El poeta Jesús Maroto posa con su nueva obra, «Laguna negra»
El poeta Jesús Maroto posa con su nueva obra, «Laguna negra» - Ana Pérez Herrera

Poemario de un viaje a Dublín

El poeta toledano Jesús Maroto presenta «Laguna negra», su última obra poética

Toledo Actualizado: Guardar
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Laguna negra («Dubh linn» en gaélico) es el nombre que le dieron los antiguos irlandeses a Dublín, la actual capital de la República de Irlanda. Pero Laguna negra es también el título de la última obra del poeta toledano Jesús Maroto (Villafranca de los Caballeros, 1958), colaborador de Artes&Letras de Castilla-La Mancha.

«Yo no he ido a buscar Laguna negra, Laguna negra me ha buscado a mí», afirma Maroto. Quizá como los antiguos habitantes de Dublín encontraron agua potable en la laguna negra que se formaba en el río Poddle, afluente del principal río de la ciudad, el Liffey, cuyas aguas se volvían en saladas debido a las altas mareas procedentes del mar de Irlanda.

De ahí viene el título de este poemario, que surge del viaje que Jesús Maroto hizo con su mujer a Dublín, donde su hija mayor está viviendo gracias a una beca de estudios.

«Esta inquietante y extraña ciudad», como es calificada en el prólogo, es la cuna de numerosos escritores de prestigio, algo que se ha institucionalizado con su declaración como «Ciudad Literaria» por parte de la Unesco (Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

«Yo lo concibo como un largo poema, pero no sé si lo he conseguido». Así se refiere Jesús Maroto a su última obra, que podría calificarse más como un «poemario de viaje», ya que si alguien hubiese escrito una guía de viaje, habría escrito algo parecido a esto. Es una edición no venal de la que se han publicado solo unos 200 ejemplares que se han distribuido gratuitamente en formato papel y pronto se publicará también en internet. «Su destino es internet, porque quien no esté en la red está muerto, no existe, esa red de incertidumbre que mantiene en vilo al mundo», aclara el poeta toledano.

«Cuando escribí el poemario quise hacerlo a mi manera. Estoy en un proceso en el que paso de las editoriales y quería hacer una cosa personal. Por eso, he querido que en esta entrega colaborara toda mi familia, porque además toda la familia ha participado en el viaje», explica Jesús Maroto. Un «Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como» en toda regla, ya que el prólogo está escrito por María Cruz Magdaleno, periodista y mujer del autor. La correción final y apuntes son de Ágata, hija mayor del poeta y estudiante que ahora está en Dublín, mientras que la hija menor, Amanda, es la autora de los dibujos que ilustran el poemario.

Paseando por las mismas calles que otrora lo hicieran grandes literatos como Oscar Wilde, James Joyce, Jonathan Swift o Bram Stoker, entre otros, Jesús Maroto se encontró con «una ciudad en la que dan ganas de meterse a lo caliente y escribir». Algo que se respira en algunas de las estrofas del poemario, como en el siguiente: «Las paredes de ‘Poets Corner’/están decoradas con versos./Versos que los poetas de ahora no escribirán jamás./Su obsesiva búsqueda de la belleza sin mensaje/está convirtiendo la poesía/en algo inútil/para la sociedad».

El poeta toledano califica a Dublín como una «ciudad bella». Sin embargo, señala, «su belleza es decadente tanto en el sentido artístico como físico y actual, ya que hay muchos edificios abandonados, llenos de cables y calles sucias». De hecho, aunque dice que la capital irlandesa le ha hecho un gran favor al inspirarle en este poemario, reconoce que no volverá nunca a Dublín, pero una parte de él se quedó allí.

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