El gran bardo del nacionalismo ucraniano

Taras Shevchenko es el gran bardo del nacionalismo ucraniano. Ser nacionalista es el derecho a tener una identidad propia y Ucrania ha luchado de siempre por conseguirlo y lo ha tenido muy difícil. Ucrania es la cuna de Rusia, fue en Kiev, su capital, donde se gestó el primer estado eslavo impulsado por Vladimir I que lo fortaleció de modo importante al decidir acogerse al cristianismo ortodoxo consciente, ya de aquella, de la importancia para la política de una religión organizada. Eran eslavos y de ese grupo étnico surgiría el principado ruso que se estableció en Moscú. Corría la Edad Media y de aquella los 'russis' eran los ucranianos y los de Moscú eran los moscovitas. A partir de ahí Ucrania, la Rus de Kiev, no se vio favorecida en nada. Mientras Moscú se fortalecía, a Ucrania se la disputaban todas las potencias vecinas : mongoles, húngaros, polacos, lituanos, y cómo no los moscovitas, sus hermanos, que la despreciaban. Cuando levantaba cabeza, como en 1648, en que un grupo de eslavos nómadas, los cosacos, lograron establecer allí un estado independiente, el Hetmanato, llegó Catalina II, la gran zarina del Imperio Ruso y lo destruyó. Pero no sólo sufrió Ucrania en lo territorial, además de impedir su identidad como nación se maltrataba a sus gentes atados de por vida a una servidumbre en que los campesinos eran vendidos con las tierras.

Fue en el siglo XIX , cuando la zona de Ucrania pertenecía al Imperio Ruso de los zares, que uno de esos siervos, tras alcanzar su libertad de manera casual, se rebela contra esa penosa situación , reivindica la nación de Ucrania dentro de una federación de pueblos eslavos, y un idioma, el suyo materno: el ucraniano. Su nombre: Taras Shevchenko . Como pintor retrata escenas de las costumbres de su tierra y como poeta escribe en ucraniano. Shevchenko pudo entrar en la Academia de Artes de San Petersburgo y ser reconocido. Pero Shevchenko no se apoltronó en su éxito y dedicó su vida a reivindicar Ucrania ante el Imperio Ruso (1547-1917). Así, se introdujo en una sociedad secreta, Cirilo y Metodio, por lo que sufrió exilio y cárcel y la prohibición de pintar o escribir en ucraniano. Pero no hizo caso, y su legado, pletórico de amor a Ucrania, ha hecho que su pueblo hoy le venere. Su retrato está por todas partes, en todas las casas y su colección de poemas kobzar es la biblia de los ucranianos . En Kiev y fuera de Kiev todo se llama Taras Shevchenko: la Universidad Nacional, un distrito, una parada de metro, tres museos, una plaza, innumerables monumentos, un parque. En toda Ucrania se repite su nombre como un mantra. Su tumba está en una colina a orillas del Dniéper, el gran río que atraviesa Ucrania, tal y como él lo imaginó en su poema Testamento , más traducido que nuestro Quijote. En él dejaba este legado a los ucranianos: «¡A mí, enterradme, más de pie vosotros, las cadenas que os atan quebrantad, y con la impura sangre derramada la Libertad sagrada salpicad!».

Tras la muerte de Shevchenko y la desaparición del imperio ruso, llegó la Unión Soviética y Ucrania se convirtió en una de sus repúblicas soviéticas (1922-1991). Stalin sometió al pueblo ucraniano a una hambruna en la que murieron millones de personas por inanición, el llamado Holodomor (1932-1933). Sólo con la reforma de la Perestroika, en 1991, Ucrania consiguió ser una nación libre, eso sí parece que con la promesa no escrita de que nunca pertenecería a la OTAN. Putin amenaza hace días con invadirla, está en ello. Ya se hizo con la península de Crimea y la zona este en 2014, y Ucrania se ha convertido en el centro de operaciones de la tensión entre Estados Unidos, la UE y Rusia pero los que sufren son los ucranianos.

Por eso Taras Shevchenko debe estar revolviéndose en su tumba, porque su pueblo sigue sufriendo las injerencias de unos y otros y no le dejan ser libre y soberano. Han conseguido dividir a la población, hacerla vulnerable y no quiero ni imaginar cómo podrá acabar esto aparte de la muerte y destrucción en aquel territorio. Es verdad que la mayoría de Ucrania mira a Occidente y quiere entrar en la OTAN y en la UE, pero también es verdad que Ucrania es eslava, y que lo que Taras defendía cuando pertenecía a aquella sociedad con nombre de los inventores del cirílico, cuna del ruso y el ucraniano, los santos Cirilo y Metodio, era la creación de una federación democrática de pueblos eslavos con capital en Kiev. Y les aseguro que nadie amó a Ucrania como este poeta.

Shum es la canción que Ucrania llevó a Eurovisión el año pasado del grupo Go A, quedó en el quinto puesto. Go A significa movimiento Alfa de vuelta a las raíces culturales. Mezcla folk con sonidos electrónicos. El folk es el ADN musical de los ucranianos , lo que da cuenta de cómo y hasta qué punto reivindican su identidad. El fundador del grupo y multiinstrumentista tiene el mismo nombre que nuestro poeta: Taras Shevchenko , sus otros componentes son Katerina, Igor e Iván. Según ellos explican, invocar a Shum, es invocar a la primavera, acelerar el despertar de todos los seres vivos después del invierno. Pero tras la pandemia adquiere otro significado según dicen en sus redes y que viene muy al caso: y es la importancia de que recordemos que las personas formamos parte de una sociedad definida en un tiempo y un espacio, sí, pero aún de algo más grande. Y ese espíritu es el que desde aquí reivindicamos para Ucrania en esta primavera incierta para el país, el espíritu de la libertad y los derechos de Occidente, pero también el de la fraternidad con sus hermanos eslavos, que también sufren con esta guerra , porque todos formamos parte de algo más grande que supera todas las fronteras, la gran legión de la humanidad.