajarán todos al mismo nivel, por motivos de seguridad.

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