Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (61): Atardecer con Shakespeare (II)

«Mientras tanto, el bufón componía una danza de llanto, de metáforas fieras, y reía»

Beatriz Villacañas
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La luz que había invadido todo el día se iba haciendo pequeña. Como el rostro de Otelo, una sombra sureña celosa se extendía. En mis brazos el Rey Lear dormía soñando con sus hijas. Mientras tanto, el bufón componía una danza de llanto, de metáforas fieras, y reía. La sombra de una acacia se movía y Macbeth la miraba. Ahora sin miedo alguno con las brujas hablaba. Sólo en mis manos su ambición vivía. El sol se desplomó, y el fiel fantasma se apresuró a poblar mis inquietudes: sólo aparentes eran las virtudes de Elsinor, del mundo y de mi alma. Las hadas por la hierba no se encuentran, pues juegan a esconderse. Las he visto perderse cuando inconscientes en mi vida entran.

Oberón y Titania, de la mano, caminan por las sombras tras su guerra. Yo camino, sabiendo, por la tierra, que perdí tantas noches de verano.

Y cuando, en otro atardecer, Shakespeare llama a mi puerta, abro y le saludo diciendo:

WILL: OTRA VEZ TÚ

Ya sé, sueles hacerlo de repente.

dibujarte en la tarde sonriendo.

La historia en la tersura de tu frente,

desarrugando la vejez del tiempo.

Ya sé, sueles hacerlo entre tormentas,

tan pequeñas e íntimas que escuecen,

abriendo heridas que se forman lentas

en los caminos que la carne ofrece.

Viajas en un llanto muy lejano,

más lejano que tú y aún más que Ulises,

por eso mi dolor cabe en tu mano

y se disuelve en antiguas raíces.

Tú sabes que se agosta en la sequía

el jugo de mi paz y de mi calma,

profeta del dolor y la alegría, tú eres la niebla que me moja el alma.

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